3.28.2012

ELVIRA DE LAS CASAS: GAVIOTAS HABANERAS, ESTRENO DE AKUARA TEATRO EN EL DIA INTERNACIONAL DEL TEATRO


El grupo de teatro Akuara, en su sede del distrito de arte de Bird Road, celebró el Día Internacional del Teatro con la puesta en escena, por primera vez en Miami, de Gaviotas habaneras, una obra escrita, dirigida y protagonizada por Yvonne López Arenal junto a Carlos Alberto Pérez.

Gaviotas presenta la historia de Ignacio, un actor cubano recién llegado a Miami que trabaja de camarero mientras ensaya una obra de teatro con la que sueña conquistar el éxito. De manera inesperada, Ignacio se reencuentra con María de la Caridad, a quien al principio no reconoce de la época en que ambos vivían en La Habana, pero que acaba siendo determinante para su futuro profesional y sentimental.

Yvonne retomó esta obra después de haberla estrenado en Los Angeles en el año 2002, y ajustó algunas partes para actualizarla, además de agilizar la trama con la inclusión de dos personajes que no estaban en el texto original. Se trata de Eleggua, el orisha del panteón yoruba que está representado por dos gemelos y que Miriam Bermúdez y Christian Ocón interpretan con gran acierto, dotando a sus personajes de la picardía y el carácter juguetón que se les atribuye en la religión afrocubana.

Yvonne, como todos los artistas auténticos, es osada y no le teme a los retos. Por eso no tuvo reparos en interpretar a un personaje que obviamente estaba pensado para una actriz diez años más joven, y salió airosa de esta prueba, pues su actuación es tan profesional que el espectador llega a verla en escena como la sensual María de la Caridad, que aunque ha triunfado como empresaria, no renuncia a su sueño de volver a los escenarios. 

En cuanto a Carlos Alberto, se metió tanto en su personaje de Ignacio, que logró que el público se olvidara por completo de sus personajes anteriores, el Paradigma de El banquete infinito y el Sebastián de Traficantes de pasión. Por momentos ambos personajes se parecían demasiado entre sí, tal vez por el corto tiempo que transcurrió entre el montaje de las dos obras. Pero Ignacio es, quizás, uno de los personajes más frescos y coherentes que ha interpretado el talentoso actor cubano en los últimos tiempos, por cuanto le ha permitido mostrar sus dotes para el teatro musical, tanto cuando usa su voz, potente y afinada, para cantar, como cuando baila, demostrando que puede hacerlo dignamente, sin que llegue a ser un posible concursante de Dancing with the Stars.

Mención aparte merecen Miriam Bermúdez y Christian Ocón, interpretando a un productor de televisión español y a una disparatada conductora de un programa de farándula, quienes logran arrancar carcajadas del público por su manera de hablar y sus diálogos, un verdadero monumento al absurdo.

La puesta resultó, en términos generales, todo un éxito. El espectáculo es visualmente muy atractivo y la música espectacular, pues incluye desde temas afrocubanos hasta la canciónIt Had to be You, que ha sido utilizada en varias películas de Hollywood e interpretada por destacadas figuras, desde Priscilla Lane en The Roaring Twenties, en 1939, hasta Diane Keaton, en la película Annie Hall, de 1977.

Hay instantes en los que, sin embargo, las escenas parecen estancarse, con un ritmo demasiado lento, como cuando se proyectan en la pared imágenes de La Habana. A mí me pareció que la proyección se extendió demasiado tiempo sin una justificación dramática, diluyendo un poco el impacto emocional que provocan esas imágenes nostálgicas en el espectador; tal vez ese tiempo podría reducirse a la mitad, para que el efecto sea más contundente. Pero este y otros detalles seguramente se irán puliendo con el tiempo. No se debe olvidar que Yvonne actúa y dirige a la vez, algo que resulta difícil hasta para los directores más experimentados, pero a ella le sobra talento para innovar y triunfar con cada proyecto que se propone. Lo ha demostrado en este primer año de existencia de Akuara, una sala teatral convertida ya en un importante punto de referencia cultural de nuestra ciudad.

3.26.2012

BENEDICTO XVI: SANTA MISA EN SANTIAGO DE CUBA, CUBA


Cuba tiene necesidad del testimonio de su fidelidad, de su unidad, de su capacidad de acoger la vida humana, especialmente, la más indefensa y necesitada. Queridos hermanos, ante la mirada de la Virgen de la Caridad del Cobre, deseo hacer un llamado para que den nuevo vigor a su fe, para que vivan de Cristo y para Cristo, y con las armas de la paz y el perdón y la comprensión luchen para construir una sociedad abierta y renovada, una sociedad mejor, más digna del hombre que refleje la bondad de Dios. Amén.




La Anunciación por El Greco

Palabras de Benedicto XVI durante la misa celebrada el 26 de marzo del 2012, a un día de la Anunciación. Se llama "Anunciación" a la visita del Arcángel Gabriel, enviado por Dios a la Virgen María para pedirle que sea la Madre del Verbo por la gracia del Espíritu Santo. Ella, consciente de su dignidad y al mismo tiempo su pequeñez, consintió entregándose sin reservas a la voluntad de Dios. El "Sí" de María Santísima abre el camino a la Encarnación que ocurre en ese momento. En ese instante el Verbo se hizo carne. Dios eterno vino a habitar en ella asumiendo la naturaleza humana. Celebramos la Anunciación el 25 de Marzo por ser 9 meses antes de la Navidad (Nacimiento del Señor). El día de la Anunciación el Verbo se hizo carne; La Segunda Persona de la Trinidad asumió la naturaleza humana y comenzó a vivir en el vientre de María Santísima.

FELIX LUIS VIERA: CARMEN KARIN ALDREY, MIAMI


Cortesía de Cuba Encuentro

“Viví las becas militarizadas y las expulsiones por ‘conducta impropia’, los juicios populares, la prisión domiciliaria, las recogidas de ‘desafectos’ en las calles habaneras…” 
Carmen Karin Aldrey, artista de la plástica, escritora, poeta, promotora cultural y fotógrafa, nació en el central azucarero Preston, Holguín, Cuba, en 1950. Es fundadora, directora y diseñadora de la revista cultural La Peregrina MagazineEstudió Pintura con el maestro ecuatoriano Antonio Jurado en la galería Maja Design en la ciudad de Los Ángeles, California, donde también se graduó de College en la especialidad de Turismo. Sus pinturas han sido expuestas en galerías de Estados Unidos y España, entre las que se destacan Department of Cultural Affairs of Los Angeles Gallery, Martin Lauren Galleries, San Francisco, Eagle Rock Community Cultural Center Gallery, Eagle Rock, CVS Productions Gallery, Burbank, The City of Huntington Park Civic Theatre Hall, Huntington Park, Hawthorne Memorial Park Community Center Gallery, Hawthorne, Maja Design Gallery, Echo Park, G & L Community Center Gallery, Hollywood, La Casa Azul, Texas, Galeria Akelarre, La Galería de San Pedro de Alcántara, Galeria Piranesi y Gauguin Gallery de Marbella, G & S Gallery, Galería Obimi y Zu Galeróa de Miami, entre otras.
Carmen Karin Aldrey ha publicado el poemario Aceite (Linden Lane Press, 2011) con 19 ilustraciones a color de su obra plástica, y poesía, narrativa y trabajos periodísticos en diferentes espacios impresos y electrónicos. Ha participado en festivales, eventos artísticos, “silent auctions”, ferias de arte y exhibiciones privadas desde el año 1986. Ha donado parte de su obra para la recaudación de fondos en beneficio de los niños de la calle, deshabilitados, mujeres y familias afectadas por la violencia doméstica, proyectos culturales, la lucha contra el cáncer y el sida.
¿Por qué decidió vivir fuera de su país?
Carmen Karin Aldrey (CKA): Imagino que por la misma razón que ha tenido la mayoría de los emigrados cubanos: renunciar a vivir en una sociedad sin libertades donde no es posible desarrollarse. Pertenezco a esa “generación perdida” de la década de 1960 que sin una ideología determinada fue irreverente, opositora por naturaleza, quizás porque vivimos la transición de regímenes y el rompimiento de valores creó, entre otras cosas, el rechazo visceral a disciplinas dictatoriales impuestas por las nuevas corrientes. Viví las becas militarizadas y las expulsiones por conducta impropia, los juicios populares, la prisión domiciliaria, las recogidas de “desafectos” en las calles habaneras, los interrogatorios en el Departamento Técnico de Investigaciones (DTI), las firmas mensuales en las seccionales de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), la persecución de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y sus consabidas reuniones obligatorias a las que nunca asistía, el sentir en carne propia la ausencia de un padre que cumplía años en las mazmorras de Puerto Boniato por motivos políticos, los registros domiciliarios, las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), El Morro de La Habana, adonde visitaba a un gran amigo allí preso porque se negó a ir al Servicio Militar, una experiencia horrible… esa angustia por los amigos que eran condenados y enviados a los campos de trabajo. Los cantos de las sirenas nunca fueron de mi agrado, y lo supe desde el mismo primero de enero de 1959, a los nueve años de edad.
¿De qué manera salió de Cuba?
CKA: Salí hace más de tres décadas vía España, ayudada por mi padre que cuando eso vivía en California. A través de un amigo suyo del clero se me consiguió la visa en la embajada española. Estuve casi un año en Madrid esperando por la aprobación del permiso de entrada a Estados Unidos, luego pasé un tiempo con mis tíos en Filadelfia y después viajé a Los Ángeles en donde me esperaba mi familia. La saga clásica del formalismo burocrático migratorio que ha hecho que los cubanos seamos expertos conocedores de casi todos los caminos del mundo.
¿Le ha resultado muy difícil adaptarse al sitio en donde reside hoy?
CKA: Al principio no fue nada fácil, cuando salí dejaba atrás a mi madre, mis hermanos, mis amigos, luego con el tiempo fui superando el martirio de la distancia y las renuncias, incorporándome a los nuevos retos de la vida a los que necesariamente me tenía que enfrentar. Hoy por hoy puedo decir que me siento muy a gusto viviendo en Estados Unidos, país que me acogió incondicionalmente y me brindó todas las oportunidades para mi desarrollo profesional.
¿Cuál ha sido su trayectoria artística en su actual lugar de residencia? ¿Qué logros ha obtenido?
CKA: Gracias a Dios he podido realizar la mayor parte de los proyectos que me he propuesto y sigo en ello, soy una persona de trabajo creativo cotidiano, dirijo La Peregrina Magazine, revista electrónica que tenemos en agenda editar en papel, pinto y escribo. Con relación a mi labor como artista me siento bastante satisfecha, he exhibido mi trabajo en España y Estados Unidos y mi obra ha sido bien recibida por el público y los coleccionistas de arte. A nivel literario siento que existe un mundo por delante, tengo varios proyectos en camino. Recientemente mi poemario Aceite fue publicado por Linden Lane Press, la editorial que dirige la escritora cubana Belkis Cuza Malé; me siento muy contenta con este logro porque además la edición del libro es hermosa y refleja una etapa de mi trabajo poético y pictórico. También he terminado mi poemario Guestbook, que será publicado en las próximas semanas.
¿Qué opina de la sociedad de la que ahora forma parte?
CKA: La sociedad norteamericana a diferencia de otras es más abierta a la hora de apoyar a los ciudadanos en sus aspiraciones profesionales, incluso bajo las adversas circunstancias actuales donde la problemática económica es tan complicada, aunque pienso que en general todas las sociedades tienen sus propuestas benefactoras y también sus conflictos, recordemos que somos nosotros, los seres humanos, quienes las construimos. Ojalá llegara el día en que solo existiera una sociedad, la de la Humanidad, donde las diferencias abismales dejaran de existir y se abrieran los brazos a la paz para así acoger la reconstrucción de nuestros hábitats, restaurar la salud del planeta y poder ofrecer a las generaciones venideras un mundo más justo y orgánico.
¿Alguna otra observación para los lectores de Cubaencuentro?
CKA: Solo un mensaje personal: trabajar por las cosas en las que creemos con perseverancia y transparencia, y ver en las obras positivas de los demás lo que realmente son, aportes al crecimiento humanístico.

3.17.2012

FELIX LUIS VIERA: RITA MARTIN, VIRGINIA, USA


Rita Martin, poeta, narradora y ensayista nació en La Habana, Cuba, en 1963. Ejerce a la par la crítica literaria y se desempeña como profesora de lengua española y literatura hispanoamericana en la Universidad de Radford, Virginia. Es la autora de las colecciones de poesía: El cuerpo de su ausencia (1991), Estación en el mar (1992) y Tocada por el astro (2006, 2012, segunda edición); un libro de cuentos: Sin perro y sin Penélope (2003); crítica: Homenaje a Eugenio Florit (2000), y de la pieza teatral Virginia/Flores no me pongan, que ha sido llevada a escena en Miami, en las temporadas de otoño de 2010 y 2011. De próxima aparición, una antología de su poesía titulada Los poemas de nadie y El secreto de Virgilio (ensayo). Edita la sección de reseñas del MIFLC Review y conduce la bitácora de creación Grafoscopio.

“Durante mis caminatas por el reparto El Vedado, en La Habana, aparentes civiles descendían en grupo de las guaguas y golpeaban con violencia mi cabeza. Luego entraban nuevamente al ómnibus que seguía su camino como si nada hubiera pasado”. 

¿Por qué decidió trasladarse a otro país?
Rita Martin (RM): ¿Trasladarse? Se traslada quien elige su desplazamiento físico, geográfico. Por motu proprio nunca hubiera llegado a un país angloparlante en lugar de uno hispanohablante. Personalmente, hubiera evadido un cambio tan radical de idioma, cultura y costumbres. En mi caso fue una expulsión socio-política. Creo que la persona solo logra realizarse en la democracia y que el Estado le debe a su ciudadano y/o contribuyente beneficios sociales básicos como la gratuidad tanto en el cuidado de la salud como en la educación y la protección de la libre expresión y asociación, entre otras, claro. Así, la trayectoria se explica por sí sola, primero me uní a todo un movimiento artístico rebelde que emergía y se consolidaba en la década de 1980. Luego comencé a vincularme a grupos disidentes hasta, finalmente, ser yo misma parte de uno de ellos: “Armonía”. Como la Declaración de Derechos Humanos era una total desconocida, resultaba necesario darla a conocer en el patio, difundirla. Por tal esfuerzo y mi pertenencia a “Armonía”, fui citada a las oficinas de la Seguridad del Estado, en Villa Marista. Una vez ahí se me hizo declarar como falta o error mi filiación socialdemócrata, algo que hube de repetir en el juicio. Este hecho evidencia lo que tantas veces hemos dicho, la inexistencia en el país de una legislación que proteja tanto eldemus como la justicia social. Ahora bien, todo esto ocurría en un momento en que se agotaba un período de mi vida, y cuando un ciclo se cierra, no hay más opciones que cerrar las puertas y despedirse de todo lo conocido y empezar de nuevo, dolorosa y felizmente. Todo a apenas unos meses de cumplir mis treinta y tres años, para resucitar.
¿De qué manera salió de Cuba?
RM: El gobierno estadounidense me ofreció refugio político del mismo modo en que lo hacía con muchos disidentes cuyas vidas se encontraban/encuentran en riesgo. En mi caso, a la persecución diaria y rampante, se sumaba una presión sobre un problema médico particular. Casi todo el mundo sabe que hago unos tics, en lo fundamental, entre cuello y cabeza; pero no todos saben que en mi caso no son el resultado de ninguna manía, sino las huellas de un padecimiento neurológico conocido como Gilles de la Tourette. Los perseguidores, en cambio, dominaban perfectamente este asunto por lo que embestían contra esas partes del cuerpo. ¿Cómo? Durante mis caminatas por el reparto El Vedado, en La Habana, aparentes civiles descendían en grupo de las guaguas y golpeaban con violencia mi cabeza. Luego entraban nuevamente al ómnibus que seguía su camino como si nada hubiera pasado.
¿Le ha resultado muy difícil adaptarse al sitio en donde reside hoy?
RM: No, porque soy libre y he aprendido a vivir en libertad. Y no, no es lo mismo. Ser libre, es más que nada una condición mental del sujeto. De ahí que escritores reformistas tan dispares como San Juan de la Cruz o el Marqués de Sade defendiesen el ser libres desde sus celdas, con sus escrituras. En otras palabras, que ni los regímenes totalitarios ni las prisiones pueden anular el pensar del individuo, por lo que ocurre también el fenómeno inverso, muchas personas se sienten/son prisioneros dentro de sociedades abiertas y/o democráticas. Vivir en libertad es, como sugiere el término, un modo de vida, pero también un aprendizaje y una responsabilidad. Sí, me es muy difícil adaptarme porque no estoy en La Habana, y soy una furiosa habanera. He viajado a varios países y no creo que sea una valoración de provincia afirmar que La Habana es una de las ciudades más hermosas de todo el mundo, sino la más hermosa. Por cierto, esta estadía norteamericana, esta lejanía, me previene del dolor de verla destruirse cada vez más dentro de los salideros de agua putrefacta que la inundan y el derrumbe de edificios que le han ido transformando su fisonomía, aún más, dentro de una población cuyas esperanzas solo se cifran en el horizonte.
¿Cuál ha sido su trayectoria artística en su actual lugar de residencia?, ¿qué logros ha obtenido?
RM: He seguido escribiendo, curioseándolo todo, indagando. No creo en las trayectorias artísticas rotundas ni en el reconocimiento de una vida artística a partir del número o la cantidad. Creo que para el arte es mejor poco pero bueno, y que le favorece muchísimo contar con artistas que sepan levantarse de cada caída; que hayan aprendido a crecer en tolerancia, que lleven su mundo, perverso o inocente, a todo lo que hacen, sin reparar dónde residen, porque de últimas, el lugar no es importante, lo fundamental, me parece, es la acción del sujeto en el lugar que vive. ¿Y la evidencia del trabajo? Me acaba de sorprender una pieza teatral, Virginia, que se ha llevado a escena en dos ocasiones y sobre la que aún debo trabajar. A los lectores de Sin perro y sin Penélope que ya le van siguiendo otras narraciones breves. Digo narraciones porque nunca me he atrevido a decir que escribo cuentos, no son cuentos, al menos al modo tradicional. Y en breve, muy breve, saldrá una antología de la poesía escrita desde 1992 a la fecha. ¿Título? Los poemas de nadie. También hay entre manos un estudio sobre el Virgilio cubano y el compromiso con Grafoscopio, la bitácora creativa que conduzco, donde ofrezco entrevistas con escritores, fragmentos de libros inéditos o recién publicados, textos fundamentales que se han ido olvidando ya por la prisa, ya por su escasa impresión, reseñas, críticas y homenajes a autores ya esenciales de la lengua española.
¿Qué opina de la sociedad de la que ahora forma parte?
RM: Es una sociedad altamente cambiante, a diferencia de las sociedades consolidadas en la parálisis y el miedo. Ahora bien, los poderes son siempre conservadores, así que en los últimos años hemos presenciado cómo la parálisis y el miedo pueden implantarse en las sociedades abiertas, democráticas. Seduce ver que la sociedad está relocalizándose, transformándose; y con ella el individuo, o viceversa. En apenas un siglo y medio la persona ha transitado cursos desemejantes, a veces espantosos, como el Holocausto, el esclavismo moderno o comunismo, la incomunicación, el materialismo despampanante, la tecnificación, la robótica; y tanto, que se pensaba que el sujeto no podría recuperarse. Pero ese sujeto moderno se ha movido, le ha cambiado el curso a las dicotomías, ha mejorado la vida del humano dentro de las sociedades de beneficio, y se ha alzado en contra de todo reduccionismo. Individuo y sociedad enfrentan encrucijadas, una de ellas, la crisis cada vez más cierta de las naciones-estado, una crisis similar a la que varios siglos atrás conmovió las sociedades monárquicas dando paso a la sociedad que conocemos hoy. Hay mucha confusión. Por un lado, nacen discursos populistas que no llevan a ninguna parte. Por el otro, los superpoderes insisten en hacer ver que toda manifestación de cambio o negociación es sinónimo de revoluciones fallidas o ideas comunistas. El tránsito siempre es agónico, crítico, ninguna palabra está escrita en piedra, pero en toda transformación hay nacimientos que se traducen en otros tipos de saberes, en diferentes vidas, en distintos paradigmas. Y lo que más me gusta, contra todos los pronósticos, dentro de todo este tinglado, el individuo guarda su esperanza.
¿Alguna otra observación para los lectores de Cubaencuentro?

RM: Que tanto dolor del cubano alcance una forma nueva, la de una identidad distinta y renovada, nacida entre todas las orillas. Para ello, una meditación de San Juan de la Cruz: “Pon amor donde no hay amor, y sacarás amor”.

3.03.2012

CONSTANZA RÉVÉREND: LAS VIDAS DE ARELYS, DOS NOVELAS Y UNA HISTORIA


Cortesia de Neoclubpress 
Las vidas de Arelys (Ediciones Atenea), de José Lorenzo Fuentes, es una novela en donde se plantea el tema metafísico de la regresión para establecer las vidas anteriores que forman parte del proceso de perfección del alma en sus diferentes reencarnaciones. El tema básico pretende no ser ficción: Arelys, la protagonista del presente, está interesada en descubrir sus diferentes vidas y recibe la ayuda de su nuevo amigo –el alter ego del autor y creador dentro de la novela, voz y guía de la narración-- para alcanzar su propósito.
Este tema es la historia “real” que abre y cierra la ficción de la novela basada en un personaje histórico que representa una de las vidas de Arelys, cuando era Carmen Sylva, pseudónimo de Isabel de Wied, reina de Rumania y escritora.
Hay un manejo dialéctico del concepto de novela, por una parte se narran hechos de una historia verdadera que bien podrían parecer ficción pero se validan con los nombres reales, las fotos reales, autores que existen y cuyos libros se nombran. A la vez, se presenta la novela como el relato de hechos ficticios que ayudan a comprender con más intensidad el aspecto humano en la interpretación de la realidad, que no necesariamente es mentira, sino que es otra faceta de la verdad, vista en sus connotaciones más profundas y trascendentales, y en donde ese aspecto individual cobra un interés universal. El autor es a la vez un lector de la historia, es él quien tiene a su cargo interpretar y desentrañar el material literario y biográfico que encuentra: la vida es ficción (sueño) y la ficción supone la realidad.
Arelys, junto con sus amigos Frank Lewis y el autor (dentro de la historia), comparten un especial interés sobre la vida como la búsqueda por entender el proceso de perfeccionamiento a lo largo de la trayectoria del alma en las diferentes reencarnaciones, para encontrar la iluminación espiritual: “saber quiénes somos y de dónde venimos” (Pg. 103). Por otra parte, se trata de comprender a partir de la ficción, el ser histórico y los hechos acontecidos, con el divagar de una conciencia que se entiende e interpreta a partir de la creación literaria como pretexto y como texto, como revelación de una conciencia sujeta a un tiempo y un espacio determinados y de una inconciencia que pertenece a una trayectoria atemporal e ininterrumpida del alma en sus sucesivas reencarnaciones: la vida de Arelys-Isabel de Rumania,  sus relaciones, su diario, sus cuentos y su exilio obligado no sólo físico, sino de la misma historia de la literatura rumana a la cual, con su creación, bajo el pseudónimo de Carmen Sylva, se había hecho merecedora.
De esta manera la narración oscila entre la persona y el personaje, la narración historiográfica de lo cotidiano y la trascendental de los valores y hallazgos éticos más humanos. La voz que guía la narración es siempre la del autor que indaga por la más exacta percepción de Carmen Sylva, la autora de poemas y cuentos que parece ser un álter ego más que un pseudónimo de la reina Isabel de Wied. Así se mezclan la narración de Arelys cuando capta sus experiencias como reina-escritora, con los datos biográficos y la reflexión ficticia que establece la conciencia de la mujer que se ve sumergida en estos hechos históricos que la obligan a aceptar su destino no sólo como reina, sino como ser humano y artista.
Arelys es el pretexto para establecer la conexión con la autora que se pretende redescubrir y reivindicar y que mueve la narración en dirección a la interpretación del sentido de la vida, su expresión y esos aparentes accidentes que nos ponen en contacto humano con los demás, que nos enlazan a la misma existencia y al sentido de la conciencia e inconciencia colectivas. Todos estamos unidos en la historia, las vidas se cruzan y entrelazan en la búsqueda de la perfección, máximo estadio de sabiduría, de iluminación.
Al escuchar ese nombre tuve la vaga impresión sobresaltada de que podía ser el de un personaje de alguna de mis futuras novelas, algo así como le pudo ocurrir a Gustavo Flaubert cuando se oyó mencionar a escondidas por primera vez el nombre de Emma Bovary. Pero enseguida desestimé esa posibilidad. ¿Pretendía nada menos que escribir una novela a partir de regresiones a vidas pasadas? Sí, por qué no: detrás del traslúcido rostro de Carmen Sylva acaso se escondía una apasionante historia de amor que reclamaba, después de incontables años, ser sacada a la luz. (Pg.14)
En la narración la tercera persona tiene a su cargo describir la historia, contar las experiencias; el yo reflexivo que se entrecruza establece un juego de la conciencia individual y la colectiva que juzga; esta voz constantemente pregunta, inquiere razones, pide explicación de los hechos y recrea la incertidumbre y la ambigüedad que rodean los actos humanos, las decisiones, el curso de una historia llena de determinantes accidentales e imprevisibles que cambian el rumbo de la vida y en donde lo único que prevalece es la integridad del ser o su completa destrucción en un tiempo, en un espacio determinados, el ser y no ser que envuelve las determinantes de la historia.
Isabel conocía muy bien las leyes del país y por tanto no ignoraba que la Constitución de 1886 prohibía terminantemente que un heredero al trono intentara desposar a una mujer nacida en suelo rumano. Así que el matrimonio entre el príncipe Fernando y Helena Vacaresco no tenía la menor posibilidad de efectuarse. ¿Por qué entonces la reina Isabel se dio a defender con tanto énfasis la peregrina idea? (Pg.74)
La narración sobre la vida de la escritora termina siendo una historia de un amor prohibido entre Isabel y su mejor amiga, la también escritora Helena Vacaresco. Al interior de una relación amorosa las posibles connotaciones lesbianas trascienden en la lealtad entre las dos mujeres que saben y reconocen el valor humano y espiritual de la otra. Un amor de “almas gemelas” (Pg.84), dos mujeres ilustradas empeñadas en ser auténticas, que profesaban un profundo amor por el oficio de la escritura, poetas, cuentistas, biógrafas que querían profundizar sobre los rasgos más humanos del pueblo rumano y sus valores. La comunión entre estas dos mujeres se deja ver en la novela y queda en claro su unión en la  trascendencia de su amistad y su búsqueda de identidad como mujeres creadoras y seres humanos con determinación propia en una sociedad patriarcal, quienes, en última instancia, reciben el castigo supremo del exilio social, cultural y humano. Sin embargo, y siguiendo los lineamientos de la novela, como parte de una de las vidas de Arelys, Isabel queda reivindicada como el camino al proceso de perfección que la protagonista de la “vida real” de la actualidad está determinada a seguir y a continuar.
La eternidad es un principio innegable del aspecto existencial que mueve la búsqueda metafísica en el hallazgo de las vidas pasadas. La conclusión en el camino recorrido por el autor y Arelys queda a cargo de la voz de Frank Lewis, el alquimista, el mago, el nigromante, quien deja en claro sus ideas sobre el tema de la iluminación en el proceso de la vida del hombre; es él quien predice cómo el alma de Arelys llegará a la perfección de la diosa de la sabiduría y la belleza; es él quien deja en claro cómo el sentido de la vida individual está en darle significado a los demás como una misión a cumplir.
El lector entiende cómo en la figura de Isabel de Wied se ha enmarcado el proceso metafísico del ser, cómo el personaje de ficción adquiere valor humano a través de la dimensión que trasciende de su conciencia creadora y de los resultados históricos que la rodearon; el narrador-lector-autor define al personaje, la voz en tercera persona ubica a través de los soliloquios de introspección el alcance humano de los personajes: “pensó en las virtudes y posibilidades de la palabra “por”, pues en la vida, murmuró, todo debe hacerse por alguien o por algo, la palabra “por” debe ser el móvil de la existencia de cualquier persona, es decir: hacer algo por los demás”. (Pg.87)
El autor cede la palabra a la escritora para concluir el libro con uno de sus cuentos, ¡Alto! ¿Quién va? El cual se inscribe perfectamente en la ficción realista del siglo XIX y donde se narra desde la perspectiva de un soldado las grandezas del heroísmo de Carlos I de Rumania, quien ayudado por el espíritu de Esteban el Grande logra impedir la invasión de los turcos. No es un simple relato historiográfico, la conclusión da el rasgo humano que se quiere resaltar, el relato del soldado sólo lo creen los niños, los únicos capaces de aceptar con su imaginación la posibilidad de los espíritus guías.
La novela Las vidas de Arelys posee la inteligencia de las buenas narraciones no sólo por su manejo técnico del tiempo y las voces que se intercambian constantemente y que dan diferentes perspectivas desde la actualidad del pasado o la reflexión del presente, sino porque se realiza la lectura de dos novelas en una relación dialéctica como la que se establece entre Arelys-Isabel de Wied-Carmen Sylva. Por su tema tan interesante merece una evaluación juiciosa y una reflexión seria.