De Campo Nublo
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EN un lugar de Las Palmas de Gran Canaria, de cuyo nombre quiero acordarme, en el instituto Pérez Galdós, conocí a Sócrates. Yo entonces era un agredido por el cristianismo. Yo vivía escondido en mi subconsciente, a donde yo me había llevado a mi espíritu. Mi yo era mi desolación. Aguardaba escaparme de la sima de Jinámar, donde vivían asesinados; de los profesionales orgánicos de Dios, de la grandeza de los delincuentes. Yo era joven, pero yo acechaba. Yo analizaba a los agresores, yo me asomaba a la parte racional de la razón, la poesía me ayudaba a pasar entre los ejecutados. Y un bien día, un glorioso día, un día victorioso, un día de triunfo, un día ético, Sócrates pasó entre las sombras, Sócrates suprimió la aberración. En la opacidad ambiente vi a ese hijo de cantero y comadrona, pardo y blanco. Vi su figura de embrión, su figura de cebolla, y que me miraba con mirada de materia, con sus ojos que veían hacia adentro y hacia fuera. Sentí una gran libertad en mi individuo, que yo descubría mi persona. Mente, mente, mente volvió a su unidad original, y el peligro de una mala eternidad fue sobrepasado y mis encuestas de espíritu se volvieron favorables. Era una mejoría abstracta y concreta. Y desde esta verificación de esencia, desde este fragor y esta estructura o desde esta aparición humana, yo no he cambiado la existencia de identidad. (Antidio Cabal 1925-2012)
2 comments:
muy bien, también yo desde un lugar en las canarias busco desesperadamente a alguien que vuelva favorables mis encuestas de espíritu, gracias rita, un abrazo sonia díaz corrales
Gracias por darnos a conocer a este singular hijo de las Hespérides. Alberto Lauro
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