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8.01.2013
2.01.2013
RUBÉN SICILIA: PRISIONERO Y VERDUGO
A Fernando Arrabal
Farsa Poética en un Acto
Personajes:
FASO
PURA
(La escena en
penumbras, se enciende lento a resistencia. El espacio de acción puede ser un
calabozo, un sitio snuff de sexo, o una casa llena de objetos extraños. Ella
esta sentada en un potro de torturas sujeta firmemente con aros de hierro y los
ojos vendados. Lleva un velo de novia sobre la frente. Sufre. Alrededor, objetos en un abigarramiento
desordenado. El con una máscara, un
látigo que hace restallar continuamente en el suelo y aditamentos de sádico
sexual gira lleno de placer, con aires de torturador, en derredor de ella)
Faso: ¡¿Qué somos?!
¡¿Acaso un par de colibríes que disputan sobre la misma flor?!
Pura: ¡ No, de seguro!¡Tu nombre es Faso y el mío Pura!
Y más allá de estas palabras que se tragan lo que en verdad somos, somos también un hombre y una mujer....
Faso: ¿Y... qué más?
Dime... ¿Qué más se esconde detrás de las palabras..?
Pura: Nada que pueda explicarse hablando... Somos el
polvo y el viento al mismo tiempo.
Faso: Siempre te
ha gustado adornarlo todo.
Pura: Peor es mirarlo todo con ojos llenos de
vulgaridad.
Faso: ¡Es locura convertir la realidad en lo que está en tu mente!
Pura: ¡¿No crees bendita la locura que desea
embellecer las cosas?!
Faso: ¡Siempre has
querido un héroe romántico!
Pura: Sí, he soñado siempre con un héroe romántico.
Faso: ¡Pero yo no
soy ese romántico!
Pura: Escúchame... yo sé que somos un hombre y una
mujer.
Faso: ¿Comprendes que
un hombre y una mujer tienen también un lado instintivo, animal, irracional que
no puede ser ignorado?
Pura: ¡Seguro! ¡Suéltame y verás!
La suelta y se queda
a la espera de algo trascendental.Ella lo desnuda ansiosamente y le quita el
látigo mientras él se deja hacer.
Faso: ¡¿Y ahora?!
Pura: Ahora sería
capaz de violarte y después abandonarte... Ahora sería capaz de llevarte a
caballo sobre una brisa ligera...
Faso: ¿Solo eso?
¡Hazme sentir tu sexo sobre mí, cabalgándome!
Pura: ¡No quiero!
¡Soy libre! Nada más tengo que sentir el girar de mi cabello desplegado en el
viento... ¡Puedo hacer cualquier cosa!
Faso: ¡Ser libre!
¡Me gustaría ser libre alguna vez!
Pura: Ahora mismo. ¡Déjame
hacer!
Le cubre de talco
completamente y empieza a rozarle la piel extrañamente con el látigo produciéndole
una mezcla de placer y dolor.
Faso: (en éxtasis) ¡Atrévete a ir más lejos, a
hacer todo lo que quieras ahora!
Pura: Sí, pero antes tengo que mirar el mundo porque
tenía una venda...
Faso: ¡¿No será
todo esto una cómoda imitación de libertad que inventamos en nuestra desolación?!
Pura: Tal vez, pero es lo mejor que tenemos.
Faso: Y... ¿nunca
me habías visto, realmente?
Pura: Nunca.
Faso: Imagínate
que eres un pájaro azul y que nada puede retenerte...
Pura: No estoy
segura, pero creo que antes de la manzana, una vez fui así...
Faso: ¿Desde
entonces hemos estado aquí?
Pura: Eso creo.
Faso: Es demasiado
tiempo... ¿Cómo ha sido eso posible?
Pura: Somos los primeros...Nos han concedido eterna
permanencia.
Se escucha el sonido del
mar embravecido y los dos se quedan expectantes. Pura hace un gesto de
alarma y Faso se viste rápidamente sacudiendo el talco de su cuerpo.
Pura: Tengo miedo.
Faso: ¡Qué
importa! ¡Bajo este cielo todas las puertas van al mismo sitio!
Pura: ¡Tengo miedo del futuro!
Faso: Yo también.
¡¿Qué es ese ruido?!
Pura: El mar.
Faso: ¡¿El mar?!
Pura: Sí, estamos rodeados por una extensión de agua
sin fin.
Faso: ¡¿Ah?!¡¿Vivimos
en una isla?!
Pura: Sí.
Faso: ¡Eso suena terrible!
Pura: Así parece, una inmensa extensión de agua
cierra las fronteras.
Faso: Entonces
tengo que ver el mar que está detrás de esas paredes.
Pura: Al mundo no tengo que verlo para saber que hay
una cárcel allá afuera... ¡Cuidado!
Faso: ¿Entonces no
es aquí donde están las rejas? ¿Eso es lo que ves?
Pura: En un espacio cerrado se tiene la ilusión de
que afuera hay libertad. No, las rejas pueden estar en cualquier sitio.
Faso: ¡¿Y a mí sí
me ves, me ves cómo soy?!
Pura: Creo que sí.
Faso: Debe ser
hermoso eso... No ver con el color del cristal con que se mira. ¿Y entonces...,
no tenemos que hacer algo para pasar el tiempo?
Pura: ¡Tú eres quien debe hacer algo que no te imaginas!
Faso: ¡¿Qué?!
Pura: Pon tu mano entre mis piernas...
Faso: ¿Y eso para qué?
Pura: Porque es muy rico, muy placentero... y ahora
sí quiero.
Faso: ¿No te
arrepentirás?
Pura: Prueba a ver.
Faso: Sííí...
Pura: ¿Te gusta?
Faso: Mucho... no
sabía que esto fuera tan agradable.
Pura: Hay algo mejor.
Faso: ¿De verdad?
Pura: ¿Quieres verlo?
Faso: Seguro.
Ella
le toma la cabeza y la mete debajo de su falda. Él hace sonidos ininteligibles.
Ella chilla de placer. El sale de debajo a respirar.
Faso: Es muy
rico... ¡Pero tengo que respirar! No sabía que esto fuera así...
Pura: Eres un señor inocente... un ángel que me enviaron
desde el cielo... (Aparte) O un tonto
que no se da cuenta de que el placer no se detiene bruscamente....
Faso: ¡¿Y tú... tú
quién eres?!
Pura: No lo sé bien, pero hoy me parece que soy una
zorra... una mujer tremenda que por su libertad puede hacer cualquier cosa...
Faso: ¿Que vas a hacer?
Pura: Lo debido.
Faso: ¿Qué es lo debido?
Pura: Lo correcto.
Faso: ¿Y qué es lo
correcto?
Pura
lo manda a callar con un gesto del dedo en los labios. Le pone unas esposas y
lo amarra al fondo mientras lo erotiza. Luego toma el látigo y se pasea
alrededor de él evidentemente excitada, y lo acosa con el látigo.
Pura: ¡Piensa una frase célebre!
Faso: ¡La tengo!
Pura: ¡Dímela!
Faso: ¡«A bailar y
a gozar con la sinfónica nacional»!
Pura: ¡OH, que profundo!
Faso: ¿Ves cómo
puedo entrar en terreno elevado?
Pura: Soy tu discípula, no puedo competir con tanta
filosofía.
Faso: Si eres mi discípula... tengo
un enigma para ti.
Pura: ¡Seguro que lo adivino!
Faso: Prueba a
ver.
Pura: ¡Dispara!
Faso: ¡¿Qué ?!
Pura: ¡Que desembuches, niño, que nos coge la noche!
Faso: ¿A ver, qué
tipo de hombre crees que haya dicho
alguna vez: «Yo no estoy ni a favor, ni en contra, sino todo lo contrario», eh?
¿Un artista? (Pura niega con la cabeza)
¿Un obrero? (Pura niega más enérgica) ¿Un erudito? ¿Un campesino? (Pura niega y hace un gesto de rechazo con la
mano) ¿Un político?
Pura: ¡Ese, ese mismo es! ¡Sin dudas!
Faso: ¡Asombroso,
has aprendido mucho, pero libérame y te daré la última lección!
Faso
la mira suplicante. Ella se apiada y asiente haciendo una reverencia. Lo suelta
y se queda mirándolo a la expectativa.
Pura: ¿Y ahora?
Faso: Ahora
jugaremos a que soy el padre.
Pura: Eso parece aburrido.
Faso: Todo tiene
su técnica. «Porque la técnica es la técnica y sin técnica no hay técnica». El
juego más fácil es el del padre.
Pura: ¡¿Tú estás seguro?!
Faso: Claro. El
padre manda y todos los demás obedecen.
Pura: Ese juego parece pa’ que lo juegue uno solo.
Faso: ¿Tienes miedo?
Pura: Cuando uno manda y todos los demás obedecen
comienza la tiranía.
Faso: ¿Y acaso no
hay uno que siempre debe tomar las decisiones?
Pura: ¿Quieres tomar todas las decisiones por mí?
Faso: Sí, como si
fuera tu padre.
Pura: Esta bien papá, haré lo que tú digas.
Faso: Así me gusta
hija mía. Te doy permiso para que juegues entre los árboles del parque.
Pura: ¿De verdad, papá? ¡Qué papá más bueno!
Faso-Padre
asiente y la despide solícito mientras ella se aleja. Las luces cambian y el
ambiente sonoro también. Pura-Niña en el parque. Pueden entrar imágenes de
Video al fondo.
Pura: (cantando) ¡ Uyy tralala, qué bueno es vivir,
qué bueno es soñar desde la dulce niñez vagar
por el parque pensando en mi príncipe azul. Saber que la vida es para
gozar y reír sin fin! (Transición) ¡Qué muchacho más bello! ¡¿Será
esto el amor o será deseo?!
Vemos en la pantalla de video, un joven que se aproxima por el parque. Le hace gestos provocadores a Pura-Niña y ella se vuelve gelatina.
Vemos en la pantalla de video, un joven que se aproxima por el parque. Le hace gestos provocadores a Pura-Niña y ella se vuelve gelatina.
Pura: ¡No te vayas, por favor, me gustas! ¡Te deseo mucho!
El muchacho del video
–que debe ser el propio Faso disfrazado de joven- le hace gestos obscenos y
desaparece. Pura desolada no sabe qué hacer. Luego sonríe recordando algo grato
y se esconde tras un arbusto mientras se excita recordando. Finalmente se
masturba, cuando está muy excitada, aparece Faso-Padre airado.
Faso: ¡¿Pero, qué
estás haciendo, niña!?
Pura: Lo mismo que te he visto hacer a ti, papá.
Faso: ¡No puede
ser lo mismo, porque tú no tienes lo mismo entre las piernas!
Pura: Bueno... ¡Lo mismo que te he visto hacerle a mamá!
Faso: ¡Pero niña,
por Dios, no puedes imitar todo lo que ves!
Pura: ¿Por qué?
Faso: Pues
porque...porque.... ¡Niña! ¡Los hombres sí, pero las mujeres no!
Pura: ¿Y por qué te alteras tanto, papá? No entiendo bien qué quiere decir eso de los hombres
sí y las mujeres no, papá...
¿Puedes
explicármelo?
Faso: ¡Quiere
decir eso y basta! ¡Que se grabe en tu cabeza! ¡Los hombres sí y las mujeres no!
Pausa
dramática donde Faso y Pura se miran en vilo, casi a punto de enfrentarse. Pura
se quita los elementos con que incorporo a la Niña negando con la cabeza.
Faso: ¿Y ahora qué
pasa?
Pura: Que no me gusta hacer de niña con un padre tan
bruto...
Faso: ¿Y entonces
no haremos nada?
Pura: ¿Y qué si no hacemos nada?
Faso: No por
favor, tengo terror al vacío.
Pura: Esta bien, hay algo que quisiera hacer.
Faso: ¿Algo cómo qué?
Pausa dramática. Ella
se pone una bata blanca de enfermera y asume una actitud aséptica. El, al verla
así, se pone un sobretodo y unas gafas negras. Se pasean observándose
mutuamente.
Pura: (anunciando) Seremos una familia del futuro.
Faso: ¡Déjame
vivir como quiero!... Tengo historias terribles en el baúl de mi memoria...
Pura: ¡No temas! Nos casamos y ya...
Faso: ¿Casarnos...?
Me parece que esto ya me sucedió una vez... hacer vida social... ¿Y fornicar
hasta tener hijos?
Pura: Dos o tres hijos. Aunque ya no es necesario
fornicar para tener hijos.
Saca
de la bata de enfermera una flamante probeta para recoger semen y se la muestra radiante
como una opción mientras se pone un guante de látex.
Faso: ¡Qué horror!
Pura: ¿Horror? ¿A qué? ¿A no fornicar o a tener
muchos hijos?
Baila alrededor de él un poco amenazadora con la probeta.
Faso: A todo. ¡A esa cosa!
Pura: No entiendo, dijiste que le tenías terror al
vacío. ¡Esta es la solución!
Faso: También me
aterroriza lo lleno.
Pura: ¿Solo eso?
Faso: Y el futuro,
también me atemoriza el futuro.
Pura: (levantando
en alto la probeta) ¡Aquí está el futuro! ¡Yo misma te ayudaré, si quieres!
Ella se le acerca, lo
acaricia y luego le zafa el pantalón, cuando va a meter la mano a través del
calzón para masturbarlo el grita y se separa.
Faso: ¡Basta, no
soy un semental, ni un hace-niños por botones! (Histérico)¡No dejaré que me uses como un
aparato!
Se miran de hito en
hito.
Pura: Está bien, nos casamos y no tenemos hijos.
Faso
suspira aliviado. Pura y él se levantan, se quitan lentamente la ropa anterior
y toman el vestuario de boda mientras se escuchan acordes de marcha nupcial en órgano.
Se paran frente al potro de torturas del inicio. Luz cerrada.
Faso: ¿Y ahora?
Pura: Nada, igual que siempre.
Faso: Lo jodido es
eso, que nunca pasa nada.
Pura: Hay que empezar desde el principio.
Faso suspira
resignado y va hacia el potro. Ella le pone las clavijas y las aprieta mientras
el contiene el dolor... Ella en derredor, lo violenta con pequeñas «torturas»
eróticas, que enervan a Faso, mientras lo acosa con la palabra.
![]() |
Husmell Díaz y Annieye Cárdenas. |
Pura: ¿Por qué, para que todo este juego doloroso?
¡¿Por qué vivimos así?!
Faso: Hemos
escogido una danza absurda... el cazador y su presa... el tirano y su víctima... guerrero
y cortesana...
Pura: ¿Escoger? ¿Y si yo te hubiera sido infiel? ¿Y
si nuestros sentimientos fueran una mentira más? ¿Y si todos los sueños dichos
estuvieran condenados al vacío?
Faso: ¡Ahhh! ¡Lo sospechaba!
Así que era eso... a veces me pierdo y no sé ya si te odio o te quiero... ¡por
eso me he sentido como un insecto entre tus piernas...!
Pura: ¡¿Ves?! Siempre igual, la vanidad masculina es
tu bandera...
Faso: ¡¿Es que no
pude darte el placer más secreto que tu cuerpo deseaba?!
Pura: El placer... ja.... el placer... mira más allá, si
quieres ser HUMANO. Debes saber que cuando el placer se va, otras cosas quedan.
La felicidad es una flor rara de la que no puedes tomar todos los pétalos... Las
que eran caricias mitad placer, mitad dolor se van haciendo más extremas.
Faso: No veo
nada... pero he comenzado a quererte.
Pura: ¡No mientas, tú no puedes quererme, tu lado
animal mata este sueño!
Faso: ¡Es cierto,
a través del dolor te siento mía!
Pura: ¡Mientes de nuevo, ni siquiera puedes saber qué es del amor lo propio!
Faso: ¡Ahora lo
sé, mi vida! ¡El amor da todo a cambio de nada, el amor se sacrifica, el amante
piensa primero en la felicidad del otro!
Pura: Te miro y me parece ver en ti a un héroe
romántico... pero no, no puede ser... eso adorna la realidad y la pervierte.
Faso: Sí, pero
también nos eleva y nos alza más allá de las bestias.
Pura: ¡¿No eras tú quien deseaba liberar al animal
que duerme?!
Faso: Has entrado
conmigo en todos los delirios... ¡Siento que debo amarte!
Pura: ¡Asombroso... un hombre distinto toma cuerpo en
tus palabras!
Faso: ¡¿Aún no lo
ves.... para poder volar es necesario haber lanzado todo el lastre?!
Pura: ¡Ay, no me atrevo... pero una parte de mí sueña con lo que dices!
Faso:(con un
aullido desesperado) ¡¿Me quieres o no?!
Pura: Porque te quiero llevo siglos aquí en este
juego.
Faso: ¿Y por qué
siento que todavía un vacío nos separa?
Pura: Porque te quiero, pero aún no puedo amarte.
Faso: ¡¿Cómo es
posible que no me ames aún?!
Pura: ¡Porque para amarte necesito saber que son
míos tus sueños y deseos!
Faso: (llorando) ¡Basta! ¡¿Que más quieres de mí?!
Pura: Todo.
Faso: ¡Para darte
todo será preciso saber quién soy y ser libre!
Pura: (ríe a
carcajadas) ¿Alguien puede saberlo y vivir en libertad? ¡¿Qué otra cosa
podemos ser en este sitio, sino un pobre prisionero y su vulgar verdugo?! ¿Acaso
no somos un par de colibríes que disputan sobre la misma flor?
Pura le quita la
venda y no para de reír, pero entre la risa se filtran espasmos de llanto
mientras lo suelta del potro. Los dos se miran, con una ternura indecible. Dudan
si acercarse o no al otro. Suben al potro. Parece una foto familiar. Entonces
se abalanzan en un beso desesperado, como sí les fuera en ello la vida,
mientras la música sube.
APAGÓN
Ciudad
de La Habana.
Martes 24 de febrero del 2004.
Martes 24 de febrero del 2004.
Estrenada con éxito notable en el Café
Brecht
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Más de Rubén Sicilia en Grafoscopio:
Juicio y condena pública de Charlotte Corday
Trabajando sobre la voz
Más de Rubén Sicilia en Grafoscopio:
Juicio y condena pública de Charlotte Corday
Trabajando sobre la voz
1.28.2013
RUBÉN SICILIA: JUICIO Y CONDENA PÚBLICA DE CHARLOTTE CORDAY (MONÓLOGO)
A Raúl Alfonso y Nara
Mansur por los antecedentes.
Tercer texto de la
trilogía de monólogos Los asesinos,
estrenado con éxito
rotundo en la sala “Llauradó”
PRÓLOGO
Charlotte Corday en el instante de la
ejecución. Máscara desencajada. Luz cerrada a Proscenio. Se escucha texto en
off:
“La guillotina no está en las manos del
verdugo,
en el cuello de la víctima, es ahí donde
está la guillotina”. Cesar Calvo
Salir
al pasillo… afuera la multitud, y el repicar de los tambores… ¡La multitud! ¡La
multitud enfebrecida! Ay Dios, no permitas que yo flaquee, no permitas que
demuestre debilidad…no permitas que traicione lo que he defendido hasta con mi
vida… ¡Ah que horrible máquina! Un golpe… ¡Un solo golpe y todo cesará! ¡Dios
recíbeme, tú bien sabes por qué he hecho todo esto!
Escena I
Un salto en el tiempo. Presente. La
actriz presa de un desasosiego visible habla al público. Aún ella no sabe bien porque, pero lo hace.
En el centro, atrás un tronco de holocausto. En otro punto del espacio una
guillotina en miniatura que después ensamblará con el tronco convirtiéndose en
una especie de espaldar.
Actriz: ¿Usted sabe lo que
va a pasar? ¿Usted sabe lo que está pasando? (Pausa Larga, como secreto) Nadie
sabe nunca lo que pasa por dentro de sí… ¡Tengo ganas de matar! Oui, hypocryte
spectateur… cuando nacemos nos vacunan y perdemos la voluntad… (Entra temblando
al público y ofrece un estuche con papeles para sortear) elija un papel…
¡Léalo! ¡Quién dijo que Charlotte Corday se parece en algo a mí! ¿Tiene que
parecerse en algo a mí, Charlotte para poder interpretarla? No lo sé. Tal vez
no lo sepa nunca… Ah, pero ustedes “dulces y amargos” espectadores, ustedes
siempre aquí juzgándolo todo…ustedes han venido a ver este espectáculo y no
otro… ¡¿Qué?! ¡¿Que quién es, Marie Anne Charlotte Corday D´Armont?! ¡Ja! ¡Con
qué no lo saben, eh! Más conocida por Charlotte Corday a secas, fue una joven
muchacha que llegó a París en el período más convulso de la Revolución francesa…
llegó a París y esta fue la última estación de su viaje… (Suenan acordes breves de la marsellesa) ¡Liberté, Egalité,
Fraternité! (La actriz remeda una marcha
militar y se emociona. Luego lanza confetis al público con cada lema) Nada
más lejos en el tiempo, pero más cerca en la esencia… Ja, la vida siempre nos
muestra dos lados…Charlotte y Marat. Marat y Charlotte. Marat mas Charlotte
igual a X. Charlotte más Marat igual a X 1. X 1 dividido por X igual a la Nada…
¡Ja! Para unos, Charlotte pasa a la historia como una vulgar asesina…. ¡La
mujer que liquidó a Marat en la bañera! Jean Paul Marat, uno de los ideólogos
siniestros de la comuna… ¡Marat el tirano, Marat el que mandó a tantos a la
guillotina! Marat el que imploraba el apoyo del pueblo pero no creía en que el
pueblo podía tomar sus desiciones… ¡Marat, Marat, Marat! Para otros Charlotte es una heroína… comparable a la
heroína de la Biblia, Judiht, u otra
francesa… ¡Juana de Arco! Solo que no murió en la hoguera.
Hace un
gesto brusco para indicar el corte de cabeza, la banda sonora refuerza el
efecto.
Mientras
dice el texto anterior ha incorporado aditamentos del personaje. Ríe maliciosa.
Una actriz como yo… (Hace
un gesto aludiendo al color de la piel) aquí y ahora, no podría interpretar
este protagónico…como sí eso importará a la hora de vivir el personaje… Al
final ser actriz es convertirse en recipiente…una vasija apropiada para el
líquido deseado… ¡Ja! Mejor vamos a hablar de la Francia… ¡¿La
gran nación o la gran pretensión?! No lo sé aún. Pero más temprano que tarde lo
sabré. Y sabré también porque me obsesiona interpretar a Charlotte Corday…
¿Será porque no logro definir si es una asesina vulgar o una noble heroína?
Hagamos entonces un juicio, quién sabe si real o representado. Un proceso a
vivir entre ustedes y yo queridos espectadores. Nada como un juicio para esclarecer los contornos
escurridizos de la VERDAD.
Repentino redoble de tambor. Voz en off
de un ujier: ¡Este es el Juicio y la Condena Pública de Charlotte
Corday! La actriz grita:
¡No,
condena, no! ¡De ningún modo condenaremos a Charlotte!
Pausa. Mira al público. Saca el cuchillo
y lo blande en alto como poseída. Luz cerrada que baja sobre la actriz que
ahora es Charlotte Corday.
Escena II
Forcejea. La luz cerrada sobre ella.
Arma el espacio como en una tribuna de acusada.
¡¿Por
qué quieren saber?! Si de todas formas me van a matar…sí lo hice, claro que lo
hice… y si de nuevo ocurriera lo volvería a hacer… ¡¿Qué?! ¿Quién dijo que son
explicables las razones para matar a un tirano? ¡No, no! Sé muy bien que pueden
apelar a la tortura… ¡La Tortura no!...está bien, poco importa ahora todo… les
contaré, claro que les contaré… Todo había echado a andar en medio de la
condenada lucha entre girondinos y jacobinos… ¡girondinos y jacobinos! (Entra en un trance al recordar) Ordenaditos…
¡Muy ordenaditos! Los jacobinos como en la convención ubicados a la
izquierda…los girondinos a la derecha… pero en verdad… ¿Quién es quién?
Izquierda y derecha, derecha-izquierda centro, centro izquierda fundamental,
derecha e izquierda… ¡Al infinito y más allá! Yo, huérfana desde pequeña y
dejada por mi padre por necesidad en un monasterio me vi de pronto en Caen en
la provincia, justo cuando cerraron los conventos. Mi vieja tía, Madame de
Bretteville, me acogió en su casa. Yo, hija de un gentilhombre venido a menos,
de repente me vi en medio de una fuerte confrontación. Desde entonces me
incliné hacia lo mejor de las nuevas ideas. Era el tiempo en el que los
girondinos luchaban contra sus enemigos en la Convención, era el tiempo en
el que el jacobino Jean-Paul Marat, periodista y médico y no por ello menos
sangriento, triunfaba en París, a costa de enviar a la guillotina a todo aquél que
se oponía a sus ideas. Los girondinos proscritos y fugitivos se refugiaron en
provincia. Tenían asambleas a las que yo, asistí en numerosas ocasiones. Fue
así como conocí a Buzot, Salles, Pétion, Valady, Kervélegan, Mollevault,
Barbaroux, Louvet, Giroust, Bussy, Du Chastel y Larivière. Girondinos todos.
Todos defendiendo el derecho a una vida sin miedo de cada uno de los franceses,
en contra de la violencia con que Marat azuzaba al pueblo… ¡Mi alma se incendió
en aquellas veladas! Desde entonces sentí muy hondo el llamado de la patria,
cuando conocí a mi amiga, este fue el último de los afianzamientos….
Con pocos aditamentos se transforma en la
Girondina que sisea cosas hacia ella. Reminiscencia. Canta una extraña nana
infantil. Transición.
--Hija
mía, has vivido en nuestra comunidad…sí vas a París, debes recordar lo que has
aprendido.
--Sé
muy bien que Marat es nuestro enemigo más temido y terrible… sé muy bien porque
es también enemigo de Francia.
--¿Estás
dispuesta a todo?
--A
todo y más. Soy solo una idea y un gesto en el aire, soy una obsesión.
--Que
el Dios de los fuertes bendiga tus pasos hasta la meta. Cada uno de
nosotros estará contigo en espíritu.
Llegar
a París fue la primera estación en mi peregrinar. ¡La ciudad luz! El 11 de
julio de 1793 llegué al “Hotel de Providence”. Me parecía que todas las cosas
giraban en torno a mí. Sabía la magnitud de mis intenciones…el compromiso y mis
ideales me hicieron continuar. Continuar sin pensarlo, continuar a toda costa.
Porque lo importante no era mi vida. ¡Lo más importante era Francia! ¡¿Por qué
me miran así?! Sé muy bien lo que significan mis actos… ¡No me miren como si
fuera irresponsable! Asistí a hurtadillas a varias sesiones de la Convención…
Marat ya bastante enfermo para la fecha iba poco a la convención…el gran
tribunal de los revolucionarios… ¡Pero un día lo vi desde las últimas filas!…endemoniado
y encantador a un tiempo. Vi como Marat arremetió con su verbo implacable
contra varios girondinos. Esto fue definitivo. La guillotina, la prisión o el
destierro era lo que recibía todo aquél que se opusiera a su voluntad. La
decisión que había tomado antes saltaba a mi vista como la única posibilidad de
vivir en una patria libre. Marat era mi destino, o yo era el suyo. Esta danza
se fue concertando en mi cabeza cada vez más.
Estando en París cualquier cosa era posible. Encontrar
un trabajo, aproximarme a mi objetivo paso a paso. Ganar su confianza. Toda
esta sucesión de pequeños actos, se fue convirtiendo en un plan. Bien detallado
con el paso de los días, un plan que me iba a llevar al éxito de mi misión y al
mismo tiempo al desastre personal… Ja, ja, ja… ¡Marat, eres tú! ¿Estás ahí? Ja,
los muertos de antes ya no nos hablan Marat, los muertos de Francia han
enmudecido o son fósiles petrificados, símbolos de un tiempo donde el pueblo
todavía soñaba con la libertad. Pero tú sí, Marat, lo mismo vivo, que
enfermo, que ahora muerto hablas, hablas y hablas….
Las luces bajan. Charlote se transforma
en Marat.
Escena III
Charlotte y Marat disputan, tal vez en
otra dimensión o mundo.
¡¿Qué
quieren de mí ahora?! ¿Quién me convoca delante del populacho? ¡¿Qué extraño
sitio es este?! La masa, la masa adocenada que siempre necesita una mano firme
que la guíe…Yo, Jean Paul Marat, el amigo del pueblo… (Saluda al público lleno de demagogia) Ah si hubiese tenido un poco
más de tiempo… yo hubiera cambiado definitivamente la historia de Francia… ¡Y
si no hubiese estado enfermo! ¡No me mires así! ¡Las vidas de unos pocos no
significan nada ante el futuro de la nación! Seamos realistas, pidamos lo
imposible… ¿Qué hubieran hecho ellos con nosotros? ¿Qué, qué quiénes son
“ellos”? Pues claro, que los nobles, los burgueses, los renegados…todos
aquellos que dan hacia atrás al carro sublime de la revolución…
Eso es lo que siempre has pensado… El horror siempre
estuvo en tu pensamiento… ¡En este sitio de nada te vale todo
eso!... ¡Al final todos hemos de morir! Y morir de manera estúpida, es ser
doblemente estúpido… ¡No me arrepiento de nada, ni aquí, ni allá! Alguien debía
detenerte…
¿Es que no te das cuenta?
500
o 600 cabezas más hubiesen garantizado nuestra libertad, felicidad y
prosperidad… ¡La guillotina es la mejor solución para nuestros problemas! ¡El
Reinado del Terror hubiera concluido con una limpieza formidable! ¡Una mera
cuestión sanitaria! Yo lo escribí muy claro en “El Amigo del Pueblo”, el
periódico más auténtico de la causa…yo mismo llegué a ser el amigo del pueblo…
¡Y sí, me ha servido de mucho estudiar medicina en Inglaterra! En las clases de
anatomía se comprende mejor que en cualquier lugar la fragilidad de la
naturaleza humana…recuerdo que entre los estudiantes, cuando nos quedábamos
solos solíamos lanzarnos unos a otros los cerebros como juego…
Eso ha sido todo para ti… ¡La vida de Francia un macabro
juego entre tus manos! No Marat, ni tu seducción, ni esta extraña
fascinación que sentí al verte podían detenerme…
¡Ja, ja, como si los que vienen detrás serán mejores! ¡No
se le puede dejar al pueblo solo! Mierda, si crees que el pueblo solo puede
tomar las decisiones justas. La revolución debe arrasar con todo. ¡Solo sobre
las ruinas puede construirse un mundo nuevo! ¡Yo tuve casi todas las
posibilidades en mis manos! Pero todo se me deshizo de la noche a la
mañana…entre mi maldita enfermedad pudriéndome la piel cada día y luego tú,
condenada muchacha…justo cuando estaba al borde de obtenerlo todo… ¡Todavía no
sé por qué te dejé entrar! Mi ama de llaves te miraba con recelo…creo que
fueron las cartas, las dos cartas que me enviaste… me parecían llenas de tanta
pasión, que me sentí joven y sano… ¡Yo también te sentí fascinadora y bella! En
tus ojos cierta luz indomable se asoma…
Hay un abismo demasiado grande entre tú y yo Marat… ¡Tal
vez como Judith y Holofernes! Creo que me dejaron estar aquí para
tener nuestra última charla… ¡Más no parece servir de nada!
¡Tú, Corday, una pobre muchacha provinciana! ¡Cómo
podía imaginarlo! Pero poco tiempo sobreviviste a tu acto… Legros, mi verdugo
predilecto se encargó muy pronto de organizar tu viaje…Tuviste suerte de que la
turba de mis partidarios no te despedazaran en la calle…
Sí tuve suerte en eso…pero tampoco me quedaré aquí…tu
habrás de estar aquí solo, por mucho tiempo hasta que tus propios roñosos
pensamientos te enloquezcan…
¡¿Qué
dices?! ¡Solo yo! No Marat, nunca esta solo...tengo mis recuerdos y mis ideas,
mis ideas y mis recuerdos….muchos recuerdos… ¡Sí! ¡Legros, un tipo raro ese
hombre! ¡Siempre me agradó lo distinto! ¡Atiéndeme Charlotte! ¡Un filósofo de
la muerte! ¡No te vayas Charlotte, no te vayas! ¡Tengo mucho que decirte
todavía!
(Ríe y llora delirante mientras trata de
atrapar a Charlotte que se desvanece de este sitio)
Escena IV
Charlotte, otra vez, ahora rememora.
¡Cuando
llegué a París me di cuenta de muchas cosas! Todo tomó bruscamente otra
velocidad, otro tiempo…en la provincia uno ve las cosas en pequeño…como si todo
lo mirara diminuto y lejano, como un telescopio invertido… ¡Pero en París, no!
En París todo era grande, rotundo y definitivo…en París comencé a ver el
alcance universal de las cosas…cada cosa que estaba sucediendo hoy, iba a dejar
una huella profunda para la humanidad en los siglos venideros… ¡Estaba segura
de eso! ¡Salvar a Francia, era salvar lo mejor del espíritu de la revolución y
su legado! Ay Dios, me sentía tan frágil y al mismo tiempo tan llena de
fuerza…como si no me perteneciera a mí misma, como si algo más fuerte que yo me
arrastrara, aunque fuera en ello mi perdición…
--¡Déjeme
entrar, señora déjeme entrar en nombre de la revolución!
--De
ningún modo puede verla ahora el “amigo del pueblo”…
--Pero
qué dice usted, le he enviado dos cartas… ¡Dos! Estoy segura que él me espera…
--¡Apártese!
¡Marat está tomando su baño y no anda bien de salud! Así que respete usted su
descanso…
--¡Usted
no comprende! ¡Tendré que pasar como sea! ¡Está en juego el destino de Francia,
Marat tiene que saberlo!
--¡Mil
rayos, qué pasa allá abajo en la escalera!
--Nada
ciudadano Marat, que una joven provinciana quiere entrar a verlo… y ya le he
dicho mil veces que usted no recibe.
--Déjala
pasar, mujer.
--¡Pero
Marat, si usted siempre me ha dicho que tenga cuidado en no dejar entrar a
extraños!
--¡Déjala
pasar te digo! ¡La muchacha me envió unas cartas que me interesan!
Las luces bajan. Marat se revuelve y
canta la marsellesa por lo bajo.
Escena V
Charlotte se dirige al público en
confesión.
--Así
sucedió todo…, allí en la habitación del temido Marat, llegué a convencerme que
mi acto era el único posible…
--Has
insistido mucho para este encuentro muchacha… y te confieso que si antes te
hubiera visto, antes te hubiera dejado verme.
--En
cambio yo sí lo he visto, Marat. Varias veces lo he escuchado hablar a la
convención.
--¡No
me digas! Esto se torna interesante.
--Sí
querido ciudadano. Eso es lo que me hace creer que es usted el único adecuado
para lo que vengo a decirle…
--¡¿De
qué hablas, muchacha?!
--Vea
con detenimiento esta lista.
--¿Son
ellos los que mencionaste en tu segunda carta?
--Todos
ellos. Uno por uno, girondinos peligrosos. Conspiran contra la revolución.
--Has
prestado un servicio inigualable a Francia…
--Espero
también haberle prestado un servicio también al gran Marat. ¡¿Qué hará con ellos?!
--Te
aseguro que no habrá piedad con ninguno. Mañana a primera hora, todos tendrán
una cita con la guillotina.
---Entonces
ya no hay dudas Marat, así como dispones de la vida de otros… ¡Tu vida ha de
llegar hoy a su límite!
--¡Ahhh!
¿Quién eres tú, en verdad, acaso el ángel de la muerte? ¡El ángel de la muerte!
¡ahhh!
Ahora
estoy aquí, y todos me miran como jueces…sin saber realmente la fuerza que
tienen los acontecimientos… estamos tan inmersos en ellos que nunca podemos
detenernos… ¡Nunca!
Las luces bajan sobre una extraña
estática de Charlotte.
Escena VI
Charlotte en la celda, espera la
ejecución… ¿O es la actriz que reconstruye la historia de Charlotte? Inicia un
soliloquio.
La
ilusión de un juicio ha terminado… ¿O es que todo está ahora exactamente como
era de esperar?… (Ríe y llora a la vez. Se le produce un extraño trance donde
los diversos personajes se agolpan, queriendo dominarla) ¡Basta, basta, basta! (Se retuerce y casi enloquece por un momento. Canta una
triste canción y se domina un poco)…Ah, ¿Pueblo mío, qué te hecho yo? (Disloca el texto a continuación,
repitiéndolo obsesiva, mientras entra al público) Mío, pueblo, yo, ¿Qué te
hecho? Pueblo, Yo, mío, Hecho, ¿Qué?... etcétera. (Llora deshecha, transición
brusca como si la llamaran) Y este maldito verdugo, Legros, partidario de
Marat, que me ha hecho más dura mi cruz…
--Ya
es hora condenada girondina…
--Girondina,
sí y además patriota verdadera… ¡No como ustedes los defensores del terror y el
miedo!
--¡Vas
a pagar muchacha! ¡Vas a pagar y te veré suplicar clemencia!
--¡Nunca
oirás palabras de clemencia de mi boca!
--¡Muy
pronto abofetearé tu cabeza alzándote de la cesta, muchacha orgullosa!
--¡Nos
veremos en el purgatorio, Legros! ¡Nos veremos!
Salir
al pasillo… afuera la multitud, y el repicar de los tambores… ¡La multitud! ¡La
multitud enfebrecida! Ay Dios, no permitas que yo flaquee, no permitas que
demuestre debilidad…no permitas que traicione lo que he defendido hasta con mi
vida… ¡Ah qué horrible máquina! Un golpe… ¡Un solo golpe y todo cesará! ¡Dios
recíbeme, tú bien sabes por qué he hecho todo esto!
Golpe rotundo de la guillotina por banda
sonora. Secuencia no verbal. Imagen de la muerte. En la obscuridad la mano de
Marat y la de Charlotte luchan. Imagen de que Charlotte se levanta en espíritu.
Imagen de Charlotte como la virgen en la caverna. Multitud que ensordece. Música
ritual. Pausa.
Escuchadme, este es mi testamento:
«¿Hasta cuándo, oh malditos franceses, os deleitaréis en
los problemas y las divisiones? Ya bastante y durante mucho
tiempo los facciosos y bribones han puesto su propia ambición en el lugar del
interés general; ¿por qué, víctimas de su furor, se han destruido a ustedes
mismos, para establecer el deseo de su tiranía sobre las ruinas de Francia?
«Las
facciones estallan por todas partes, la Montaña triunfa por el crimen y La opresión,
algunos monstruos regados con nuestra sangre conducen estas detestables
conspiraciones... ¡Trabajamos en nuestra propia perdición con más celo y
energía que el que hemos empeñado jamás para conquistar la libertad!
¡OH franceses, un poco más de tiempo, y no
quedará de vosotros sí continuáis así nada más que el recuerdo de la
existencia! ¡Seamos realistas, pidamos lo
imposible!”
Carcajada sarcástica. Las luces bajan.
Escena VII / Epílogo
La misma actriz del principio, observa
como si todo lo sucedido fuera un sueño apenas, o una alucinación. Mira
significativamente al público.
¿Será
que todos tenemos una cita con el más antiguo tribunal, LA HISTORIA? (Desmonta la guillotina y avanza con ella a
proscenio señaladamente) ¡¿Qué recordamos más de la revolución francesa, la
declaración de los derechos del hombre o el reinado del terror?! Hay tanta
muerte ligada a los actos del hombre que casi nunca podemos ver, que nos salva
o que nos aniquila… Ustedes y yo queridos espectadores, tenemos sueños,
ilusiones, anhelos… Entonces otra vez…. ¡¿Usted sabe lo que esta pasando?!
¡¿Usted sabe lo que va a pasar?!
Ciudad
de La Habana. Enero-febrero 2008
*Nota
del autor.
Los
textos que aparecen en cursivas o en negritas
generalmente
son citas, en este afán intertextual de la contemporaneidad.
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Galería: Foto de la puesta en escena:
![]() |
Mirtha Lilia Pedro Capó.
Foto: Jesús Camejo.
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Trabajando
sobre la voz
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Marat/Sade (1967).
Una producción de Peter Brooks
con Glenda Jackson como Charlotte Corday
con Glenda Jackson como Charlotte Corday
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