5.12.2021

FRANCISCO MORÁN: ¡LOS CUBANOS SON UNOS RAPIÑEROS!



Pues, sí, Teresa Melo alzó la mano en el periódico-yate Granma y ha exigido nada menos que su “derecho a réplica.” Pero, derecho a replicar ¿a qué o a quién? Eso tendría sentido si el periódico hubiera publicado algún texto, ALGUNA OTRA VOZ, a la que Melo, naturalmente, estaría en todo su derecho a replicar. Y éste, desde luego, no ha sido el caso. Además, todos sabemos, y Melo también, que en el Granma ella tiene todos los derechos.
   Réplica es lo que escribo aquí. ¿Y de verdad alguien me creería tan iluso como para exigirle, o rogarle al menos al Granma, mi derecho a replicarle a Teresa Melo?
Teresa Melo, que vive la revolución cubana en los arcoíris, y las sonrisas de la tarde, y el vaivén de las palmeras, replica desde la lírica. La lírica, o más exactamente, el lenguaje picúo, se presta de maravillas para tapiñar el puñetazo brutal de la realidad – tendremos escasez de pan en este trimestre, acababa de anunciar el Granma – así que allá va la poesía:
   “Ser feliz es también un acto de resistencia. ¿No llama la atención que quienes adversan nuestra vida en Cuba, que defendemos gran mayoría, siempre tienen activado lo que llamo «el modo oscuro»? Su visión se expresa en negativo: no ven la sonrisa, ven las vestiduras; no ven el abrazo, ven la pared sin pintar; no ven el plato compartido, ven el contenido. Así es difícil hacer creer que su preocupación es más que la búsqueda individual y rapiñera.”
   Teresa Melo quiere que veamos con mirada de fervientes creyentes en los milagros divinos del Estado que es la estampa misma del fracaso y la hipocresía. Ella quiere que veamos la “sonrisa,” y no las “vestiduras.” En esta poética de la miseria, implícitamente se reconoce que la gente no tiene que ponerse, pero que a lo que hay que atender es a la sonrisa. Diera lo que no tengo por ver a Teresa Melo vestida exclusivamente con sonrisas. No miren la pared sin pintura – no hablemos de la que se está cayendo – sino al abrazo. ¡Abráaazame fuerte!, Teresa, hazme olvidar… yo, no quiero, mirar esa pared… ¡Tapar la miseria con un abrazo! ¡Tapar la mierda con una sonrisa! Recubrir piadosamente el hambre, la frustración, el fracaso, el engaño, los 62 años perdidos, las familias separadas, todo eso, ¡con un abrazo! No quiere que miremos – ella misma lo ha dicho – el plato vacío, o lleno con algo que no alcanzamos a discernir (el eufemismo se las trae: el contenido). ¿Qué importa el picadillo envilecido del plato, si tenemos con quién compartir el envilecimiento? ¡Tenemos que agradecer que tenemos compañía! ¡que todavía hay vivos!
Por lo tanto, querer, buscar pintura para la pared, carne para el plato, y ropa que ponerse, ella lo llama “búsqueda individual y rapiñera”. ¡Qué repulsión sienten Teresa Melo, el periódico Granma, y el Estado por los cubanos si consideran que desear estar cómodos, vestir, comer, tener pintada la casa, son deseos egoístas, y por tanto despreciables!
   Pero, bueno, ¿de dónde salen estas pataletas que dejan al descubierto el más absoluto desprecio, insisto, por la calidad de vida que merecen los cubanos? Como ocurre siempre, no se atreven a dar la cara y se lanzan oblicuamente. Teresa Melo se hala los pelos porque le llegó la noticia de la petición que circula en Facebook exigiéndole a LASA que se pronuncie sobre los derechos humanos en Cuba. Ignora así que esa petición está perfectamente acorde con las posiciones que igualmente ha tomado LASA, por ejemplo, respecto a DACA, y a los derechos humanos en Guatemala.
   Del berrinche de Teresa Melo se sigue, pues, que comer, vestir y vivir en un lugar digno NO SON DERECHOS HUMANOS. ¿Cómo pueden serlo entonces en Cuba la libertad de pensamiento, de expresión? ¿Cómo pueden serlo la libertad intelectual, y la libertad de disentir, de pensar con cabeza propia? Sin proponérselo siquiera, Teresa Melo ha hecho más fuerte el argumento de la petición, y ha demostrado la urgencia de estas demandas.
   Y exactamente igual que con Luis Manuel Otero Alcántara, sobre todo lo que ha hecho el Granma, ahora Teresa Melo procede al linchamiento mediático de los firmantes de la petición:
   “Leo las disímiles listas y las cartas y las firmas... ¿Surgieron del impulso de mejoramiento o de fracasos personales enconados? Sea artista, profesional, desocupado, joven o no, delincuente, negociante, ineficiente, confundido, mercenario, indiferente, centrista, ideólogo, ignorante, todólogo ¿ya tienen nombre, recursos, apoyo y programa de futuro para las editoriales, teatros, salas de concierto, casas de cultura, escuelas de arte, barrios nuevos, sistema educativo, consultorios de salud, centros de investigación médica, vacunas; academias, instituciones de protección a los niños sin familia, a los mayores, a los desastres humanos y los naturales? Esperaría que sí, porque eso es una ínfima parte de lo que tenemos ahora. Y ellos no renuncian a ninguna de esas ganancias ni pertenencias, aunque traten de dinamitarlas.”
Colados entre artistas y profesionales, especula que puede haber desocupados (vagos), delincuentes, confundidos (léase estúpidos), ignorantes. En esa mescolanza, en la que sugiere hay de todo, lo que resalta, lo que ella dice es que no es posible distinguir al artista del delincuente, puesto que todos han ido a juntarse en la misma lista, en la misma petición. Quiere saber si tenemos programas, recursos y apoyo para todo, excepto la agricultura, las medicinas que hacen falta en las farmacias vacías, la comida, la ropa, la pintura para las casas, el pan (acaban de anunciar “afectaciones en la venta de pan liberado en el trimestre mayo-julio”).
   No pregunta por nada de esto, porque no les importa si los cubanos tienen ropa o no, comen o no – o qué -, ni si tienen un lugar decente donde vivir. Porque ni para Melo, ni para Canel, los cubanos merecen disfrutar la vida. ¡Que se contenten con estar vivos!
   Acaban de anunciar un plan que permitirá a los retirados incorporarse a la fuerza de trabajo. Lo que no dicen es que lo hacen, lo tienen que hacer porque la cosa no cuadra: el envejecimiento poblacional está por las nubes, y los jóvenes no parecen tener muchos estímulos para reproducirse. ¿Y quién podría culparlos?
Teresa Melo no menciona en lo absoluto – a ver, ¿a qué no se atreve a hacerlo? – que la petición pide que los cubanos tengan derecho a expresarse con libertad, a que su obra de arte no dependa de la curaduría de los ideólogos, a disentir sin sufrir represalias. No lo menciona porque sabe que NO puede negar ese derecho abiertamente.
   Hace unos días, en el artículo “Coleccionistas de escoria,” Luis Manuel Otero Alcántara fue etiquetado de excremento y de desecho. Y junto a una caricatura que presenta una caricatura racista del movimiento de San Isidro. Este es el periódico que nos acusa de odiar y de propagar el odio.
   Lo que piensa Teresa Melo de la vida que merecen los cubanos, está en la misma línea del ataque a Alcántara. Ya ni disimulan, me comentaba hace poco un amigo en Facebook. En efecto, ya no disimulan. No les importa que veamos el racismo atrincherado, el impulso eugenésico. Tampoco pueden ocultar el vacío de la ideología. Perdieron el control de la narrativa, y lo saben. No han podido poner una desde “Patria y Vida.” Esa música los cogió fuera de base, y la furia de la respuesta dejó claro de una vez lo que sabíamos. La alternativa no fue nunca Patria o Muerte, sino MUERTE, MUERTE (pérdidas, roturas, fracasos, decepciones, hambre, desesperanza).
   Teresa Melo, Granma: ¡ahora soy yo quien les exige el derecho a la réplica! ¿Me lo concederán? ¿Tendrán el valor, el coraje de publicar esto para sus lectores en Cuba?
P.D: La foto, Teresa, junto a la tumba de Martí, tiene algo de foto de cacería. Como las de Hemingway y Roosevelt junto a las piezas-trofeo.

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