Por Sarah Moreno
La historia de una reina rumana que escribía a escondidas a la luz de una vela, que recitaba a Shelley y a Byron por los pasillos del palacio, y que murió silenciada y olvidada por escribir en su diario una crítica a la monarquía y por sus supuestas relaciones lésbicas con una dama de la corte, es suficientemente interesante para inspirar una novela. Y si la trágica suerte de la reina es sólo una de las existencias que una maestra del siglo XXI descubre en una sesión de regresión a vidas pasadas efectuada por el mismo escritor de la novela, es casi imposible contener la curiosidad.Los elementos anteriores, sumados a la atmósfera de misterio que se consigue bajo hipnotismo, integran Las vidas de Arelys (Ediciones Atenea), la novela más reciente del escritor cubano José Lorenzo Fuentes, quien la presentará mañana en el Café Demetrio, en la tertulia La otra esquina de las palabras, que coordina el escritor Joaquín Gálvez. "Ella tocaba el piano, hacía meditación budista y leía a los grandes maestros del hinduismo'', cuenta Fuentes de Carmen Sylva, seudónimo literario de Elizabeth de Weid (1843-1916), una joven de la nobleza alemana que por su matrimonio con Carol I de Rumanía llegó a ser reina de ese país. Fuentes supo de la existencia de esta olvidada escritora del siglo XIX, que compartió antologías con Dostoievski, Víctor Hugo, Gogol y Balzac, gracias a su amistad con Arelys Cubero, una maestra nacida en Puerto Rico que el escritor conoció en Miami, en el 2007, en una presentación de uno de sus libros, Yerba Nocturna. "Cuando nos vimos por primera vez tuve la impresión de que Arelys y yo nos conocíamos de antes'', recuerda Fuentes, de 82 años, autor de un libro sobre meditación e interesado también en el tema de la reencarnación. A petición de Cubero, Fuentes le sirvió de guía en regresiones a sus vidas pasadas. En una de estas sesiones, Cubero dijo, bajo hipnosis, que "había sido escritora y vivido en un palacio''. Cuando Fuentes le preguntó de quién se trataba, Cubero mencionó a Carmen Sylva, un nombre desconocido hasta entonces para Fuentes. Después de varias indagaciones, el escritor supo de la relevancia de esta mujer y se enteró de que ese seudónimo latino había sido elegido por De Weid, que combinó los términos en latín de "bosque'' (Sylva) y "canto'' (Carmen). También supo que había escrito un poema sobre Safo y una tragedia sobre la reina de Inglaterra decapitada, Ana Bolena. Como la de Sylva, la vida del escritor cubano ha estado poblada de momentos de protagonismo y oscuridad.
Fuentes reportó como periodista la batalla de Santa Clara, liderada por el Che Guevara, durante la insurrección que condujo al inicio de la Revolución cubana, en enero de 1959. A principios de los años 60, fue periodista personal de Fidel Castro y jefe de prensa del Instituto Nacional de Reforma Agraria. Cuando en 1969 fue acusado de agente de la CIA y encarcelado por tres años, ya había ganado el Premio Nacional de Novela con Viento de enero (1967) y una mención en el concurso Casa de las Américas con Después de la gaviota (1968).Fuentes --que en 1991 firmó el documento contestario La Carta de los Diez, el cual incluyó las firmas de otros escritores cubanos como Manuel Díaz Martínez, María Elena Cruz Varela y Raúl Rivero, entre otros-- logró salir de la isla en 1992 con una invitación de la Universidad de Iowa. "Ahora me parece que escribo mejor que antes porque tengo más experiencia. Decía Chéjov que el escritor posee la facultad natural y la dificultad adquirida. Y es que el oficio es muy importante'', comenta el escritor, que hoy trabaja a un ritmo más pausado. "Cuando era joven escribía 20 cuartillas al día, hoy sólo hago dos'', confiesa.
• Publicado originalmente en El Nuevo Herald, el jueves 13 de mayo de 2010.smoreno@elnuevoherald.com
La historia de una reina rumana que escribía a escondidas a la luz de una vela, que recitaba a Shelley y a Byron por los pasillos del palacio, y que murió silenciada y olvidada por escribir en su diario una crítica a la monarquía y por sus supuestas relaciones lésbicas con una dama de la corte, es suficientemente interesante para inspirar una novela. Y si la trágica suerte de la reina es sólo una de las existencias que una maestra del siglo XXI descubre en una sesión de regresión a vidas pasadas efectuada por el mismo escritor de la novela, es casi imposible contener la curiosidad.Los elementos anteriores, sumados a la atmósfera de misterio que se consigue bajo hipnotismo, integran Las vidas de Arelys (Ediciones Atenea), la novela más reciente del escritor cubano José Lorenzo Fuentes, quien la presentará mañana en el Café Demetrio, en la tertulia La otra esquina de las palabras, que coordina el escritor Joaquín Gálvez. "Ella tocaba el piano, hacía meditación budista y leía a los grandes maestros del hinduismo'', cuenta Fuentes de Carmen Sylva, seudónimo literario de Elizabeth de Weid (1843-1916), una joven de la nobleza alemana que por su matrimonio con Carol I de Rumanía llegó a ser reina de ese país. Fuentes supo de la existencia de esta olvidada escritora del siglo XIX, que compartió antologías con Dostoievski, Víctor Hugo, Gogol y Balzac, gracias a su amistad con Arelys Cubero, una maestra nacida en Puerto Rico que el escritor conoció en Miami, en el 2007, en una presentación de uno de sus libros, Yerba Nocturna. "Cuando nos vimos por primera vez tuve la impresión de que Arelys y yo nos conocíamos de antes'', recuerda Fuentes, de 82 años, autor de un libro sobre meditación e interesado también en el tema de la reencarnación. A petición de Cubero, Fuentes le sirvió de guía en regresiones a sus vidas pasadas. En una de estas sesiones, Cubero dijo, bajo hipnosis, que "había sido escritora y vivido en un palacio''. Cuando Fuentes le preguntó de quién se trataba, Cubero mencionó a Carmen Sylva, un nombre desconocido hasta entonces para Fuentes. Después de varias indagaciones, el escritor supo de la relevancia de esta mujer y se enteró de que ese seudónimo latino había sido elegido por De Weid, que combinó los términos en latín de "bosque'' (Sylva) y "canto'' (Carmen). También supo que había escrito un poema sobre Safo y una tragedia sobre la reina de Inglaterra decapitada, Ana Bolena. Como la de Sylva, la vida del escritor cubano ha estado poblada de momentos de protagonismo y oscuridad.
Fuentes reportó como periodista la batalla de Santa Clara, liderada por el Che Guevara, durante la insurrección que condujo al inicio de la Revolución cubana, en enero de 1959. A principios de los años 60, fue periodista personal de Fidel Castro y jefe de prensa del Instituto Nacional de Reforma Agraria. Cuando en 1969 fue acusado de agente de la CIA y encarcelado por tres años, ya había ganado el Premio Nacional de Novela con Viento de enero (1967) y una mención en el concurso Casa de las Américas con Después de la gaviota (1968).Fuentes --que en 1991 firmó el documento contestario La Carta de los Diez, el cual incluyó las firmas de otros escritores cubanos como Manuel Díaz Martínez, María Elena Cruz Varela y Raúl Rivero, entre otros-- logró salir de la isla en 1992 con una invitación de la Universidad de Iowa. "Ahora me parece que escribo mejor que antes porque tengo más experiencia. Decía Chéjov que el escritor posee la facultad natural y la dificultad adquirida. Y es que el oficio es muy importante'', comenta el escritor, que hoy trabaja a un ritmo más pausado. "Cuando era joven escribía 20 cuartillas al día, hoy sólo hago dos'', confiesa.
• Publicado originalmente en El Nuevo Herald, el jueves 13 de mayo de 2010.smoreno@elnuevoherald.com
2 comments:
Ritita, he entrado a tu blog, y hasta ahora lo que he visto me gusta, síguele metiendo, un besote
Gracias, Vázquez. A ver cuando te tenemos por aquí!
Post a Comment