6.15.2010

RAÚL ORTEGA: SIN GRASA Y CON ARENA

Esa noche, cuando encontré al poeta Raúl Ortega, me detuve en sus ojos. Prudente, desvié la atención, aunque pude haberme pasado la noche fija en su mirar fácil e inquisitivo, comedido e indiscreto, alborozado pero doliente. Lo vi como parado en sus poemas: preguntas directísimas de hombre y de poeta, asqueado de la hipocresía, evaluando el carnaval, recuestando las razones de la in/existencia, inquiriendo una posible salvación dentro de la muerte a través de los poderes del horror. Pertinaz trovador de la memoria, en su poesía el sujeto agoniza dentro de la pérdida y la mudanza. Su verso muestra paisajes conocidos y hasta comunes, pero desde ahí arranca a preñar, con ironía y sarcasmo, sorprendentes imágenes y lúcidas sentencias. Los dejo con algunos poemas de su poemario inédito más reciente: Sin grasa y con arena.


PEQUEÑAS DIFERENCIAS

Dios es un tipo que siempre te perdona porque ése es su negocio. Sólo pide a sus embajadores en la Tierra que exijan la rodilla en el piso, la mejilla más sana, sin importarle si tú eres el único culpable de que el mundo se haya convertido en la letrina de todas las estrellas.

El hombre no. El hombre cuando otorga el perdón es cuando más seguro está del valor de su odio.

PERROS QUE NO MUEVEN LA COLA

Pudimos escapar armados de valor, o también por cobardes, que viene siendo igual si es cierto que los límites se pueden confundir.

Pero si lo logramos, si nos desenredamos del pezón, entonces ya no estaremos de acuerdo con más nada. La desconfianza será como ese plato donde nos inclinaremos a comer levantando los ojos, y no permitiremos que nadie nos pase la mano por el lomo para que demostremos la obediencia.

LA FE

Cuando era como un tren de carga sobre los rieles del torrente sanguíneo; un aleteo insomne; discreta como una vieja chismosa detrás de la ventana, o calzaba pantuflas para caminar por el corazón de la gente, no niego que la fe sirviera para algo.

Ahora sale en la tele, en un reality show donde hay que defecar y revolver con un palito, para que el rival adivine los ingredientes de la última cena.

La fe, un asco, en fin: una figura pública.

LA FAMILIA

Si mi hija de un año no durmiera sobre mí como si descansara sobre un parque de diversiones; si la caricia de su madre a mi lado no enroscara sus piernas con la mías, estoy seguro que ya me hubiese puesto un chaleco cargado de explosivos, para ponerme a bailar en medio de un mercado.

Hoy por hoy trabajo de mozo de limpieza en una fábrica de caramelos, y cuando hablo sobre el dueño le digo míster William.
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Raúl Ortega Alfonso. (La Habana, Cuba, 1960). Mexicano por naturalización. Ha publicado, entre otros libros, los siguientes poemarios: Las mujeres fabrican a los locos (La Habana: Editorial Abril); Acta común de nacimiento (México, D. F.: Editorial Praxis 1998); Con mi voz de mujer (Fonca, Guadalajara, México: Editorial Arlequín, 1998). Segunda edición de Las mujeres fabrican a los locos (México, D. F.: Editorial Praxis); La memoria de queso (Miami, Florida, Editorial La Torre de Papel, 2006); libro-objeto de poemas y grabados Desde una isla, en colaboración con el pintor Carlos Alberto García, (México, D. F., 2007). Incluido en diferentes antologías de poesía en Cuba y en el extranjero, su obra ha sido traducida al alemán. Radica entre Miami y la Ciudad de México.

En el 2010 los lectores de Grafoscopio fueron de los primeros en disfrutar una selección de poemas de Sin grasa y con arena. En este mes de enero del 2011, convido a comprarlo. El poemario acaba de ser publicado por la Editorial Velámenes. Encuentra detalles aquí de su pronta presentación, el 4 de febrero en la Alliance Francaise South Florida.

2 comments:

Anonymous said...

Guajirón, no había visto estos poemas tuyos, recientes. Lo que es el poeta: no cambia tu voz aunque te metas por otro camino. La metáfora dura, como siempre, pero ahora más sentenciosa que antes. En los cuatro hallo sentencias fenomenales. El negocio de Dios; valor y cobardía, estoy de acuerdo, viene siendo lo mismo en ese caso.
Qué desencanto, hermano, "la letrina de todas la estrellas" y la fe "una figura pública"... y es verdad, eso es lo peor.
En fin, estos poemas duelen, como duele la vida, como duele la vida para el poeta quiero decir.
Poética introducción de Rita.
Gracias.
Félix Luis Viera

Anonymous said...

Guajirón, no había visto estos poemas tuyos, recientes. Lo que es el poeta: no cambia tu voz aunque te metas por otro camino. La metáfora dura, como siempre, pero ahora más sentenciosa que antes. En los cuatro hallo sentencias fenomenales. El negocio de Dios; valor y cobardía, estoy de acuerdo, viene siendo lo mismo en ese caso.
Qué desencanto, hermano, "la letrina de todas la estrellas" y la fe "una figura pública"... y es verdad, eso es lo peor.
En fin, estos poemas duelen, como duele la vida, como duele la vida para el poeta quiero decir.
Poética introducción de Rita.
Gracias.
Félix Luis Viera