Fue el artesano Manuel Puig (Manolo para nosotros, sus amigos) el que me preguntó una vez si ya conocía la poesía de María Elena Hernández. Al responderle que no, me tomó por el brazo y me condujo por toda La Habana a la lectura que ese mismo día daba la poeta. En el camino me hablaba de lo fuerte de esta nueva voz. Y como había tanta aglomeración en la sala, ese día sólo entré en contacto con la voz juvenil de la poeta. Después conocí a María Elena y comenzó el intercambio de ideas y poemas y una hermandad hermosa donde la poesía siempre estuvo presente y creciendo hacia libros futuros. Parece increíble el viaje en el tiempo; pero de estas andanzas han pasado ya 20 años y yo tengo el gusto y la alegría de saber y confirmar que la obra de María Elena Hernández sigue ofreciendo la misma fortaleza e integridad de sus comienzos. A la misma, claro, le ha añadido más vida, más experiencia, más filosofía y decantación. La poeta ha transitado distintos mundos y de todos ellos ha recogido (recoge) alertas, avisos, señales urgentes de las que nos habla con voz emergente e inquisitiva.
PREGUNTA CON ANTORCHA
¿El futuro con su caja de pandora cuándo llegará? ¿Cuándo seremos envidiados por esta fatiga? Para pasarles la antorcha necesitamos a los nuevos atletas. De lo contrario abandonaré la carrera. Y los desilusionaré a ustedes. Y a los atletas del futuro.
LETARGO
A Cioran lo torturaban las nubes
que pasaban presurosas y sin sentido
por su ventana. A Cioran
le faltaba el sueño
que eternizaba a Chuang Tzu.
Nubes, nubes o mariposas
Dejo que pase el día
sin lo uno
y sin lo otro.
CUALQUIER PIEDRA QUE LEVANTES
Pudo ser aquella.
Ausente de materia.
Sin tiempo ni fronteras.
Fugada del camino.
Ésta pudiera ser.
La que hace años impide
escape tu revólver
insatisfecho y errabundo
por los ríos, por las colinas.
OTRA PREGUNTA
¿A dónde van las palabras
después que se las lleva el viento?
¿Caen,
como pensaba Emily Dickinson,
en alguna matriz?
¿O nos sumergen
en un plato con sopa
como le sucedió a Olga Orozco?
Una vez dispersas,
¿dónde se mantienen alertas?
Es domingo: estoy perdida.
Me gustaría pasar revista a ese discreto ejército.
Tal vez si paseo con mis muertos por la plaza
y los niños me gritan
y juegan a la rueda rueda
que sí tengo palabras.
Que sí puedo.
Que sí puedo partir.
Vuelvo a mi armadura: mi celda medieval.
Existe una matriz y es la desesperanza.
Tapemos mi nombre.
Y ya.
VIOLETA EN EL ASERRADERO
Una rama de parra tirada en el piso a nadie debe importar.
(A nadie debe importar aunque con la escoba levante
las hojas que ya le crecieron, Dios mío, ¿con la ayuda de quién?)
FELICIDAD
Lo estéril no tiene límites.
La poesía, el feto: imposibles.
Si algún brote de vida en el macetero hay,
lo ahogo con tus manos.
Y con las mías.
CIORAN DECAE
Niega todo de manera obsesiva.
Incluso a Europa niega lo que es de Europa.
A Rusia lo que es de Rusia.
Y a Rumania
todo posible tratamiento
contra el dolor.
Decae
luego de haber fundado un imperio
de inquietud y de duda.
Nació cansado.
Pero aún así saltó del útero
al propio campo de exterminio.
Lejos de la madre y de la patria
con otro colega suyo bebió leche de burra.
Nadie le regale un llamado
ni una vindicación.
Ahorcaría con el cable del teléfono.
No quiere ir al doctor.
Niega
toda alucinación
curativa.
El imperio del ser
le quitó el sueño.
Y ahora decae.
Es un estoico
provocador.
Es un rebelde, un bárbaro.
PREGUNTA CON ANTORCHA
¿El futuro con su caja de pandora cuándo llegará? ¿Cuándo seremos envidiados por esta fatiga? Para pasarles la antorcha necesitamos a los nuevos atletas. De lo contrario abandonaré la carrera. Y los desilusionaré a ustedes. Y a los atletas del futuro.
LETARGO
A Cioran lo torturaban las nubes
que pasaban presurosas y sin sentido
por su ventana. A Cioran
le faltaba el sueño
que eternizaba a Chuang Tzu.
Nubes, nubes o mariposas
Dejo que pase el día
sin lo uno
y sin lo otro.
CUALQUIER PIEDRA QUE LEVANTES
Pudo ser aquella.
Ausente de materia.
Sin tiempo ni fronteras.
Fugada del camino.
Ésta pudiera ser.
La que hace años impide
escape tu revólver
insatisfecho y errabundo
por los ríos, por las colinas.
OTRA PREGUNTA
¿A dónde van las palabras
después que se las lleva el viento?
¿Caen,
como pensaba Emily Dickinson,
en alguna matriz?
¿O nos sumergen
en un plato con sopa
como le sucedió a Olga Orozco?
Una vez dispersas,
¿dónde se mantienen alertas?
Es domingo: estoy perdida.
Me gustaría pasar revista a ese discreto ejército.
Tal vez si paseo con mis muertos por la plaza
y los niños me gritan
y juegan a la rueda rueda
que sí tengo palabras.
Que sí puedo.
Que sí puedo partir.
Vuelvo a mi armadura: mi celda medieval.
Existe una matriz y es la desesperanza.
Tapemos mi nombre.
Y ya.
VIOLETA EN EL ASERRADERO
Una rama de parra tirada en el piso a nadie debe importar.
(A nadie debe importar aunque con la escoba levante
las hojas que ya le crecieron, Dios mío, ¿con la ayuda de quién?)
A Violeta Parra, por supuesto
FELICIDAD
Lo estéril no tiene límites.
La poesía, el feto: imposibles.
Si algún brote de vida en el macetero hay,
lo ahogo con tus manos.
Y con las mías.
CIORAN DECAE
Niega todo de manera obsesiva.
Incluso a Europa niega lo que es de Europa.
A Rusia lo que es de Rusia.
Y a Rumania
todo posible tratamiento
contra el dolor.
Decae
luego de haber fundado un imperio
de inquietud y de duda.
Nació cansado.
Pero aún así saltó del útero
al propio campo de exterminio.
Lejos de la madre y de la patria
con otro colega suyo bebió leche de burra.
Nadie le regale un llamado
ni una vindicación.
Ahorcaría con el cable del teléfono.
No quiere ir al doctor.
Niega
toda alucinación
curativa.
El imperio del ser
le quitó el sueño.
Y ahora decae.
Es un estoico
provocador.
Es un rebelde, un bárbaro.
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María Elena Hernandez Caballero. (La Habana, 1967). Ha publicado: Donde se dice que el mundo es una esfera que dios hace bailar sobre un pingüino ebrio, poemario con el que obtuvo el Premio David de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en en 1989; Elogio de la sal. (Santiago de Chile: Editorial Cuarto Propio, 1996) y Electroshock-Palabras (Argentina: Editorial La Bohemia, 2001). Poemas suyos aparecen incluidos en las antologías sobre poesía cubana actual: Un grupo avanza silencioso (México D.F.: Ed. UNAM); Retrato de grupo (La Habana: Ed. Letras Cubanas); El pasado del cielo (Colombia); Álbum de poetisas cubanas (Cuba), entre otras, así como en diversos diarios y revistas literarias latinoamericanas, españolas y de Estados Unidos. Mantiene inéditos la novela Libro de la derrota y el poemario La rama se parte. En 1994 llegó a Chile donde residió algunos años y fue cofundadora de la Editorial Las Dos Fridas . Reside desde el 2000 en Buenos Aires, Argentina.
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