12.30.2010

FÉLIX LUIS VIERA: SONIA DÍAZ CORRALES Y EL HOMBRE DEL VITRAL

Sonia Díaz Corrales pertenece al equipo literario Todos Estrellas de la región espirituana, quizá la tierra menos propicia para la creación artística de la Isla de Cuba: allí los dirigentes del Partido Comunista de Cuba se han dedicado sobre todo a estimular la siembra de arroz y acorralar a los intelectuales. Díaz Corrales, poeta de reconocida trayectoria y que hoy, felizmente, vive en Islas Canarias, acaba de publicar su primera novela por Ediciones Aguerre, con sede en aquellas islas.
      La novela gana mucho por el andamiaje milimétrico con que está diseñada —pienso, además, que Díaz Corrales le tiró a innovar con esta vertiente dialogada desde los inicios-- y, fundamentalmente, porque la autora ha sabido trasegar a la narrativa sus talentos de poeta, así como por la notable capacidad de observación, que se destaca sobremanera al abordar lo íntimo humano y esas fuerzas, hasta ahora y felizmente por nadie descubiertas, que se escurren, digamos, por los meandros del amor entre dos seres humanos (digo “seres humanos” porque de eso se trata el amor, creo).
      Creo que no sólo la ópera prima, sino aun la vigésima novela de todo autor, deben pasar por las manos de un editor, o de un consejo editorial profundo, o por un consejo de amigos de igual marca. Porque el género novela tiene esa enjundia: es flexible, volátil, escurridizo, tramposo... Y perdonen que casi diga lo mismo con estos calificativos.
      Si yo hubiera estado en ese consejo de amigos, aunque los demás expresaran su desacuerdo, le hubiera aconsejado a Díaz Corrales que no comenzara El hombre del vitral con un capítulo a base de diálogos. Le hubiera dicho que, a menos que los diálogos sean intensos y los movimientos planteados de esta forma extensos, y con suficiente vuelo narrativo, amén de “escenificación” suficiente... no se debe comenzar una novela de esta forma... Es más, le habría pedido que transformara todo el plano de Álex y Sandra, o al menos que lo ubicara con más precisión y más “adelante”. Porque si bien los diálogos —sin acotaciones—de estos dos personajes, técnicamente, son buenos, el lector comienza a temerles por una razón muy sencilla: los demás planos y capítulos de la novela, que no tienen que ver con estos dos personajes, o que sólo lo evocan, son de muy alto nivel narrativo.
      Creo que la novela debió empezar a partir de “Miró el pescado que, poco a poco, se convertía en un espinazo ahogado, hundido en la salsa que quedaba en la fuente” (pág. 17). De aquí en adelante, y en esta dirección narrativa, la obra alcanza destacables momentos en donde la poseía ya dicha, el ingenio y la reflexión nos ofrecen momentos de alta prosa.

«Empezaba a estar muy claro que el que dos personas lean el mismo libro, no significa que leyeran lo mismo” (pág. 21)
«Las luces de las ciudades son más bonitas que las ciudades en sí” (pág. 73)
«... siempre antes de que algo o alguien esté; en ese sitio ha estado el vacío, la ausencia, la necesidad de ese algo o alguien” (pág. 109)
«Se sintió acompasar y acelerar los movimientos a pesar de todo. Subir le parecía una huída que el deseo finalmente detenía. Bajar era un caer continuado, sin fin, de vértigo, tan placentero que nada podía sacarla de aquella sensación” (pág. 124).
      Por otra parte, Sonia Díaz Corrales apuesta por la cita, dentro de su novela, de creadores y especialistas en la materia literaria. Para mí esto no demuestra fuerza per se, es algo así como recurrir a otro para autorreforzarse, y asimismo alguna cita podría no ser comprendida por un lector extraño o por uno del año 2090.
      De lo dicho antes se podría inferir que la autora es eficaz sólo cuando se vale del narrador omnisciente. No. Vean la diferencia del plano “Ángela...” y comprobarán que aquí, a diferencia del de “Alex y Sandra”, el diálogo corre bien engrasado y decidor.
      Son 151 cuartillas que rebosan de pulpa en uno y otro sitio. Yo esperaría, para bien de la literatura cubana, una segunda edición “corregida por la autora”. Mientras, lean esta primera edición, les aseguro que vale la pena.
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Félix Luis Viera. Poeta, cuentista y novelista cubano. Ejerce la crítica literaria y el comentario político. Reside en México desde 1995. Entre sus libros destacan: Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia (Premio David de Poesía de la UNEAC, 1976); En el nombre del hijo (Premio de la Crítica 1983) y Con tu vestido blanco (Premio Nacional de Novela de la UNEAC 1987 y Premio de la Crítica 1988) y Un ciervo herido (Editorial Plaza Mayor, Puerto Rico, 2003). En este año acaba de publicar el poemario La patria es una naranja y la novela El corazón del Rey.

5 comments:

Anonymous said...

Digan si esta novela se puede conseguir en México. Me interesa la liteatura cubana.

Mariana Lira
México

Anonymous said...

gracias félix por decir sobre el hombre del vitral, gracias rita, felicidades en este nuevo año, sonia diaz

Félix Anesio said...

resena concisa, justa, elegante! enhorabuena al libro y a su autora. gracias por la entrega.

grafoscopio said...

La novela El hombre del vitral tiene una versión impresa que puede obtenerse contactando Ediciones Idea (España), y también otra electrónica, o como e-book. Este es el enlace: http://www.lalibreriadelau.com/libros-de-literatura-en-general-ca83_61/e-book-el-hombre-del-vitral-p49183

Anonymous said...

Gracias a Martín por darme los datos para conseguir la novela, ya entre en la página.

Mariana