Entre 15 y 20 (Rita Martín entrevista a Odette Alonso)
Razones para la escritura
O.A.: Los poemas de esos libros fueron escritos en Santiago de Cuba cuando tenía poco más de 20 años. Enigma de la sed se publicó en Santiago en 1989, como parte de Caserón, una de las editoriales provinciales que se inauguraron para descentralizar manuscritos de las editoriales nacionales; Historias para el desayuno ganó en Holguín, también en 1989, el premio de poesía “Adelaida del Mármol” y allí vio la luz de las imprentas y la del sol oriental. Años después, en 2003, una revisión de ambos libros salió en España, al amparo del bellísimo sello Torremozas, bajo el título Cuando la lluvia cesa. Son poemas de juventud, pero cuando los releo, a veces me asombran a mí misma.
O.A.: Creo casi ciegamente en la inspiración. Rara vez me fuerzo a escribir algo que no salga de ese lugar oculto y desconocido de donde vienen las palabras. Estar dotado no quiere decir, creo, tener bajo control a la voluntad; es simplemente dejarse llevar y, si es posible, sí, perderse en ese trance. Porque sólo perdiéndonos, encontramos.
Soledad y multiplicidad
O.A.: No hay que superarlos, sólo esperar. En algún momento regresarán las palabras, cuando ellas quieran, cuando haya algo que decir, cuando sea pertinente… Y si no vuelven, por algo será. No es necesario aislarse, no siempre: a veces se escribe en los lugares más inusitadamente multitudinarios, pero es cierto, hay otras labores, otros trances, que requieren íntima soledad.
O.A.: Cada quien es un mundo y, al mismo tiempo, todos los mundos. O ninguno: la vida es un misterio que tal vez no entenderemos mientras estemos vivos. Hay que entregarse y hay que recogerse; cada cosa a su debido tiempo. Ser uno y hacerse uno con los otros. Ser, a ratos, los otros de nosotros mismos.
Oficio
O.A.: Dejarse llevar, no ponerse frenos ni límites, no tenerle miedo a las palabras ni a su fluir. Pero revisar con rigor, para tampoco excederse en superfluidades. No tener piedad con lo que merezca ser borrado. Trascender los tramposos márgenes de la “realidad” (siempre entrecomillada), el testimonio y la autobiografía; saberlos traicionar, inventar a placer. Tener claro que no hay nada nuevo bajo el sol porque sólo así nos esforzaremos en lograrlo. No ejercer devociones hacia otros colegas, por muy clásicos que fueren, o saber deslindar el yo lector del yo escritor para no caer en imitaciones de estilos ajenos. Y llevar siempre una libreta donde anotar la “genial idea” o el “verso perfecto” que, de no apuntarlos en ese instante, se perderán para siempre. Ahora, tampoco hay que angustiarse si se “pierden”… seguro no eran tan geniales. Otros vendrán…
O.A.: Nada, todo tiene cabida en ella sabiéndolo acomodar.
O.A.: En una necesidad de expresar de “otro modo”. Llegó el momento en que la poesía no bastó a lo que quería decir: entonces di el salto. Y fue alucinante. También la narrativa tiene sus encantos.
Identificaciones de la literatura
O.A.: No, es un modo de disfrute, una fuente de placer. Y es también, cómo no, el reino de la locura y la neurosis, juntas y revueltas.
O.A.: Convergen en un cruce de caminos. Se funden, se separan y vuelven a amalgamarse como el mercurio que se derramaba de los termómetros rotos cuando éramos niños.
O.A.: Ya te dije: la literatura es un juego de placer. Una cópula que se sufre y se disfruta despacito. Letra a letra, beso a beso, con fruición. Orgiástica a veces; otras, en solitario onanismo. Que el resultado fuera orgásmico sería el mejor premio.
O.A.: No, al contrario, la palabra está en un momento de apogeo. Los nuevos modos de comunicación en las redes sociales y las nuevas tecnologías se sustentan en la palabra escrita. Así se chatea, se feisbuquea, se twitea y se bloguea. Qué lujo que la lengua, todas las lenguas, vayan incorporando nuevos términos, enriqueciéndose, transformándose, adaptándose a los tiempos y sus avatares. Porque el que diga que con esto se empobrece la expresión, no está observando bien este proceso.
La misma lengua, otra lengua
O.A.: Cuando llegué a México prácticamente tuve que aprender un nuevo idioma. No sé por qué pensamos que el castellano en América es estándar cuando realmente en el habla coloquial, cotidiana, las normas regionales y los giros locales distan abismalmente entre un país y otro. Incluso, entre las provincias de un mismo país; incluso entre las colonias o barrios de una misma ciudad. Se equivocaba sin dudas Martí, en su idealismo, al afirmar que del Bravo a la Patagonia hay sólo un pueblo. Pero claro, hay una base sonora común, no es lo mismo que llegar a un sitio donde no se entienda nada. Esa experiencia ha de llevarla cada quien a su manera. Lo cierto es que cuando, tantas veces, me preguntan o me insisten en por qué no me fui o no me voy a Estados Unidos, lo primero en lo que pienso es en la lengua.
O.A.: El exilio ha sido para mí una fortuna, la posibilidad de ampliar los horizontes, de conocer y ser de otro modo, de vivir experiencias que, encerrada en la isla, me hubiera perdido. Sin exilio no habría escrito la mitad de los cuentos de Con la boca abierta ni Espejo de tres cuerpos, que es una novela tan mexicana con todo y su universalidad; no hubiera armado los dos poemarios que tengo inéditos; no habría compilado Las cuatro puntas del pañuelo. Poetas cubanos del exilio y la diáspora, una compilación que finalmente vio su publicación este año por Aduana Vieja, bajo el título de Antología de la poesía cubana del exilio. El exilio es aprender a soltar y a readaptarse, a incorporar, a enriquecerse, a olvidar y a no olvidar. Es una bendición, una ganancia. Si no lo ves de ese modo, será una desgracia insondable y sería un desperdicio.
O.A.: Cuando salí de Cuba conocí la otra mitad de la literatura y el arte cubanos, los que desde el mismísimo año 59 han escrito los emigrados. Y me parece un crimen sin nombre que las políticas educativas de la Revolución cubana (tan halagadas desde fuera de la Isla) nos hayan privado de conocer esa otra parte de nuestro patrimonio cultural, y lo sigan haciendo con quienes viven y estudian allí, como mismo privan a los de afuera de conocer el quehacer de quienes trabajan dentro. Ese muro debe ser derrumbado como la puerta de Brandenburgo para que entonces el arte y la literatura cubanos puedan ser “uno sólo”, como tanto se cacarea a un lado y otro de las aguas territoriales del archipiélago.
O.A.: Es la literatura que incorpora en tema, tramas y personajes la erótica de la homosexualidad. Que no debe confundirse con la literatura de tono lésbico o gay porque, aunque “el resto” suela tener con frecuencia otra idea en sus mentes calenturientas, los homosexuales nos ocupamos y nos inquietan otros muchos asuntos, muchísimos, más allá del lecho… y la leche.
O.A.: ¿De qué sirve la vida?, ¿con qué propósito nos mandaron aquí?... Hasta ahora no he podido hallar una respuesta convincente.
Razones para la escritura
un poco de ego, un poco de necesidad
R.M.: ¿Por qué se escribe? ¿Qué significa escribir?
O.A.: Comunicarse con los otros y con uno mismo. Para eso se escribe, de eso se trata. Un poco de ego, un poco de necesidad, un poco de misión. Una manera de vivir más de una vida.son poemas de juventud
R.M.: ¿Cuál fue el origen de poemarios como Enigma de la sed y Palabra del que vuelve?O.A.: Los poemas de esos libros fueron escritos en Santiago de Cuba cuando tenía poco más de 20 años. Enigma de la sed se publicó en Santiago en 1989, como parte de Caserón, una de las editoriales provinciales que se inauguraron para descentralizar manuscritos de las editoriales nacionales; Historias para el desayuno ganó en Holguín, también en 1989, el premio de poesía “Adelaida del Mármol” y allí vio la luz de las imprentas y la del sol oriental. Años después, en 2003, una revisión de ambos libros salió en España, al amparo del bellísimo sello Torremozas, bajo el título Cuando la lluvia cesa. Son poemas de juventud, pero cuando los releo, a veces me asombran a mí misma.
creo casi ciegamente en la inspiración
R.M.: ¿Cómo describirías el proceso creativo? ¿Se debe hablar de esa desprestigiada palabra que es la inspiración o de espiración? ¿Estar dotado es perderse como decía Jean Cocteau?O.A.: Creo casi ciegamente en la inspiración. Rara vez me fuerzo a escribir algo que no salga de ese lugar oculto y desconocido de donde vienen las palabras. Estar dotado no quiere decir, creo, tener bajo control a la voluntad; es simplemente dejarse llevar y, si es posible, sí, perderse en ese trance. Porque sólo perdiéndonos, encontramos.
Soledad y multiplicidad
en algún momento regresarán las palabras
R.M.: ¿Solamente aislándose por completo se puede trabajar? ¿Cómo superas los malos momentos de bloqueo o página en blanco?O.A.: No hay que superarlos, sólo esperar. En algún momento regresarán las palabras, cuando ellas quieran, cuando haya algo que decir, cuando sea pertinente… Y si no vuelven, por algo será. No es necesario aislarse, no siempre: a veces se escribe en los lugares más inusitadamente multitudinarios, pero es cierto, hay otras labores, otros trances, que requieren íntima soledad.
ser, a ratos, los otros de nosotros mismos
R.M.: Para Pessoa su ser “participaba de todos los hombres (…) una suma de no-yos sintetizada en un yo postizo”...O.A.: Cada quien es un mundo y, al mismo tiempo, todos los mundos. O ninguno: la vida es un misterio que tal vez no entenderemos mientras estemos vivos. Hay que entregarse y hay que recogerse; cada cosa a su debido tiempo. Ser uno y hacerse uno con los otros. Ser, a ratos, los otros de nosotros mismos.
Oficio
no ejercer devociones
R.M.: Pensemos en estas acciones: escribir, destruir, corregir, editar… ¿Consejos para escritores de (novela/poesía/o ambas)?O.A.: Dejarse llevar, no ponerse frenos ni límites, no tenerle miedo a las palabras ni a su fluir. Pero revisar con rigor, para tampoco excederse en superfluidades. No tener piedad con lo que merezca ser borrado. Trascender los tramposos márgenes de la “realidad” (siempre entrecomillada), el testimonio y la autobiografía; saberlos traicionar, inventar a placer. Tener claro que no hay nada nuevo bajo el sol porque sólo así nos esforzaremos en lograrlo. No ejercer devociones hacia otros colegas, por muy clásicos que fueren, o saber deslindar el yo lector del yo escritor para no caer en imitaciones de estilos ajenos. Y llevar siempre una libreta donde anotar la “genial idea” o el “verso perfecto” que, de no apuntarlos en ese instante, se perderán para siempre. Ahora, tampoco hay que angustiarse si se “pierden”… seguro no eran tan geniales. Otros vendrán…
evitar: nada
R.M.: ¿Qué es preciso evitar en literatura?O.A.: Nada, todo tiene cabida en ella sabiéndolo acomodar.
llegó el momento en que la poesía no bastó
R.M.: ¿Cómo transita Odette hacia la narrativa de Con la boca abierta (cuentos) y Espejo de tres cuerpos (novela)?O.A.: En una necesidad de expresar de “otro modo”. Llegó el momento en que la poesía no bastó a lo que quería decir: entonces di el salto. Y fue alucinante. También la narrativa tiene sus encantos.
Identificaciones de la literatura
es un modo de disfrute
R.M.: ¿Es la escritura una salvación ante la neurosis y la locura?O.A.: No, es un modo de disfrute, una fuente de placer. Y es también, cómo no, el reino de la locura y la neurosis, juntas y revueltas.
se funden, se separan y vuelven a amalgamarse
R.M.: ¿Qué coordenadas encuentra entre sueño, filosofía y escritura?O.A.: Convergen en un cruce de caminos. Se funden, se separan y vuelven a amalgamarse como el mercurio que se derramaba de los termómetros rotos cuando éramos niños.
una cópula que se sufre
R.M.: ¿Qué relaciones encuentra entre escritura, sexo y placer?O.A.: Ya te dije: la literatura es un juego de placer. Una cópula que se sufre y se disfruta despacito. Letra a letra, beso a beso, con fruición. Orgiástica a veces; otras, en solitario onanismo. Que el resultado fuera orgásmico sería el mejor premio.
la palabra está en un momento de apogeo
R.M.: La rapidez del cinematógrafo y de la internet… ¿cómo vincula este mundo de imágenes con la literatura? ¿Hay una crisis de la palabra?O.A.: No, al contrario, la palabra está en un momento de apogeo. Los nuevos modos de comunicación en las redes sociales y las nuevas tecnologías se sustentan en la palabra escrita. Así se chatea, se feisbuquea, se twitea y se bloguea. Qué lujo que la lengua, todas las lenguas, vayan incorporando nuevos términos, enriqueciéndose, transformándose, adaptándose a los tiempos y sus avatares. Porque el que diga que con esto se empobrece la expresión, no está observando bien este proceso.
La misma lengua, otra lengua
las normas regionales y los giros locales distan abismalmente entre un país y otro
R.M.: Al llegar a México tuviste la posibilidad de seguir comunicándote en su lengua, algo con lo que no cuentan los escritores cubanos radicados en otros países de lengua no española. ¿Cómo cree que enfrentaron sus compatriotas el hecho de haberse quedado “sin lengua”?O.A.: Cuando llegué a México prácticamente tuve que aprender un nuevo idioma. No sé por qué pensamos que el castellano en América es estándar cuando realmente en el habla coloquial, cotidiana, las normas regionales y los giros locales distan abismalmente entre un país y otro. Incluso, entre las provincias de un mismo país; incluso entre las colonias o barrios de una misma ciudad. Se equivocaba sin dudas Martí, en su idealismo, al afirmar que del Bravo a la Patagonia hay sólo un pueblo. Pero claro, hay una base sonora común, no es lo mismo que llegar a un sitio donde no se entienda nada. Esa experiencia ha de llevarla cada quien a su manera. Lo cierto es que cuando, tantas veces, me preguntan o me insisten en por qué no me fui o no me voy a Estados Unidos, lo primero en lo que pienso es en la lengua.
aprender a soltar y a readaptarse
R.M.: ¿Cómo define el “exilio” un escritor, es decir, una persona acostumbrada a vivir diferentes exilios e inxilios, incluso, en su propia tierra?O.A.: El exilio ha sido para mí una fortuna, la posibilidad de ampliar los horizontes, de conocer y ser de otro modo, de vivir experiencias que, encerrada en la isla, me hubiera perdido. Sin exilio no habría escrito la mitad de los cuentos de Con la boca abierta ni Espejo de tres cuerpos, que es una novela tan mexicana con todo y su universalidad; no hubiera armado los dos poemarios que tengo inéditos; no habría compilado Las cuatro puntas del pañuelo. Poetas cubanos del exilio y la diáspora, una compilación que finalmente vio su publicación este año por Aduana Vieja, bajo el título de Antología de la poesía cubana del exilio. El exilio es aprender a soltar y a readaptarse, a incorporar, a enriquecerse, a olvidar y a no olvidar. Es una bendición, una ganancia. Si no lo ves de ese modo, será una desgracia insondable y sería un desperdicio.
ese muro debe ser derrumbado
R.M.: ¿Qué crees de la literatura escrita “en el adentro” y “el afuera” de la Isla?O.A.: Cuando salí de Cuba conocí la otra mitad de la literatura y el arte cubanos, los que desde el mismísimo año 59 han escrito los emigrados. Y me parece un crimen sin nombre que las políticas educativas de la Revolución cubana (tan halagadas desde fuera de la Isla) nos hayan privado de conocer esa otra parte de nuestro patrimonio cultural, y lo sigan haciendo con quienes viven y estudian allí, como mismo privan a los de afuera de conocer el quehacer de quienes trabajan dentro. Ese muro debe ser derrumbado como la puerta de Brandenburgo para que entonces el arte y la literatura cubanos puedan ser “uno sólo”, como tanto se cacarea a un lado y otro de las aguas territoriales del archipiélago.
más allá del lecho
R.M.: Una definición para el concepto literatura homoerótica…O.A.: Es la literatura que incorpora en tema, tramas y personajes la erótica de la homosexualidad. Que no debe confundirse con la literatura de tono lésbico o gay porque, aunque “el resto” suela tener con frecuencia otra idea en sus mentes calenturientas, los homosexuales nos ocupamos y nos inquietan otros muchos asuntos, muchísimos, más allá del lecho… y la leche.
no he podido hallar una respuesta convincente
R.M.: ¿Una pregunta que siempre te ha martillado…? ¿Una posible respuesta para la misma?O.A.: ¿De qué sirve la vida?, ¿con qué propósito nos mandaron aquí?... Hasta ahora no he podido hallar una respuesta convincente.
Encuestas/Entrevistas © Rita Martin
2 comments:
¡Buenísima la entrevista a la Ode! Y espero que vuelva a abrir pronto el Parque del Ajedrez para pasearme por él.
Coincido con Tere. Excelentes respuestas y preguntas.
Marlenys
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