V.M.: Ser pintor es una cosa y ser artista es otra, mayor. Siempre dibujé. Aquí en
Luyanó habíamos dos niños que pintábamos, desde muy pequeños. Reproducíamos en
la escuela la iconografía revolucionaria de la época, te estoy hablando de los
años 62, 63 del pasado siglo. Dibujábamos mucho en el aula. Pintar fue siempre
para mí lo más importante. La cajita de pintura al pastel eran muy baratas,
0.25 centavos. Una tarde que fuimos al Parque Almendares, un hombre que me vio
allí pintando, le dijo a mi madre que cuando terminase el 6to grado me llevase
a la Academia de San Alejando, que él me garantizaba la matrícula. Desde los 6
años tenía ese don natural.
R.F.H.: ¿Cuál de las etapas de tu evolución estilística te satisface más?
V.M.: Siento especial cariño por una serie de cuadros que realicé sobre los pacientes del Hospital Psiquiátrico de La Habana, entre ellos el sin par Caballero de París. Se expuso en la Galería de Guanabacoa, en 1984. Tuvo la peculiaridad de que fue hecha en un momento muy doloroso para mí. Mi amigo el pintor y poeta cubano Raúl Majín me dijo que esos cuadros yo nunca los hubiese podido hacer tomando CocaCola sentado junto a una piscina. La actriz Lilian Llerena me escribió un comentario muy bello, citando un poema del peruano Vallejo...
R.F.H.: Vallejo afirmó que el momento más grave de su vida fue en una cárcel del Perú...¿Y el tuyo?
V.M.: Fueron los años entre 1972 y 1974, cuando atravesé una grave crisis psicótica, tan violenta que yo mismo no sé cómo pude resistir aquello. Fue algo demoniaco. Estuve ingresado varios meses en el Pabellón Soreghi de la Quinta Dependiente, y después en Mazorra, en el Uriarte. Como no hay mal que por bien no venga, estar allí me permitió participar con varios amigos en el Taller Literario Rolando Escardó, organizado allí por el joven escritor Benigno Dou y su novia, la estudiante de medicina Ela Corona Aguilera. Publicamos un Boletín titulado Hojas, donde colaboré junto a otros pacientes talentosos, como Franklyn Romero Betancourt, Eddy Campa Bacallao y Nicolasito Guillén Landrián...
R.F.H.: Háblame de ellos...
V.M.: Aún conservo algunos textos de Franklyn, una persona muy interesante. Había estado movilizado durante la Crisis de Octubre, a las órdenes del Ché, él me contaba que oían por la planta las comunicaciones de los pilotos norteamericanos. Lo acompañé al aeropuerto cuando salió de Cuba, a reunirse con sus padres en los Estados Unidos.
R.F.H.: Donde nadie ha podido dar con él, ni Espino, ni siquiera Concha Bouza...
V.M.: Nicolasito fue mi amigo, dentro y fuera del Sanatorio. Era una persona muy honesta y muy inteligente. Para muchos conocedores y también para mí, que soy un simple espectador, es el mejor documentalista de Cuba. Yo participé como testigo de la defensa en el horrible juicio que le hicieron en el Tribunal Supremo. Lo acusaron de tres “delitos”: no saludar a la Presidenta del CDR, vestirse con ropa extranjera y de ser alcohólico, lo cual era un disparate. Aún así, le echaron 4 años. Era una persona muy creativa y amorosa, con todos.
Raonel Mayarí Cano, quien falleció este año, en el mes de mayo, apenas cumplidos los 60 años, fue un ser de una voluntad y un ansia de superación permanente. Contra todas las adversidades, estudió ciencias matemáticas y soportó gran número de electroshock y aún así podía enseñarle matemáticas a cualquiera. Una persona muy noble y valiente. A veces venía y me pedía prestados 500 pesos que yo no tenía. Como pintor, tuvo gran influencia de Angel Acosta León.
R.F.H.: Tus maestros, en el arte y en la vida...
V.M.: Verás, son muy diversos. El cantante catalán Joan Manuel Serrat me enseñó con sus canciones a apreciar a las mujeres, fue mi maestro sentimental. Un viejo amigo del barrio, Miguelito, que vivía en la calle Santa Felicia, una persona maravillosa. El Comandante Bernabé Ordaz fue alguien que se interesó y se preocupó mucho por mi salud y por mi vida.
R.F.H.: ¿Fuiste perjudicado alguna vez por la Ley del Diversionismo ideológico?
V.M.: No, en lo absoluto. Nunca usé el pelo largo, porque no lo tengo lacio y fui siempre un muchacho tranquilo. Cuando el Mariel, el Minint me citó mediante un telegrama,fui y se lo enseñé a Ordaz y él me dijo “manda a esa gente para el carajo”, pero yo fui, era en la Decimotercera Estación, en Lawton. Allí un teniente me propuso salir por el Mariel, me dijo que “ellos tenían conocimiento de que yo me reunía con elementos antisociales”. Le contesté que si los pacientes de Mazorra lo eran, entonces sí. Le dije que yo no quería irme de Cuba y el teniente entonces rompió el telegrama y me deseó buena suerte.
R.F.H.: ¿Quién es Víctor Moreno?
V.M.: Tengo fe en Dios y en la existencia de otra vida después de esta. Trato de hacer el bien, aunque a veces mi carácter sea un poco ácido. Admiro la nobleza, porque en ella se encierran todas las virtudes. Soy martiano y comparto el signo de Géminis con el Che, alguien que supo morir por sus ideas y eso siempre merece respeto. Incluyo elementos de la fe yoruba, a los que les atribuyo cierto poder mágico y sanativo.
Mi ideología es personal, soy un hombre de pensamiento libre, muy autocrítico de mí mismo y de cualquier otro. Escogí el arte o el arte me escogió a mí. Admiro al Mahatma Gandhi. Lamento que la llamada Nueva Trova no le haya dedicado ninguna canción a Camilo Cienfuegos. Toco guitarra y canto un poco. No me inclino al deporte, ni como partícipe ni como espectador. Leo, sobre todo poesía. Me gustan las películas biográficas sobre todo las de pintores. El movimiento impresionista me toca mucho, fue doloroso para los artistas pero productivo para el arte.
Más que la Biblia, me impacta Cristo porque predicó con su ejemplo y fue consecuente hasta el fin con sus enseñanzas. Hay personas que se acomodan en la religión y hacen de ella un modus vivendi, y eso me parece incompatible con la auténtica fe.
R.F.H.: ¿Qué opinión te merecen los pintores jóvenes de hoy?
V.M.: Hay una generación de graduados del Instituto Superior de Arte (ISA), muy técnicos, dominan el oficio, pero creo que les falta alma. A Frida Khalo, por ejemplo, le sobraba el alma. Mis maestros cubanos en pintura son Raimundo García Parra y Portocarrero.
R.F.H.: Tus proyectos actuales...
V.M.: Sigo perteneciendo al Proyecto Yeti, de la UNEAC, con Santiago Villafaña. Pinto para un cliente alemán, que aprecia y valora mi obra. Estamos organizando un viaje a Budapest, para exponer allí y por supuesto vender. Sigo trabajando, Portocarrero me decía que ese era el único secreto del arte: trabajar. Participo también en las actividades del Grupo Sirio, junto a otros apasionados del mundo de la Ufología, como Enrique Pérez, el mayor conocedor de Ovnis de América, y Bruno Enríquez, gente que saben mucho y andan a pie, por ahí.
R.F.H.: ¿Cuál de las etapas de tu evolución estilística te satisface más?
V.M.: Siento especial cariño por una serie de cuadros que realicé sobre los pacientes del Hospital Psiquiátrico de La Habana, entre ellos el sin par Caballero de París. Se expuso en la Galería de Guanabacoa, en 1984. Tuvo la peculiaridad de que fue hecha en un momento muy doloroso para mí. Mi amigo el pintor y poeta cubano Raúl Majín me dijo que esos cuadros yo nunca los hubiese podido hacer tomando CocaCola sentado junto a una piscina. La actriz Lilian Llerena me escribió un comentario muy bello, citando un poema del peruano Vallejo...
R.F.H.: Vallejo afirmó que el momento más grave de su vida fue en una cárcel del Perú...¿Y el tuyo?
V.M.: Fueron los años entre 1972 y 1974, cuando atravesé una grave crisis psicótica, tan violenta que yo mismo no sé cómo pude resistir aquello. Fue algo demoniaco. Estuve ingresado varios meses en el Pabellón Soreghi de la Quinta Dependiente, y después en Mazorra, en el Uriarte. Como no hay mal que por bien no venga, estar allí me permitió participar con varios amigos en el Taller Literario Rolando Escardó, organizado allí por el joven escritor Benigno Dou y su novia, la estudiante de medicina Ela Corona Aguilera. Publicamos un Boletín titulado Hojas, donde colaboré junto a otros pacientes talentosos, como Franklyn Romero Betancourt, Eddy Campa Bacallao y Nicolasito Guillén Landrián...
R.F.H.: Háblame de ellos...
V.M.: Aún conservo algunos textos de Franklyn, una persona muy interesante. Había estado movilizado durante la Crisis de Octubre, a las órdenes del Ché, él me contaba que oían por la planta las comunicaciones de los pilotos norteamericanos. Lo acompañé al aeropuerto cuando salió de Cuba, a reunirse con sus padres en los Estados Unidos.
R.F.H.: Donde nadie ha podido dar con él, ni Espino, ni siquiera Concha Bouza...
V.M.: Nicolasito fue mi amigo, dentro y fuera del Sanatorio. Era una persona muy honesta y muy inteligente. Para muchos conocedores y también para mí, que soy un simple espectador, es el mejor documentalista de Cuba. Yo participé como testigo de la defensa en el horrible juicio que le hicieron en el Tribunal Supremo. Lo acusaron de tres “delitos”: no saludar a la Presidenta del CDR, vestirse con ropa extranjera y de ser alcohólico, lo cual era un disparate. Aún así, le echaron 4 años. Era una persona muy creativa y amorosa, con todos.
Raonel Mayarí Cano, quien falleció este año, en el mes de mayo, apenas cumplidos los 60 años, fue un ser de una voluntad y un ansia de superación permanente. Contra todas las adversidades, estudió ciencias matemáticas y soportó gran número de electroshock y aún así podía enseñarle matemáticas a cualquiera. Una persona muy noble y valiente. A veces venía y me pedía prestados 500 pesos que yo no tenía. Como pintor, tuvo gran influencia de Angel Acosta León.
R.F.H.: Tus maestros, en el arte y en la vida...
V.M.: Verás, son muy diversos. El cantante catalán Joan Manuel Serrat me enseñó con sus canciones a apreciar a las mujeres, fue mi maestro sentimental. Un viejo amigo del barrio, Miguelito, que vivía en la calle Santa Felicia, una persona maravillosa. El Comandante Bernabé Ordaz fue alguien que se interesó y se preocupó mucho por mi salud y por mi vida.
R.F.H.: ¿Fuiste perjudicado alguna vez por la Ley del Diversionismo ideológico?
V.M.: No, en lo absoluto. Nunca usé el pelo largo, porque no lo tengo lacio y fui siempre un muchacho tranquilo. Cuando el Mariel, el Minint me citó mediante un telegrama,fui y se lo enseñé a Ordaz y él me dijo “manda a esa gente para el carajo”, pero yo fui, era en la Decimotercera Estación, en Lawton. Allí un teniente me propuso salir por el Mariel, me dijo que “ellos tenían conocimiento de que yo me reunía con elementos antisociales”. Le contesté que si los pacientes de Mazorra lo eran, entonces sí. Le dije que yo no quería irme de Cuba y el teniente entonces rompió el telegrama y me deseó buena suerte.
R.F.H.: ¿Quién es Víctor Moreno?
V.M.: Tengo fe en Dios y en la existencia de otra vida después de esta. Trato de hacer el bien, aunque a veces mi carácter sea un poco ácido. Admiro la nobleza, porque en ella se encierran todas las virtudes. Soy martiano y comparto el signo de Géminis con el Che, alguien que supo morir por sus ideas y eso siempre merece respeto. Incluyo elementos de la fe yoruba, a los que les atribuyo cierto poder mágico y sanativo.
Mi ideología es personal, soy un hombre de pensamiento libre, muy autocrítico de mí mismo y de cualquier otro. Escogí el arte o el arte me escogió a mí. Admiro al Mahatma Gandhi. Lamento que la llamada Nueva Trova no le haya dedicado ninguna canción a Camilo Cienfuegos. Toco guitarra y canto un poco. No me inclino al deporte, ni como partícipe ni como espectador. Leo, sobre todo poesía. Me gustan las películas biográficas sobre todo las de pintores. El movimiento impresionista me toca mucho, fue doloroso para los artistas pero productivo para el arte.
Más que la Biblia, me impacta Cristo porque predicó con su ejemplo y fue consecuente hasta el fin con sus enseñanzas. Hay personas que se acomodan en la religión y hacen de ella un modus vivendi, y eso me parece incompatible con la auténtica fe.
R.F.H.: ¿Qué opinión te merecen los pintores jóvenes de hoy?
V.M.: Hay una generación de graduados del Instituto Superior de Arte (ISA), muy técnicos, dominan el oficio, pero creo que les falta alma. A Frida Khalo, por ejemplo, le sobraba el alma. Mis maestros cubanos en pintura son Raimundo García Parra y Portocarrero.
R.F.H.: Tus proyectos actuales...
V.M.: Sigo perteneciendo al Proyecto Yeti, de la UNEAC, con Santiago Villafaña. Pinto para un cliente alemán, que aprecia y valora mi obra. Estamos organizando un viaje a Budapest, para exponer allí y por supuesto vender. Sigo trabajando, Portocarrero me decía que ese era el único secreto del arte: trabajar. Participo también en las actividades del Grupo Sirio, junto a otros apasionados del mundo de la Ufología, como Enrique Pérez, el mayor conocedor de Ovnis de América, y Bruno Enríquez, gente que saben mucho y andan a pie, por ahí.
Marianao, La Habana, noviembre 6 de 2008, (SDP)
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VICTOR MORENO. Nació en Placetas, Villa Clara,Cuba el 17 de junio de 1951. Nunca tuvo la
posibilidad de conocer a su primo, el conocido pintor Servando Cabrera Moreno;
pero pudo disfrutar del magisterio de Pepe Enríquez, primo de Carlos Enríquez, Raimundo García Parra y
del maestro René Portocarrero. Fue precisamente este último quien anotó los rasgos que se consolidarían en la pintura de Víctor Moreno: "Tiene la tristeza de Van Gogh, pero una tristeza iluminada. Sus
Ciudades tienen algo de vegetal. Tiene maestría en el uso de los colores
dramáticos. En sus estudios sobre pacientes ha logrado una gran profundidad
sicológica y plástica”. Víctor tenía 19 años cuando le diagnosticaron una
enfermedad mental progresiva. En medio de la enfermedad y de su rehabilitación, V.M. ha dado a la luz más de 40 exposiciones colectivas en
Cuba, México y la República Dominicana, así como también más de diez exposiciones individuales
en Cuba.En el año 2000 Víctor Moreno recibió el Premio “Combate”. Los Angeles County Museum of Art (LACMA) compró pinturas
de Víctor Moreno, y en Caracas, Venezuela, una de sus obras forma parte de una
exposición permanente en un museo. En el 2004 Victor conoció al escritor alemán
Félix Busse e hizo los dibujos del los libros Die kleine Giraffe
Guckindieluft auf Safari y Die kleine Giraffe Guckindieluft auf
Weltreise.
El Caballero de París |
Nereida |
Paciente |
1 comment:
valoro mucho a la gente creativa, solo me gustaría que este arte no surja del dolor.
Un saludo!
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