Elvira
de las Casas entrevista por Rita Martín
Elvira de las Casas. Fotografía: Diego Rodríguez Arché. |
me atrevería a decir que, salvo dos o tres excepciones,
la guerra del Escambray no ha sido tratada en la literatura de ficción del exilio
R.M.:
En una entrevista que te hiciera la
Editorial Silueta dices que en la década del noventa conociste a muchos de los
protagonistas reales de esta novela (presos políticos o miembros de familias
exterminadas) y que en un inicio comenzaste a escribir un libro de cuentos que
no conservas. ¿Por qué crees que desde siempre diste preferencia a lo ficcional
en lugar de lo testimonial?
Elvira
de las Casas: Por una parte, siempre me ha interesado la
ficción, escribía cuentos desde que era joven, en Cuba. Y por otra parte, el
tema del Escambray ha sido tratado minuciosamente en libros de testimonio y de
ensayos, tanto por parte de personas que estuvieron vinculadas con este
conflicto como por estudiosos que reunieron la información de los
sobrevivientes. Creo que uno de los mejores, si no el mejor libro de este
tipo, es Escambray, la guerra olvidada, de Enrique Encinosa. Sin
embargo, aunque el tema tiene muchísimas aristas que explorar en cuentos y
novelas, los escritores del exilio no le han dedicado mucho espacio en su obra.
Es más, me atrevería a decir que, salvo dos o tres excepciones, la guerra del
Escambray no ha sido tratada en la literatura de ficción del exilio, a
diferencia de la literatura oficial de Cuba, que en los años 70 le dedicó una
cantidad enorme de libros al tema en cuentos y novelas, donde por supuesto, los
alzados eran presentados poco menos que como monstruos con colmillos chorreando
sangre, mientras que los milicianos siempre eran personas impolutas. Lo cual no
quiere decir que no haya habido crímenes horribles mientras duró el conflicto,
pero los hubo de ambas partes, igual que hubo personas que pelearon
honradamente por defender las ideas en las que creían en los dos bandos. Pero
aprovecho para aclarar que Doce mensajes a Hércules no es una
novela sobre las guerrillas en el Escambray, sino que la historia transcurre en
un pueblo cercano, donde lógicamente la vida de todos sus habitantes se ve
afectada de una u otra manera por el conflicto.
la propia estructura de la novela se apoya en el mito griego
R.M.:
En estos días previos a la presentación
de la novela se insiste mucho en hablar del costumbrismo presente en la misma.
Sin embargo, la presencia de un nombre, Hércules, me remite inevitable al mito…
Elvira
de las Casas: Efectivamente, la propia estructura de la
novela se apoya en el mito griego, pues tal como Heracles o Hércules tuvo que
realizar 12 trabajos encomendados por Euristeo, el personaje de mi novela
recibe 12 mensajes con trabajos que debe cumplir en el pueblo donde vive,
Hormiguero del Campo, y cada uno de esos mensajes es un capítulo diferente. No
quiero adelantar el desenlace de la novela, pero el lector irá descubriendo, a
medida que la vaya leyendo, el simbolismo del nombre que le han designado al
misterioso espía que es capaz de poner de cabeza al pueblo.
la realidad es que hubo un enano en el presidio político
que era de armas tomar. Más bien eran dos enanos, el padre y el hijo
R.M.:
¿Por qué elegiste incluir el personaje de
un enano en tu primera obra de ficción?
Elvira
de las Casas: Podría decirte que el enano representa al
pueblo de Cuba, que aunque es pequeño por su tamaño, es grande por su valor y
bla bla bla. Pero no, la realidad es que hubo un enano en el presidio político
que era de armas tomar. Más bien eran dos enanos, el padre y el hijo, y vivían
en una zona rural de Cienfuegos, mi ciudad. Los dos estuvieron presos en los
primeros años de la revolución, y el más joven era bastante belicoso, por lo
que los guardias trataban de molestarlo para oírlo pelear y decir todo tipo de
groserías. Me contaron que había un guardia en especial que, a la hora de
contar a los presos, siempre decía que había uno menos, aludiendo a que no
podía ver al enano en la fila, por su tamaño. Hasta que alguien le decía: “no
falta nadie, aquí está el enano”. Y éste se le paraba delante al guardia,
gritando: “¡enano, sí, pero con unos c…s de este tamaño!” Muchos de tamaño
normal no se hubieran atrevido a hacer lo mismo, así es que ese enano sí que
los tenía grandes, como él decía, y lo menos que se merece es estar en una
novela.
ahora ese humor o choteo cubano tiene un matiz muy marcado de cinismo
R.M.:
A Dulce María Loynaz le gustaba recordar
que antes de 1959 el cubano reía. Al igual que en la Loynaz, en ti hay una
conciencia de un mundo perdido en el que la gente acostumbraba a reír y a
llevarse bien. ¿Por qué consideras tan vitales estas características
identitarias tan aparentemente simples? ¿Hay posibilidad de retorno a estas
para la nación cubana o ya el humor y el choteo cubanos han quedado
transformados?
Elvira
de las Casas: El hacer que la gente comenzara a odiarse
por diferencias de opinión política fue una estrategia muy bien pensada de la
dictadura y que les dio muy buen resultado por muchos años. La gente comenzó a
retirarle el habla a sus propios familiares si no pensaban como ellos, algo que
nunca había ocurrido en un país donde se podía tener de amigos a personas de
todas las afiliaciones políticas como la cosa más natural del mundo, sin que
fuera motivo de discusión. Eso cambió con el castrismo. Pero lo que no han
podido cambiar los Castro es la disposición natural del cubano a reírse hasta
de sus propias desgracias, lo que sin duda nos ha ayudado a sobrevivir todos
estos años. Solo que ahora ese humor o choteo cubano tiene un matiz muy marcado
de cinismo, algo común en todas las sociedades donde hay una dictadura
comunista. Espero que algún día, cuando desaparezcan los motivos por los que
surgió ese componente de cinismo en los cubanos de la Isla, renazca el humor
sano y la solidaridad humana que siempre nos caracterizó.
a paso lento pero seguro
R.M.:
¿Otra novela en el tintero?
Elvira
de las Casas: Ahora estoy trabajando en una novela con un tema y una época muy
diferentes a la anterior. La historia comienza a finales del siglo 19, en un
pueblo de Castilla la Vieja, España, donde nació mi bisabuela. La protagonista,
al igual que ella, emigra a Cuba a los 15 años, y termina sintiéndose una
cubana más, aunque sigue adorando las manzanas y el vino tinto hasta el día que
muere, a una edad muy avanzada. A veces pienso que me he metido en camisa de
once varas, pero ahí voy, avanzando a paso lento pero seguro.
Más enlaces de Elvira de las Casas en Grafoscopio
"Olvida el tango y canta bolero" (Fragmento de la novela Doce recados a Hércules)
"Elvira de las Casas, entrevista cortesía de Conexos"
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2 comments:
Buena la entrevista. Ya estoy metido en el libro y estoy empezando a descubrir sus encantos.
me ha gustado la entrevista; es elvira, tal y como la conozco. exitos y ya me ves rita: sigo tu blog, encantado.
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