¡Oh barcos que pasáis en la
alta noche
por la azul epidermis de
los mares,
con vuestras rojas luces
que palpitan
al ósculo levísimo del aire,
rubís ensangrentados sobre
el lomo
de gigantescos monstruos de
azabache!,
¿adónde vais por la
extensión sombría,
guerreros de la noche,
infatigables
paladines que sueñan la
tormenta,
como aquellos cantores
medievales,
la lanza en ristre, la
mirada torva,
morir cantando en sin igual
combate?
¿Adónde vais, ¡oh barcos
misteriosos!,
por la azul epidermis de
los mares?
¿Lleváis en vuestros senos
a la novia,
la blanca novia del rendido
amante,
que sentado en la playa,
tristemente,
en las azules noches
tropicales,
con sus grandes pupilas
verdinegras
mirando al horizonte,
palpitante,
espera ver marcarse entre
las sombras
la proa gigantesca de la
nave;
y a la amarilla luz del Sol
que asoma
ver un cuerpo, una mano
saludarle
con el blanco pañuelo entre
los dedos,
como un ensueño
serpenteando el aire?
¿Adónde vais, ¡oh barcos
misteriosos!,
por la azul epidermis de
los mares?
Dejáis, como el placer que
nos conmueve,
a vuestras marchas rastros
estelares
que al instante disipan,
juguetonas,
esmeraldinas olas
encrespadas.
Duermen en vuestros
vientres, que trepidan,
aquellos que dejaron sus
hogares
y buscan en las playas
extranjeras
tristes remedios para
tristes males.
Lleváis en las entrañas
encendidas
la noticia fatal para una
madre
del hijo que murió pensando
en ella,
de la miseria envuelto en
el ropaje.
¿Adónde vais, ¡oh barcos
misteriosos!,
por la azul epidermis de
los mares?
Cuando lleguéis al puerto
en que os esperan
envueltos en las nieblas
matinales,
¡para cuántos tendréis
lluvias de flores!,
¡para cuántos tormenta de
pesares!
Del libro de mi vida sois las páginas,
escritas con suspiros y con
sangre;
la pluma del Dolor trazó
sus letras,
la Desesperación grabó sus
frases.
¡Y al miraros pasar como
ilusiones,
entre brillantes flores y
cantares,
pienso en la nave que
albergó en su seno
el cuerpo inerte de mi
pobre madre!
¡Oh barcos que pasáis en la
alta noche
por la azul epidermis de
los mares!
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Obra poética publicada
póstumamente en 1986:
Barcos que pasan.
Una edición del poeta
Jorge Yglesias.
póstumamente en 1986:
Barcos que pasan.
Una edición del poeta
Jorge Yglesias.
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