7.24.2017

calvert CASEY: MEDITACIÓM JUNTO A CABALLERÍA

Para Olga Andreu


No sin cierta conmovida ternura suelo contemplar algunas tardes la trampa que se abre, inadvertida para muchos, junto al Muelle de Caballería. La oculta abertura lleva al túnel que, tendido por debajo de la bahía, conduce las deyecciones de la gran ciudad: la cloaca máxima, el gran vertedero de la urbe.

            A veces unos hombres desatornillan la trampa con gran estrépito de metal y cadenas. Por una oculta escala se les ve descender hasta que los hombros y la cabeza se pierden debajo del asfalto. Por el hedor que invade la calle al abrirse la trampa, diríase que descienden al Averno, y se disponen a abordar el Tercer Círculo. Creo más bien que abandonan el estruendo del presente y que se internan conscientemente en el ámbito sosegado y más constante de lo que ya es pasado, que la ciudad arroja de sí sin intermitencias. Los olores son solo circunstanciales.
            Imagino el Gran Túnel cuando al arrancar justo bajo el muro de contención se interna en una pendiente suave bajo las aguas negras de la bahía, entre los restos monstruosos, hinchados y comidos de orín que el puerto ha acumulado en su vientre, a lo largo de cuatro siglos de civilización. ¿Qué vision surgiría ante nuestros ojos si algún día decidieran cerrar la boca al agua fresca del Océano y desecar la bahía con una succionadora gigantesca? ¿qué dejaría ver el limo en la fosa inmensa cuando el sol consumara la evaporación? Culebrinas, femurs, centavos de cobre; todo el gran amasijo del tiempo.
            Por entre el negro silencio adonde jamás llega la luz, junto a los restos fabulosos, el túnel repta por la parte más estrecha de la bahía, se interna bajo el costado de Casa Blanca, donde las aguas indescriptibles reciben un nuevo impulse, desciende profundamente bajo el farallón de La Cabaña y más allá del arenal anémico del Chivo, detrás del Morro, se le ve adentrarse en el Océano, llevando tras de sí bandadas delicadas de gaviotas que se agitan husmeando el almuerzo.
            En una claridad lunar, bajo las arcadas del túnel revestido de ladrillos reacios a las emanaciones, pasado el primer aluvión de la mañana cuando la ciudad se despierta y se apresta para el día, imagino pasar la carga lenta cuando inicia el gran viaje. Un silencio enorme, solo roto ocasionalmente por el latido lejano de las grandes bombas de impulsión, o por el gotear de la bóveda que el túnel agiganta, preside esta primera etapa. En este silencio astral la ciudad se libera de su pasado. La vida animal y vegetal están excluídas de este mundo de emanaciones letales, sedimento del ciclo de la existencia.
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            Bajo los focos pálidos colocados a grandes tramos pasan lentamente los restos de la vida, sellos, envolturas, cristales, sangre, ámpulas, uñas, apuntes, cabellos, anillos, semillas, piedras, pagarés, gasas, peines, cigarros, supositorios, topacios, lirios, hollín, parches, escamas, sedantes, lágrimas, insecticidas, depilatories, cucarachas, cartas de amor, dedales. Súplicas, cálculos, gargarismos, revigorizantes, lavativas, esmeraldas, poemas, vermífugos, balas, lentejuelas, notas de odio, madejas, estupefacientes, increpaciones, esparadrapos, azogue, puñales, óvulos, ojos de vidrio, navajas, secreciones, amenzas, pañuelos, cerumen, carbon, oraciones por difuntos, dientes, transferencias, limo, medallas, cenizas, recados, astringents, adioses, rosas, cal, lejía, no-me-olvides, lagartijas, agujas, notas suicidas, encajes, espermatozoides, rectificaciones, botones, manifiestos, lentes de contacto, pan, perlas, cheques, jabones, libros de misa, gorriones, monedas, fetos, cosméticos, astillas, fichas de dominó, maderos, recibos, guantes, golondrinas, naipes, espejos, lápices, flores, boletines, pus, recordatorios, hostias, hierbas, estampas de navidad, sudor, reconstituyentes, ajorcas, tapas, calmantes, jeringuillas, promesas, teteras, pétalos, algodones, suelas, támpax, granos, polvo, ramas joyas, asas, zapatos, hojas de libros, resguardos, diamantes, alpiste, excitantes, arena, jazmines, pastillas, marugas, intoxicantes, alpargatas, zafiros, pestañas, radium, hemostáticos, gasoline, caucho, chinches, venenos, conchas, ovillos, retractaciones, desodorantes, rizos, cejas, alambres, velas,
Foto de Roberto Suárez.
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CALVERT CASEY. Narrador cubano de origen estadounidense. Hijo de una madre cubana y un padre estadounidense, nace en Baltimore, Estados Unidos, en 1924 y fallece en Roma, Italia, en 1969. De su producción literar destacan los siguientes títulos, en cuento: El regreso, 1962, reeditdo en España con el título de El regreso y otros relatos, 1967; en periodismo: Memorias de una isla, 1964; en novela: Notas de un simulador, 1969.

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