Entre 15 y 20 (Gustavo Pérez-Firmat entrevisto por Rita Martín)
R.M.: ¿Cuál fue el origen de libros tales como Next Year in Cuba, Bilingual Blues y Tongue Ties?
G.P.F.: Ni inspiración ni espiración: más bien respiración, como decía Piñera. Pero llamarle “proceso creativo” a lo que yo hago es darle demasiada importancia (no es modestia, es verdad). Ahora mismo estoy sentado en mi butacón, el mismo de hace treinta años. Hoy no tengo que dar o preparar clases. Estoy solo en la casa. ¿Qué hago? ¿Qué me hago? A mi edad, lo único que se me ocurre es leer o escribir. A veces leo, a veces escribo.
R.M.: ¿Solamente aislándose por completo se puede trabajar? ¿Cómo supera los malos momentos de bloqueo o página en blanco?
G.P.F.: No creo en el bloqueo (aunque apoyo el embargo). El abogado aboga; el contador cuenta; el pintor pinta; el escritor escribe. A veces sale bien, a veces no sale tan bien, pero no por eso se deja de hacer. No recuerdo quién fue el que dijo que es más difícil no escribir que escribir. Casi tenía razón. La página en blanco no es un muro que te cierra el paso. Es una ventana por la cual puedes tirar hasta la casa. No escribir también exige disciplina. Tragarme lo que siento. No decírmelo ni a mí mismo. No es fácil. Una de las pocas cosas que le agradezco a Martí es todos esos libros que pensaba escribir y que no escribió.
Según John Updike, lo ideal para un escritor es estar “alone, but within reach of company.” Solo y bien acompañado. A mí me pasa igual. Me gusta estar en mi rincón de la casa y que haya gente—mi esposa, mis hijos e hijastros, mis nietas y niestatras—afuera. Cuando termino de trabajar salgo de mi rincón, y es como volver de muy lejos. Soy feliz cuando alcanzo un equilibrio entre soledad y sociedad.
G.P.F.: No soy ensayista, ni poeta, ni narrador. Soy un tipo que escribe; primero, porque es mi oficio; segundo, porque con los años se ha convertido en una costumbre. Como decía más arriba, para mí sería más difícil no escribir que escribir. No quiero decir escribir un libro, un poema o un ensayo y despúes publicarlo; quiero decir divagar, desahogarme, garabatear, abrir un cuaderno o un screen y escribir frases que sé que nadie nunca leerá. Hacer esto es una actividad natural, un modo de reflexionar irreflexivamente. Es parte del sentido, o por lo menos del sentido que yo le doy a la frase de Piñera: La literatura no es estilo sino respiración. Salvo que donde Virgilio dice “literatura” yo diría sencillamente “escritura.” Orlando González Esteva tiene un librito maravilloso, Elogio del garabato, sobre esto del garabateo.
El haber escrito textos que pertecen a géneros diversos creo que se debe en parte a que soy un poco veleta (como siempre me decía mi abuela) y en parte a que nunca me propuse ser escritor. Nunca me dije o me he dicho: voy a escribir novelas, o voy a escribir poemas. Los ensayos surgen casi todos de mi trabajo como profesor. Lo demás ha ido saliendo un poco al azar—ocurrente más que concurrente. El año pasado terminé un libro, y desde entonces ando buscando un tema que me entusiasme o me obseda lo suficiente como para dedicarle años de vida, porque me siento más tranquilo cuando tengo un proyecto de escritura, y no importa el género. Eso sí, esta vez quisiera que fuera en español (lo cual quiere decir que probablemente me va a salir algo en inglés).
G.P.F.: Es lo que dice la gente. Pero a veces me parece lo opuesto: la escritura es la locura. Pero una locura que cura. En serio: no sé si es una salvación, pero es un alivio. Como decía más arriba, igual que todo el mundo, a veces escribo para desahogarme y otras veces para desquitarme. Como el papel, la computadora lo aguanta todo.
Razones para la escritura
R.M.: ¿Por qué se escribe? ¿Qué significa escribir?
G.P.F.: Multiple choice:
a. es mi trabajo
a. es mi trabajo
b. es una evasión de mi trabajo
c. es una necesidad
d. es un lujo
e. all of the above
Lo que los libros tienen en común es Fidel Castro:
si no fuera por la dictadura castrista, no los hubiera escrito
R.M.: ¿Cuál fue el origen de libros tales como Next Year in Cuba, Bilingual Blues y Tongue Ties?
G.P.F.: Son libros muy distintos que tienen un mismo origen. Next year in Cuba es un libro de memorias cuyo centro silencioso o silenciado es la voz de mi padre, Bilingual Blues es una colección de poemas, mayormente sobre el lío del biculturalismo y binacionalismo, Tongue Ties es una monografía sobre escritores que han tenido que emigrar de una lengua a otra, o en cuya obra se nota la presión o presencia de otro idioma. Lo que los libros tienen en común es Fidel Castro: si no fuera por la dictadura castrista, no los hubiera escrito. Como he dicho en otras ocasiones, no soy escritor por vocación sino por equivocación. A diferencia de Martí, nací con alma de tendero.
Ni inspiración ni espiración: más bien respiración
R.M.: ¿Cómo describiría el proceso creativo en Ud.? ¿Se debe hablar de esa desprestigiada palabra que es la inspiración o de espiración? ¿Estar dotado es perderse como decía Jean Cocteau?G.P.F.: Ni inspiración ni espiración: más bien respiración, como decía Piñera. Pero llamarle “proceso creativo” a lo que yo hago es darle demasiada importancia (no es modestia, es verdad). Ahora mismo estoy sentado en mi butacón, el mismo de hace treinta años. Hoy no tengo que dar o preparar clases. Estoy solo en la casa. ¿Qué hago? ¿Qué me hago? A mi edad, lo único que se me ocurre es leer o escribir. A veces leo, a veces escribo.
Soledad y multiplicidad
G.P.F.: No creo en el bloqueo (aunque apoyo el embargo). El abogado aboga; el contador cuenta; el pintor pinta; el escritor escribe. A veces sale bien, a veces no sale tan bien, pero no por eso se deja de hacer. No recuerdo quién fue el que dijo que es más difícil no escribir que escribir. Casi tenía razón. La página en blanco no es un muro que te cierra el paso. Es una ventana por la cual puedes tirar hasta la casa. No escribir también exige disciplina. Tragarme lo que siento. No decírmelo ni a mí mismo. No es fácil. Una de las pocas cosas que le agradezco a Martí es todos esos libros que pensaba escribir y que no escribió.
Según John Updike, lo ideal para un escritor es estar “alone, but within reach of company.” Solo y bien acompañado. A mí me pasa igual. Me gusta estar en mi rincón de la casa y que haya gente—mi esposa, mis hijos e hijastros, mis nietas y niestatras—afuera. Cuando termino de trabajar salgo de mi rincón, y es como volver de muy lejos. Soy feliz cuando alcanzo un equilibrio entre soledad y sociedad.
Pero nada de un yo postizo:
diluido o concentrado, este yo soy yo.
R.M.: Para Pessoa su ser “participaba de todos los hombres (…) una suma de no-yos sintetizada en un yo postizo. ¿Y para Ud.?
G.P.F.: A veces me parece que, multiplicado y dividido entre lenguas y culturas, tengo tan poco en común conmigo mismo que no sé cómo podría aspirar a identificarme con nadie más. Pero nada de yo postizo: diluido o concentrado, este yo soy yo. Oficio
no evitar nada, atreverse
R.M.: Pensemos en estas acciones: escribir, destruir, corregir, editar… ¿Consejos para escritores de (novela/poesía/o ambas)? ¿Qué es preciso evitar en literatura?
G.P.F.: Soy muy malo para dar consejos, pero diría que lo preciso es no evitar nada, atreverse. No soy ensayista, ni poeta, ni narrador. Soy un tipo que escribe
R.M.: ¿Cómo se enfrenta a géneros tan diversos como el ensayo, la poesía y la narrativa?G.P.F.: No soy ensayista, ni poeta, ni narrador. Soy un tipo que escribe; primero, porque es mi oficio; segundo, porque con los años se ha convertido en una costumbre. Como decía más arriba, para mí sería más difícil no escribir que escribir. No quiero decir escribir un libro, un poema o un ensayo y despúes publicarlo; quiero decir divagar, desahogarme, garabatear, abrir un cuaderno o un screen y escribir frases que sé que nadie nunca leerá. Hacer esto es una actividad natural, un modo de reflexionar irreflexivamente. Es parte del sentido, o por lo menos del sentido que yo le doy a la frase de Piñera: La literatura no es estilo sino respiración. Salvo que donde Virgilio dice “literatura” yo diría sencillamente “escritura.” Orlando González Esteva tiene un librito maravilloso, Elogio del garabato, sobre esto del garabateo.
El haber escrito textos que pertecen a géneros diversos creo que se debe en parte a que soy un poco veleta (como siempre me decía mi abuela) y en parte a que nunca me propuse ser escritor. Nunca me dije o me he dicho: voy a escribir novelas, o voy a escribir poemas. Los ensayos surgen casi todos de mi trabajo como profesor. Lo demás ha ido saliendo un poco al azar—ocurrente más que concurrente. El año pasado terminé un libro, y desde entonces ando buscando un tema que me entusiasme o me obseda lo suficiente como para dedicarle años de vida, porque me siento más tranquilo cuando tengo un proyecto de escritura, y no importa el género. Eso sí, esta vez quisiera que fuera en español (lo cual quiere decir que probablemente me va a salir algo en inglés).
Identificaciones de la literatura
una locura que cura.
R.M.: ¿Es la escritura una salvación ante la neurosis y la locura?G.P.F.: Es lo que dice la gente. Pero a veces me parece lo opuesto: la escritura es la locura. Pero una locura que cura. En serio: no sé si es una salvación, pero es un alivio. Como decía más arriba, igual que todo el mundo, a veces escribo para desahogarme y otras veces para desquitarme. Como el papel, la computadora lo aguanta todo.
Tengo convicciones, gustos, prejuicios, alergias y alegrías—pero no tengo una “filosofía” R.M.: ¿Qué coordenadas encuentra entre sueño, filosofía y escritura?
G.P.F.: En general la paso muy mal en mis sueños. Mis sueños nunca se realizan en mis sueños. No le caigo bien a mi subconsciente. En cambio, la escritura me trata bien. En la palabra “filosofar” se me hace inevitable leer el “so far” del inglés. Tengo convicciones, gustos, prejuicios, alergias y alegrías—pero no tengo una “filosofía” como la tenían Santayana o Schopenhauer.
El placer es bueno siempre.
R.M.: ¿Qué relaciones encuentra entre escritura, sexo y placer?
G.P.F.: El sexo es mejor durante. La escritura es mejor después. El placer es bueno siempre.
Parece que algún día nos hablaremos exclusivamente
con esas figuritas que en inglés se llaman “emoticons.”
R.M.: La rapidez del cinematógrafo y de la internet… ¿cómo vincula este mundo de imágenes con la literatura? ¿Hay una crisis de la palabra?
G.P.F.: De acuerdo. Parece que algún día nos hablaremos exclusivamente con esas figuritas que en inglés se llaman “emoticons.” Lo cual quiere decir que sólo sabremos expresar y por lo tanto sentir las emociones que han sido iconizadas en caritas alegres o tristes.
Me pregunto cómo serían los “emoticons” cubanos. Lo primero sería inventar un icono correspondiente a “cara de mierda.” Otra cosa: por qué no acudir a otras partes del cuerpo, que contienen tanta expresividad como una cara. Algunas posibilidades:
(^^) senos erectos = esperanza;
(~) culo caído = melancolía;
(.) pipi chiquito = timidez;
(!) pipi enhiesto = arrogancia.
Fuera del juego
No creo que toda escritura tenga que ser subversiva
R.M.: Parto del criterio de que toda escritura es subversiva pero ¿podría ahondar en este concepto y en la relación de escritura y poder en ambos bajo regímenes totalitarios y en democracia?
G.P.F.: No creo que toda escritura tenga que ser subversiva. Como tengo la dicha de vivir en un país libre y la desdicha de que no es el país donde nací, no escribo para subvertir. Escribo para preservar, para mantener, para continuar. Sigo, luego soy. La discontinuidad—personal, familiar, cultural, territorial—es la maldición del exiliado.
Como ves, mis dos lenguas, ninguna de las cuales es verdaderamente mía,
se comunican pero no se entienden.
R.M.: En EE.UU Ud. se ha convertido en uno de los principales escritores cubanoamericanos en lengua inglesa. Me gustaría que hablase de su bilingüismo y la relación del mismo en su literatura. Además, ¿podrá hacer un balance de cómo los escritores cubanos formados en Cuba enfrentaron el hecho de haberse quedado “sin lengua” al llegar a EE.UU?
G.P.F.: Yo no me he quedado sin lengua. De hecho, las lenguas no me faltan, me sobran. Preferiría no tener la opción de expresarme en español o en inglés, porque se me hace muy difícil trasladarme de una lengua a otra. Me he pasado los últimos años escribiendo un libro en inglés, The Havana Habit. Terminado el libro, me he propuesto, como decía más arriba, escribir algo en español, porque extraño hacerlo. Y me cuesta trabajo instalarme otra vez en el español. No es un cambio de identidad, pero sí un cambio de actitud. No es sólo el vocabulario, o los modismos, o la estructura de las oraciones; son los módulos que se usan para pensar, el software mental. Un ejemplo: “de ahí” en inglés es “hence.” Ambas expresan una relación de causalidad, pero de una manera distinta que “por lo tanto” o “therefore.” “De ahí” se usa bastante en castellano; “hence” se usa poco en inglés. De ahí que cuando escribo en español el “de ahí” está mucho más presente que el “hence” cuando escribo en inglés. Después de escribir algo en inglés, para acomodarme al español tengo que suplementar el hábito mental del “therefore” con el del “de ahí.” Y cuando regreso otra vez al inglés, debo curarme del hábito del “de ahí” y acostumbrarme a depender del “therefore.”
Como ves, mis dos lenguas, ninguna de las cuales es verdaderamente mía, se comunican pero no se entienden. No piensan igual. Este es el tema de Cincuenta lecciones de exilio y desexilio, que escribí precisamente una de esas veces que estaba tratando de volver a volver al español. Aunque he escrito mucho más en inglés, disfruto más del “proceso creativo” cuando ocurre en mi primera lengua. También sucede que el temperamento de mis lenguas difiere: mi inglés es más alegre que mi español, por razones bastante obvias. El español me embriaga, pero es vino triste.
el exilio es sobre todo un evento lingüístico
R.M.: ¿Cómo define el “exilio” un escritor, es decir, una persona acostumbrada a vivir diferentes exilios e inxilios, incluso, en su propia tierra?
G.P.F.: Joseph Brodsky dice en alguna parte que para un escritor el exilio es sobre todo un evento lingüístico. Pero se está refiriendo a alguien como él, que ya era escritor cuando tuvo que emigrar de la Unión Soviética. Yo no empecé a escribir hasta muchos años después de llegar al exilio. Mi primer poema lo escribí la noche que nació mi hijo David (creación y procreación) y para entonces ya tenía más de treinta años (yo, no David, que nació jovencito). De modo que no creo que mi experiencia del exilio sea distinta de la de aquellos que nunca han escrito una línea.
la literatura “latina” cada día es menos “latina”
R.M.: ¿Cuáles son los síntomas y gestiones de la literatura latina in USA en el Siglo XXI? ¿Cuáles para la hispanoamericana (y cubana, claro)?G.P.F.: Me parece que la literatura “latina” cada día es menos “latina” (lo cual no quiere decir que no sea o pueda ser más “literatura”). Se escribe casi exclusivamente en inglés, ya que por lo general los escritores “latinos” nacieron aquí o llegaron muy pequeños, y el vínculo con el país de origen en Hispanoamérica es cada vez más frágil. Por otra parte, la literatura escrita en español en USA no es literatura “étnica.” Es otra cosa: literatura de exilio, voluntario o involuntario. Lo que yo escribo, en inglés o en español, está en la frontera entre la etnicidad y el exilio. Escribí Life on the Hyphen para adaptarme mejor al American way, pero el esfuerzo acabó por convencerme de que no, no me adapto. Por grandes que sean las compensaciones, el exilio te marca para siempre. Once an exile, always an exile. Por eso la versión en español del libro tiene un título melancólico: Vidas en vilo.
Antes de terminar
R.M.: Una definición para el concepto literatura erótica o para el de homo-erótica …
G.P.F.: La erótica es la que me gusta a mí. La homoerótica la que le gusta a mi amigo Jorge.
R.M.: Hablemos un poco de sus múltiples premios y distinciones…
G.P.F.: No, Santa Rita, por favor, plis, ¡no! Me siento orgulloso de lo que he logrado, pero no hace falta hablar de eso.
R.M.: ¿Una pregunta que siempre le ha martillado…? ¿Una posible respuesta para la misma?
G.P.F.: La pregunta de siempre: ¿por qué? La respuesta de siempre: porque sí.
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GUSTAVO PÉREZ FIRMAT. Poeta, narrador y académco, Gustavo Pérez-Firmat es conocido por ser un maestro de los juegos lingüísticos y un destructor de las certezas culturales. Nacido en Cuba, termina su formación juvenil en Estados Unidos. Recibió su doctorado en Literatura Comparada de la Universidad de Michigan y enseñó en Duke University de 1978 a 1999. Actualmente trabaja en Columbia University donde preside la cátedra David Feinson Professor of Humanities. Miembro de la Academia Americana de Artes y Letras, ha sido distinguido con las becas de National Endowment for the Humanities, American Council of Learned Societies, y de la Guggenheim Foundation. Es autor de numerosos libros de crítica cultural y literaria. Su estudio de la cultura cubano-americana, Life on the Hyphen, recibió el Premio Eugene M. Kayden University Press National Book Award en 1994. En 1995, Pérez-Firmat fue distinguido en Duke University con el premio Scholar/Teacher of the Year. En 1997 Newsweek lo incluyó entre los 100 Americanos a seguir en el próximo siglo (100 Americans to watch for the next century) y la publicación Hispanic Business Magazine lo seleccionó como uno de los 100 Hispanos más influyentes (100 most influential Hispanics). En el 2004 fue seleccionado como uno de los treinta latinos más sobresalientes de Nueva York por El Diario La Prensa (One of New York's thirty “Outstanding Latinos).
Encuestas/Entrevistas © Rita Martin
2 comments:
Como siempre, lo que escribe y dice Perez Firmat es sumamente disfrutable, en cualquier idioma. Me encantan sus juegos de palabras, que la ponen a una a pensar...¡Que siga escribiendo!
En la entrevista, Gustavo, como siempre, brillante. La entrevistadora excelente. El lector emriquecido. El tono de este comentario me parece "picúo," pero asiente que es lo que siento. Saludos. Alberto Hernandez Chiroldes
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