8.22.2011

ALEJANDRO LORENZO: SOFI OKSANEN, LA NOVELISTA DEL HORROR TOTALITARIO

La escritora Sofi Oksanen nace en Jyväskylä, Finlandia, en 1977. Su familia materna es originaria de Estonia. ¿Cuál es el secreto de que esta escritora haya obtenido, con su novela Purga, prestigiosos premios como el de Literatura del Consejo Nórdico, Premio Fémina de literatura Extranjera y el Premio a la Mejor Novela Europea del Año 2010.
Una de las respuestas podría ser que Oksanen y su obra viven en una época de reivindicaciones literarias e históricas de autores cuyos países eran casi desconocidos o deliberadamente ignorados en Occidente. Cuarenta años atrás este rotundo éxito literario de una desconocida escritora finlandesa era inconcebible. Salvo algunas excepciones, la mayoría de la intelectualidad europea, mayoritariamente auto denominada de izquierda, que ha dominado desde hace mucho tiempo las grandes casas editoriales y han formado parte de las elites de la cultura, se desentendía o esquivaba la obra de cualquier intelectual que ligeramente criticara a los países que formaban parte o estaban sometidos al sistema comunista que lideraba la desintegrada Unión Soviética.
A finales de los años 80 y con la entrada del reformista del comunismo Mijaíl Gorbachov comenzaron a emerger muchos de esos escritores desconocidos internacionalmente y severamente proscritos en sus respectivos países. Salieron a la luz sus desgarradoras biografías, empezaron a traducirse sus obras literarias y el gran público lector pudo saber por medio de esas producciones, lo que ocurrió descarnadamente en la vida de los ciudadanos de esos países.
Oksanen, quien debutó en el 2003 con el libro Las vacas de Stalin, de venta arrolladora en los países nórdicos y Francia, está en deuda, por los temas que trata, a esos escritores descubiertos por Occidente.
Lo sorprendente de esta autora es que no padeció el totalitarismo del stalinismo, pero lo ha escrito con una óptica tan precisa como si lo hubiera vivido en carne propia, y que a momentos rememora el ambiente y los personajes de las novelas del clásico escritor ruso Fiodor Dostoievski.
Ella no fue testigo, ni opositora o cómplice de los genocidios perpetuados en aquella larga y fatídica era, ni vivió la segunda guerra mundial, ni la ocupación nazi, ni la devastadora era del Ejército Rojo, sin embargo posiblemente gracias a los testimonios de su familia y arduas investigaciones ahora permitidas, Oksanen revive magistralmente a esas víctimas. La ferocidad y degradación del ser humano atrapados en esos eventos. Retrata la resistencia del hombre y el momento en que esa resistencia es quebrada por el peso de las maquinarias del terror.
Pero otra de las virtudes en su narrativa es la capacidad de alternar el presente y el pasado, un recurso que utiliza en Purga, fraguada inicialmente como pieza teatral y representada con gran éxito en el Teatro Nacional de Helsinki en el 2007 y convertida un año después en novela, que la Casa Editorial Salamandra de España ha publicado en febrero de este año con una meritoria traducción del finlandés al castellano por parte de Tula Marjatta, Ahola Rissanen y Tomás Gonzáles Ahola.
Purga en finlandés viene del adjetivo puddas que significa limpio, y que también se relaciona con limpieza étnica, limpieza ideológica, deportación a Siberia, palabra que hasta en la infancia y entre la familia de Sofi Oksanen no se mencionaba en voz alta.
La novela se desarrolla en Estonia, año 1992, recién recobrada la independencia de la URRS de esta pequeña república báltica.
En una despoblada, gélida zona rural, Aliide Truu, una anciana que malvive en una casa junto al bosque, halla en su jardín a una muchacha visiblemente extenuada y maltratada.
Se trata de Zara, una rusa que representa los tiempos de cambio y es víctima del tráfico de mujeres, una de las tantas nuevas tragedias contemporánea. Una muchacha que ha conseguido huir de unos mafiosos surgidos en el poscomunismo, que con promesas de un mundo mejor en Occidente, la han obligado a la fuerza a prostituirse. Zara huye de sus captores y acude premeditadamente a la casa de Aliide en busca de amparo.
Nada es gratuito en esta historia, aunque Sofi Oksanen coloque el curso de la trama de una forma que el lector no descubra sus desenlaces y lo mantenga expectante hasta la página final.
La abuela de Zara, nombrada Ingel, que mantiene una afectuosa y comunicativa relación con su nieta, antes de que esta se marche de la ciudad rusa de Vladivostok hacia su fatídica aventura, le entrega una foto donde aparecen dos mujeres jóvenes, una es ella, y la otra su hermana. En el dorso de la foto está escrita una dirección. Ingel le advierte a su nieta que en caso de que se presente una situación de emergencia puede acudir a casa de su hermana en Estonia, si es que todavía vive. Esa tía abuela desconocida por Zara, resulta ser Aliide , una anciana acosada por la paranoia, por las sombras de la culpabilidad, que fue capaz de cambiar los destinos de su familia acusando como enemiga del pueblo a su propia hermana y causándole el destierro únicamente por la pasión enfermiza hacia su cuñado.
En este punto de la historia Oksanen expone al lector un amplio abanico de aborrecibles defectos que se ocultan en la naturaleza humana y que se disparan cuando las barreras éticas son destruidas por conflictos bélicos, revoluciones y proceso de instauración que se perpetúa cuando existe un poder absoluto. Narra con sutil textura y un dominio de la psicología, las causas, las razones que el hombre se somete, llega a formar parte de ese ensamblaje totalitario y represivo, y las vías que lo conducen a ser víctima o victimario, o ambas condiciones dentro de un mismo cuerpo y en un determinado tiempo.
Purga trae a la memoria esas muchedumbres enardecidas pidiendo a gritos paredón en las plazas, sin evaluar si eran justas o desproporcionadas estas condenas a esos enemigos de turno. Define cómo, los móviles verdaderos de las delaciones contra familiares o amigos, no responden del todo a una fidelidad a la causa, sino a la envidia y viejos rencores personales que se consuman en venganzas. Existen innumerables Aliide Truu y Zaras, parece decirnos Oksanen en este texto de múltiples interpretaciones
En declaraciones a la agencia Europa Press, Sofi Oksanen declaró convincente: “Quería escribir sobre la violencia y sus efectos a largos plazo. Me irrita profundamente que en los años 90, en los Balcanes, hayamos tenido campos de concentración dedicados a la violación sistemática de mujeres. Tras la II Guerra Mundial, la sociedad occidental dijo que nunca más permitiría esos horrores”.

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