Extraído de Hotel Pánico,
el más reciente libro de cuentos de Odette Alonso.
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Ilustración: Patricia Toledo |
“¿Y usted, Armando, qué hace ahí
escondido?” Es la directora, erguida a toda su estatura, que por primera vez me
trata de usted y me dice Armando y no Mandy como me llaman todos. “¿También es
un traidor a la patria? A ver, muchachos, lleven a Armando a que exprese su
repudio”... Un grupo de varones me agarran de los brazos y me arrastran hacia
la puerta y me gritan al oído: “Tu jeva es una puta, compadre, una gusana...
¿no te da rabia que se vaya a abrir de patas con los yanquis y tú aquí de
comemierda y tarrú?” Y en vez de romperles la cara de un piñazo, me pregunto
por qué vinieron ellas a la escuela si saben que las van a humillar, que por su
culpa nos van a humillar a todos sus amigos... ¿Será que acaban de enterarse?
¿Será por eso que en la puerta está su padre esperándolas? Su padre que las
arranca de los brazos de la multitud y caminan rápido, casi corriendo calle
arriba, mientras detrás va toda la escuela en una conga que pega, que empuja,
que grita: “¡Pin pon fuera, que se vaya la gusanera!... ¡Pin pon fuera, que se
vaya la gusanera!”... Es un carnaval: “Arriba, abajo, los Sánchez pal carajo”...
Van arrollando, riéndose a carcajadas, gozando: “Derecha, izquierda, los
Sánchez pa la mierda”... Y quién sabe de dónde aparece un cartón de huevos que
todos empiezan a tirarles y revientan sobre sus espaldas, en las cabezas, les
chorrean por la ropa... “¡Pin pon fuera, que se vaya la gusanera!... ¡Pin pon
fuera...”
Así llegamos a su casa. Ellos
entran apresurados, muertos de miedo, y sale un oficial en el mismo momento en
que un huevo vuela por los aires, se rompe en su pecho y le salpica la cara al
tipo, que hace una mueca de asco, a duras penas contiene la rabia y mientras se
limpia con la manga del uniforme, nos explica que están haciendo el inventario
de la casa “para que estos gusanos de mierda no puedan sacar nada de nuestro
país, ni un centavo, ni un mueble, ni siquiera su ropa, porque todo lo que hay
en este país nos pertenece a nosotros, los revolucionarios” y la multitud grita
emocionada, levanta los puños: “¡Fuera, fuera, fuera!”... El tipo vuelve a
perderse dentro de la casa y se tardan mucho rato, muchísimo, hasta que por fin
las vemos salir, ellas y su abuelita rodeadas de guardias, y detrás sus papás y
más guardias, avanzando temerosos por el espacio que ha dejado en el medio el
grupo de gente que vuelve a gritar a todo pecho: “¡Pin pon fuera, que se vaya
la gusanera!... ¡Pin pon fuera...” y les halan el pelo y les pegan y los
empujan a uno y otro lado de la multitud como si fueran muñecos de trapo, ante
la sonrisa de complacencia de los oficiales. Cuando estamos a dos pasos de
distancia, Marlene levanta la vista y me mira a los ojos, empieza a abrir la
boca como si fuera a decirme algo y entonces suena detrás de mí la voz del tipo
de 12 grado: “Qué clase de maricón eres, mi socio, la jeva se te va mansita y
tú con esa cara de pasmao”. Y en vez de decirle “no te vayas Marlene, quédate
conmigo”, le lanzo un escupitajo gordo que se le cuelga de la ceja, le chorrea
hasta la mejilla y le toca la comisura de los labios, los mismos labios que
ayer jugaba a besar.
Como obedeciendo a una
invitación muda, una lluvia de escupitajos los baña desde todas direcciones. Arrastrado
por esa furia incontrolable, soy yo quien empuja a su abuelita sobre los
rosales. La vieja cae de rodillas, se pega en la cara con los ladrillos del
cantero, le empieza a salir sangre. Y gracias a eso se detienen las patadas que
ya estaban en el aire y da tiempo a que el padre la levante casi en peso y
corran hasta el jeep militar que los espera junto a la acera. Y soy yo el
primero que se llena las manos con la tierra y las piedras del cantero y las
empieza a tirar contra ellos, contra el jeep que ya ha arrancado, y corremos y
seguimos tirando piedras hasta que dobla en la esquina y se pierde de vista.
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ODETTE ALONSO. (Santiago de Cuba, Cuba). Poeta, narradora y promotora cultural.
Licenciada en Filología por la Universidad de Oriente, Cuba, es fundadora y
organizadora del ciclo Escritoras latinoamericanas cada año en el
marco de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, en la ciudad
de México y conduce la bitácora Parque del Ajedrez. Entre
sus poemarios publicados sobresalen: Enigma de la sed (1989), Historias para el
desayuno (Premio de poesía Adelaida del Mármol, Holguín, 1989), Palabra
del que vuelve (Premio de poesía Pinos Nuevos, La Habana, Editora Abril,
1996), Linternas (Nueva York, La Candelaria, 1997), Insomnios en la noche
del espejo (Premio Internacional de Poesía Nicolás Guillén en
1999), Visiones (prosa
poética, 2000), Antología cósmica de Odette Alonso (2001), Cuando la
lluvia cesa (2003), Diario del caminante (2003), El levísimo ruido de
sus pasos (2006), Escombros del alma (ebook, 2011), Víspera
del fuego (poesía, 2011), Manuscrito hallado en alta mar. Veinte años de
poesía reunida, 1989-2009 (2011), Bajo esa luna extraña, antología
personal (2011). Su labor como narradora ha producido los siguientes títulos: Con
la boca abierta, cuentos (2006), "Animal nocturno", cuento (Premio del XII Concurso de Cuento Mujeres en Vida, convocado por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla 2007), Espejo de tres cuerpos (novela, 2009) y
Hotel Pánico, cuentos (2013). Radica en México desde 1992.
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2 comments:
Muchas gracias, mi querida Rita.
Gracias a ti, Odette. Que sigas cosechando maravillas para todos nosotros.
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