Murió el pobre poeta
y no lo llegamos a conocer.
José Martí.
La Patria radiante estaba entre la nieve muda
y la Patria sufriente oía con hastío el verdor eterno.
La Patria musculosa escuchaba el trueno de un torrente bajo
una estrella desterrada
y la Patria canija bebía su copa de cielo gris de París
en un ajenjo.
La Patria enamorada latía oscura en su destierro
y la Patria impotente en su destierro contemplaba el mismo
cielo azul sobre la misma nieve verde.
La Patria del destierro torcía enraizada su honda hoja
de tabaco
y la Patria desterrada en sí misma contemplaba ciega
el sedoso susurro de frondas.
Y la Patria desterrada llamaba al sol de la Patria
sin tierra
y la Patria sin tierra clamaba por la nieve del destierro.
La Patria viviente quiso fundir en un gran sol a la
Patria agonizante
¿quiso la Patria agonizante asirse al gran sol como al asa
de una eterna posesión?
y la Patria sufriente oía con hastío el verdor eterno.
La Patria musculosa escuchaba el trueno de un torrente bajo
una estrella desterrada
y la Patria canija bebía su copa de cielo gris de París
en un ajenjo.
La Patria enamorada latía oscura en su destierro
y la Patria impotente en su destierro contemplaba el mismo
cielo azul sobre la misma nieve verde.
La Patria del destierro torcía enraizada su honda hoja
de tabaco
y la Patria desterrada en sí misma contemplaba ciega
el sedoso susurro de frondas.
Y la Patria desterrada llamaba al sol de la Patria
sin tierra
y la Patria sin tierra clamaba por la nieve del destierro.
La Patria viviente quiso fundir en un gran sol a la
Patria agonizante
¿quiso la Patria agonizante asirse al gran sol como al asa
de una eterna posesión?
Padre padre aquí
estoy yo íntimo y desnudo
yo todos los que
te han amado y han sufrido
y todos los que
vagaron solos
como un ejército
en derrota
esperan al padre
que ha de venir
para fundirme a él
en un abrazo
quizá también a mí
me diga
hijo
Padre padre qué
lento hastío
qué extraño
sufrimiento
fue extraño estar
solo y extraño
no tener almohada
donde reposar
ni piedra de sueño
Tú me veías desde
un torrente
yo te esperaba en
la nieve de ala tierna
que llueve como
una bendición
Juntos juntos los
dos bajo un cielo
Nos agriamos en
vez de amarnos
Yo con mis pies
cansados tú con el
pensamiento de
mármol de tu frente
Nos encelamos en
vez de abrir vía juntos
Juntos los dos
sobre la tierra sangrante
entre la fronda
roja y el fruto
que escondía una
luz vaticinada
Padre padre qué
largo camino
Yo
los junto
Yo los junto Los dos se abrazan
Yo los junto Los dos se abrazan
La Patria estaba entre la nieve oyendo el trueno del
torrente respirando el aire frío
/que seca la palma deliciosa.
La Patria comulgaba su estrella ajenjo como hostia sangrante en el cafetucho hostil.
La Patria entre la nieve llamaba a sus guerreros recogía la magra moneda del sudor.
La Patria entre las frondas escuchaba vagos ruidos de otro mundo vago y gris.
La Patria agonizaba en la sombra. La Patria moría cara al sol.
La Patria esperaba a la Patria que viniera a salvarla de su abismo.
La Patria comulgaba su estrella ajenjo como hostia sangrante en el cafetucho hostil.
La Patria entre la nieve llamaba a sus guerreros recogía la magra moneda del sudor.
La Patria entre las frondas escuchaba vagos ruidos de otro mundo vago y gris.
La Patria agonizaba en la sombra. La Patria moría cara al sol.
La Patria esperaba a la Patria que viniera a salvarla de su abismo.
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RAÚL HERNÁNDEZ NOVÁS. (La Habana,
1948-1994).
Autor de una significativa y extensa obra poética.
Entre sus
títulos publicados:
Da capo (1982);
Enigma de las
aguas (1983);
Animal civil (1987),
Sonetos a
Gesolmina (1991) y
Atlas salta (1995).
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