1.25.2014

TRES POEMAS DE YOSIE CRESPO

Instrospección de Rene Magritte


LA QUE SE VA


Yo soy la que se va
por callejones de tradición inútiles
pensando en el duro ejercicio
de reencarnar    solo intento rescatar lo que se escapa.
Soy la que se va de cabeza
sobre lo dicho
y recorre autopistas que toman la forma del agua
pensando en el duro ejercicio de tomar la forma del agua
memorizo los besos fuertes
nada me produce más sentimiento
que la memoria de los besos fuertes,
justamente por eso los recuerdo.
Soy la que se va
esta mujer que se va tiene unos ojos
que no son míos    una boca
que no es mía   dos manos de angustia
que encajan con mis manos
si prenden una vela.
Soy la que se va
esta mujer que se va todos
la buscan en lugares que solo a ti o a tu voz
te pertenecen   delante del arco y después
del iris   la retengo.
Esta mujer que se va se parará frente a mí
se acostará junto a mí
pondrá su mano en mi cintura
nos quedaremos así dos meses.
Alguien quiere que trace una línea
entre el camino y la mujer
entre la que se va y la que no regresa
pero si trazo esa línea se parecerá a mi madre
pariendo a otro hijo.
Piensas por primera vez en que un hijo
tendría que parecerse a nosotros.
Yo soy la que se va
o la que mejor quiere volver
pero ahora el camino es demasiado rancio
y yo que no conozco los rancios auténticos
agradezco tener que buscar otros caminos
aunque sean perdidos y confusos.


esos muchos instantes y esos muchos días pueden 
ser traducidos a uno: 
el momento en que un hombre averigua quién es,
cuando se ve cara a cara consigo mismo.
Jorge Luis Borges


No sé de qué me sirve la cáscara
si el espejo donde me miro tiene la piel sintética.
Al lado hay un piano como un subterráneo.
Un día me vi la cara en su resplandor
un hombre y una mujer me sonrieron
una vez en la cocina de la casa
vi la foto de la misma mujer
poniendo una albóndiga encima de la otra
no en la misma dirección
sino una encima de la otra
con la convicción de que construía una torre
con tres albóndigas se hace un reino, decía.
La misma mujer me mira
aspira a cosas más sencillas
repite palabras pájaros,
aeropuertos  ropero.
¿Y si el hombre y la mujer dejaran de mirarme?
El hombre habla con idioma
de las máscaras
con angustiosa serenidad.
Parece ganarse la vida desde un espejo.

Según Aristóteles, la única función del cerebro era
"atemperar el calor que bulle dentro del corazón".
Un día quise atemperar
el calor    tomé las riendas de mi propio hígado
pujando sensaciones de otro color.
Estornudé con miedo a mirar la conclusión.
Mientras no se lea el epílogo
el cántaro no se romperá.
Pero si se quiebra
Nabokov derramará para mis ojos
una expansión nada doméstica.
Ahora debo decir que escribir no es asunto sencillo
como lo es pujar la cabeza negra de un fósforo
la lámpara de la noche.   
Si no puedo remediar todas mis tentaciones
miro hacia el fondo   la patria se estrella en un lamento
Aristóteles saca del pecho
una banca   se sienta junto a mí.
Pronto lloverá   se desprenderá más calor
que una planta de energía.
También yo puedo escribir
sin que los tristes me recuerden.
Aristóteles dirá qué maldición tan grande.
Pudieron haber buscado verdades
más sencillas.

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YOSIE CRESPO. Poeta cubana-norteamericana nacida en Pinar del Río, Cuba, 1979. Ha recibido las siguientes distinciones: “Nuevos Valores de la poesía hispana 2011″ de la Editorial Baquiana y el Centro Cultural Español en Miami; Premio IV Concurso Juvenil de Poesía Federico García Lorca 2011 y el Premio Internacional de Cuento 2010 de la Feria del Libro de Buenos Aires. Tiene publicados los libros de poemas Solárium (Miami, Baquiana, 2012) y La ruta del pájaro sobre mi cabeza (Madrid, Torremozas, 2013).





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