UNA
Corrían los
últimos días de agosto de 1982, exactamente el 30 –celebración de Santa Rosa de
Lima– mientras vagaba por las calles del Cercado. Como era mi costumbre
–después de internarme por librerías y discotecas– recalé en el restaurant Wony
del jirón Belén. Degustaba tranquilamente una cristal helada, cuando en eso
hizo su aparición Mariela Dreyfus, poeta sanmarquina y amiga mía. Ella y yo
habíamos estado participando en varias reuniones durante el verano de ese 1982,
junto a Dalmacia Ruiz-Rosas, José Antonio Mazzotti y Rafael Dávila-Franco para
lanzar un nuevo Movimiento literario que habría de empezar con una revista
denominada Tienda de Marimba. Este
proyecto se había diluído con el paso de los meses. Por eso fue una especie de iluminación cuando súbitamente Mariela
Dreyfus y quien redacta este testimonio, decidimos fundar el Movimiento Kloaka. El nombre tenía que
ver con la sociedad peruana de esos momentos. Nosostros proveníamos de lo que
podríamos llamar el Estado de bienestar
del reformismo velasquista e -inmediatamente antes- de la conciencia política
generada por la respuesta popular al desmontaje de las reformas del fascistoide
gobierno de Morales Bermúdez, quien presionado por las huelgas y movilizaciones
de 1977 y 1978 se vio obligado a convocar a elecciones generales para 1980.
Dichas elecciones las ganó el candidato conservador Fernando Belaúnde y –por
supuesto– no resolvió los problemas fundamentales que aquejaban al pueblo peruano. Por el contrario campeaba
el hambre y la desesperación para las mayorías, mientras la corrupción
–básicamente el narcotráfico- se apoderaba como una peste de todas las esferas
del poder. La sociedad peruana era una cloaca –decidimos- y entonces fundamos
el Moviniento Kloaka, revindicando la
letra K y el fonema /KJ/ de la
vanguardia y el idioma kechua –respectívamente– así como su significado underground, es decir, estar bajo la
tierra, en los subterráneos, donde siguiendo a Rimbaud –pensábamos– ocurre la verdadera vida y no en la hipócrita
mascarada social del sistema.
De entre nuestros
compañeros de Literatura en San Marcos escogimos al poeta Guillermo Gutiérrez y
al narrador Edián Novoa, por considerarlos aptos para acompañarnos en la
aventura que iniciábamos. Empezamos a reunirnos los cuatro comprometidos y
logramos una cohesión extraordinaria a través de intensas conversaciones donde
cada uno de nosotros, iba contando su vida, sus traumas de la niñez y de la
adolescencia. De este modo alcanzamos una gran hermandad y solidaridad
colectivas. Y nos sentíamos iluminados, portadores de un nuevo mensaje de
poesía, arte y liberación. Nos fijamos una fecha próxima para juntar diversos textos que cada uno
escribiría y así configurar nuestro Manifiesto fundador. Pero la rapidez de los
acontecimientos nos ganó: fueron integrándose al Movimiento Kloaka nuevos
miembros. Primeramente José Alberto Velarde, a quien conocí al coincidir en un
concierto de Alfredo Zitarrosa en el Campo de Marte. E inmediatamente después
Domingo de Ramos, llevado por Mariela Dreyfus. Luego se suma el brillante y
talentoso pintor Enrique Polanco, con una fervorosa reunión en el Wony –como siempre– celebrando la noche
eterna de poesía que vivíamos. En una de esas noches, me encontré con Mary Soto
y tras explicarle lo que estábamos preparando, ella decidió integrarse a Kloaka,
cosa que hizo ipso facto. Finalmente
Julio Heredia, quien a la sazón trabajaba como periodista de la revista “Gente”
decidió plegarse al Movimiento, a los pocos minutos de hacernos una extensa
entrevista que empezó en el taller de Polanco en Barranco y culminó en La
Herradura. Nos acompañó en este viaje Bruno Mendizábal, convertido en nuestro
primer simpatizante. Bruno caminaba por San Marcos con un maletín en el que
había puesto una inscripción que rezaba: Kloala
Nueva Fuerza. Por aquellos días el poeta Rafael Dávila-Franco se solidarizó
con el Movimiento, lanzando un manifiesto titulado Atestado que recogía el espíritu de nuestros postulados, acción por
la que sus alumnos de Los Reyes Rojos lo dibujaban –en el huerto de sus clases
de biología– con un banderín radiante que decía: KLOAKA.
DONA
LA entrevista que
nos hizo Julio Heredia para “Gente” funcionó como el Manifiesto que íbamos a
escribir y que ya no fue necesario. Nos abocamos entonces a la preparación de
nuestro recital de estreno. Esto ocurrió el 11 de febrero de 1983 en el bar La
Catedral de la Plaza Unión. La lectura de poemas se combinó con una suscinta
exposición de Polanco y cerramos con un concierto de Durazno Sangrando banda de rock y chicha conformada por Rodrigo
Quijano, Fernando Bryce, Octavio Susti y Daniel Brodiano. También intervino Edgar Barraza, el
legendario Kilowatt con una banda sin
nombre integrada por Raúl Montañez –que luego sería de Leuzemia– Antonio Arias y
Antonio Infantes de Temporal, grupo
que podríamos considerar proto-subterráneo. Poco después organizamos otra
presentación en el Auditorio Miraflores, gentilmente cedido por la primera
actriz Dalmacia Samohod. En esta ocasión invitamos a los poetas de nuestra
generación. De modo que esa noche del 21 de abril leyeron Eduardo Chirinos,
Raúl Mendizábal, José Antonio Mazzotti y Frido Martin. Así como el grupo Omnibus. La música corrió a cargo de Kola Rok banda de Kilowatt y Delpueblo con su rock fusión andina. En
diciembre de 1982 había viajado a Piura y allí organizamos la sección
Nor-Kloaka, con el poeta Lelis Rebolledo, el músico Tanis Quesada y el pintor
César Badajoz. Posteriormente –octubre de 1983– realizamos otro concierto-recital
en el Auditorio Miraflores, junto a Delpueblo,
banda que algunos han visto como la vanguardia musical del Movimiento Kloaka. A
la sazón Delpueblo era una sola entidad, conformada por Piero Bustos, Jorge
Acosta, Ricardo Silva, Yolo Flores, Antonio Lértora y Alfredo Calvo. Sus
canciones emblema de aquel momento eran Escalera
al infierno y Posesiva. A estas
Alturas ya podíamos afirmar que el ideario del Movimiento Kloaka se sintetizaba
en tres puntos básicos: a) escribir una poesía –componer una canción o pintar
un cuadro- que expresara el sentimiento –el alma– de las masas explotadas de
aquel monstruo urbano llamado ciudad de Lima, usando para ello el habla
cotidiana y directa en su plasmación como lenguaje poético y/o artístico; b)
cuestionamiento frontal de todo el sistema ideológico del estado burgués bajo
el que habíamos crecido –llámese Iglesia, Patria, Sociedad– en busca de formas
alternativas de vida y realización humanas –cerca de la Anarquía– distintas en
el plano ético y estético, potencializando nuestra dimensión de artistas y
seres de nuevo tipo; y c) la integración de las artes y la restitución de la
experiencia estética a la vida cotidiana y al discurrir sencillo de las gentes.
KLOAKA desarrolló
una intensa agitación en distintas universidades de Lima, ya sea en San Marcos –con
la poeta Tatiana Berger– o en la Universidad Católica, donde –junto a Frido Martin– denunciamos y
protestamos contra su expulsión por haber escrito en uno de los albos muros
BRETON VIVE. Para esta ocasión circulamos un volante co-firmado con Sombra en llamas que era el lema de
nuestro compañero de ruta Frido Martin. Igualmente en los barrios de los
distritos limensis: en el Rímac con la célula rock integrada por los hermanos
Ricardo y Raúl Montañez, Kilowatt, y el entonces jovencísimo colegial David
Pillman. En Lince, gracias al agit-prop
de Bruno Mendizábal el mensaje liberador de Kloaka llegó a la collera de los
hermanos Alfonso y Pepe Torres, alias Travis
y Gino Ravina. De Lince también fue la banda Medias Sucias de Cali Flores
y Pepe Gómez Sánchez –fallecido antes de tiempo– quienes se adhirieron
espontáneamente al Movimiento. En Barranco vía Polanco estuvo muy cerca de
nosotros el pintor maldito Roberto Cuenca, alias Caballo y en cierta medida Armando Williams, Cherwin quien pintó –junto a Quijano y Bryce- el telón escenogáfico
del primer happening kloakensi en el
Auditorio Miraflores; igualmente Charo Noriega y Juan Javier Salazar –al lado
de Williams- miembros del grupo Huayco. En el verano de 1984 –época que
podríamos considerar la última del Movimiento- organizamos –con el concurso
fundamental de José Antonio Mazzotti en calidad de aliado principal, nomenclatura bajo la que colaboró también
Dalmacia Ruiz-Rosas- el tercer recital en el Auditorio Miraflores, 21 de
febrero de dicho año. Contó con una performance
realizada por la dupla Frido Martin y Fernando Bryce. Mientras el primero de
ellos tomaba una tacita de te, impecablemente ataviado con un smoking y
procedía a leer en voz alta –sin orden ni
concierto– párrafos de la Biblia
mezclados con textos de la guía telefónica, Fernando Bryce se entregaba a una
demencial interpretación con su batería hasta terminar destrozándola a puntapié
limpio, al mismo tiempo que quien redacta estas memorias, los animaba enfervorizadamente
desde bambalinas. Ese fue el canto de cisne colectivo de Kloaka y también el
personal de Bryce, quien pronto dejó el rock –era el baterista de Durazno Sangrando– para convertirse en el prestigioso pintor de
la actualidad. Para esta presentación editamos el único ejemplar de nuestra
revista Kloaka 1 que vino con el Manifiesto de los 3 acápites.
TRENA
POSTERIORMENTE
–en 1986– el poeta José Alberto Velarde en París editó los Cuadernos Kloaka
Internacional, colección que incluyó Poesía
de Domingo de Ramos y el libro Aproximación
a S. Colonia & otros poemas de Rodrigo Quijano, el cual había obtenido
ese año el premio de poesía en los Juegos Florales de la Universidad Católica.
El espíritu del Movimiento Kloaka soibrevivió –de algún modo– en las acciones
de arte y performance callejeros del Comité Killka –liderado por Mary Soto– a
partir del happening Thanatos go home
y los siguientes escenificados en el boulevard Quilca entre 1989 y 1991.
Igualmente la Kloakada ocurrida en la
discoteca-pub Bizarro del Parque
Kennedy en Miraflores –organziada por el poeta Manuel Liendo– con ocasión del
lanzamiento de Pastor de perros de
Domingo de Ramos en el verano de 1994. Esa noche realizó una brillante
performance en torno a Santa Rosa de Lima, el artista plastico Germaín, e hicieron música Delpueblo y Kilowatt y sus cuchillos. Se presentó así mismo el audiovisual Made in Perú –que incluye Kloaka, la película de Emilio Bustamante– creación de Alfredo Márquez, miembro fundador del taller de artes plásticas NN.
Existe un video de esta ceremonia radical trabajado por José Luis García, ex
miembro igualmente de los NN. El espíritu de Kloaka –podría decirse– también
continuó –en cierto modo– a través de la relación –individual- de algunos de
sus ex-miembros con no pocas bandas del período inicial de la movida del rock
subterráneo del Perú hacia 1984-89. Y en publicaciones como el suplemento
cultural Asalto al cielo de El Nuevo
Diario en 1986. Para cerrar esta nota historiográfica, es pertinente consignar
que cada uno los miembros, aliados y simpatizantes de lo que fue el Movimiento
kloaka ha desarrollado una consistente obra literaria y artística –tanto los
poetas: Mariela Dreyfus, Domingo de Ramos, Julio Heredia, Mary Soto, Guillermo
Gutiérrez Lyma, José Alberto velarde,
José A. Mazzotti, Rafael Dávila-Franco, Bruno Mendizábal, Rodrigo
Quijano, Frido Martin, Tatiana Berger; el narrador Edián Novoa y los pintores:
Enrique Polanco y Fernado Bryce - ocupando
un sitial correspondiente en la historia del arte peruano a caballo entre fines
del siglo XX y éste que ahora vivimos.
CADENA
Fuentes
bibliográficas básicas para el estudio del Movimiento tenemos: los libros
“Movimiento Kloaka (1982-1984): Cultura juvenil urbana de la postmodernidad
periférica” y el capítulo correspondiente en “Las provincias
contratacan.Regionalismo y anticentralismo en la literatura peruana del siglo
XX” ambos de Ulíses Juan Zevallos-Aguilar así como “Poéticas del
flujo.Migración y violencia verbales en el Perú de los 80” de José Antonio
Mazzotti. Los artículos “22 años del Movimiento Kloaka” de César Angeles en la
revista de internet Ciberayllu y
“Violencia y ‘otredad’ en el Perú de los 80: de la globalización a la Kloaka” de Paolo de Lima en el # 58 de
la Revista de crítica literaria latinoamericana. También los artículos inéditos
de Germán Labrador de la Universidad de Princeton, de Giancarla Dilaura de la
Universidad de Prairie View en Texas y de Julio León de CUNY, New York.
Los distintos
eventos que estamos realizando [ Ver Programa en el post respectivo] –gracias al
auspicio del Ministerio de Cultura, la Universidad Ricardo Palma y la
Universidad Científica del Sur– celebran
el aniversario níumero 30 de la
fundación del estado de revuelta poética denominado Movimiento Kloaka –la neovanguardia contracultural más radical de
la poesía latinoamericana-. La celebración consiste en un programa de
recitales, presentaciónes musicales, mesas redondas, paneles académicos y la edición de un CD con bandas compañeras
de ruta; todo en torno al Movimiento Kloaka, aquella anarquía perdida de los 1980s en el Perú.
Agosto
del 2012. Junto al río Cooper, New Jersey
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