8.19.2010

No hay invento mayor que la palabra dicha y escrita

Entre 15 y 20 (Rita Martín entrevista a Jorge Carrigan)

Jorge Carrigan acaba de publicar recientemente su novela Bailar con la más fea (de la que puede leerse un avance en este mismo blog y obtener picando en AtomPress).  Próximamente, le informaremos con mayor precisión sobre las fechas de las varias presentaciones que el escritor ofrecerá en lo queda de año. Pero desde ya podemos anunciar que del 16 al 19 de septiembre participará en la Feria del Libro Hispano en New York para el lanzamiento de Bailar con la más fea y el 21 ofrecerá una lectura, firma y venta en la NJCU (New Jersey City University). Durante los días del 1ro al 3 de octubre estará en la Feria Dominicana, también en New York. Entre los días 23 de octubre y 1ro de noviembre, en Miami, se estrenará su obra teatral EL HUECO EN LA PARED, en la sala de Havanafama (752 SW 10 Ave, Miami, Florida) y tendrá una lectura en Zu Galería (2248 SW 8 th St)
Hoy, los dejo con las respuesta de este agudo creador. Gracias.
Razones para la escritura
De géneros, nada. Los géneros en teatro se han mezclado y
vuelto a mezclar de tal manera que ya todos son mestizos.
R.M.: Usted es un dramaturgo esencial. ¿Cómo se da en Ud. uno y otro género?

J.C.: Cuando me siento a escribir tengo dos cosas en mente. La primera es confrontar algunas de mis ideas sobre un tema con los espectadores; y la segunda es conseguir que el público se divierta. Claro que la diversión se da comunicando emociones que no siempre tienen que ser risibles. En todo caso, lo que amo del teatro es esa complicidad que se crea con los actores y luego con el público. Es sentir cómo las ideas que fui codificando a la hora de concebir la obra van siendo decodificadas y dan lugar a ese encuentro de inteligencias.
Pero de géneros, nada. Los géneros en teatro se han mezclado y vuelto a mezclar de tal manera que ya todos son mestizos. Gracias a eso, he podido ser dramaturgo sin haber escrito nunca una obra que pueda clasificarse en un género puro. Confieso que ni siquiera lo he intentado. Por lo regular lo que hago es que durante el proceso de revisión voy viendo cuáles son los elementos técnicos de cada género que se ajustan al desarrollo de la historia y al final preciso si es una u otra cosa.
Los habitantes de mi país eran los sobrevivientes de un mundo
que se suponía que había dejado de existir con la caída del muro de Berlín.
R.M.: ¿Cuál fue el origen de Bailar con la más fea?

J.C.: Digamos que el origen fue un momento de soledad. Llevaba muy poco tiempo en Canadá y apenas tenía amigos. Internet amenazaba ya con convertirse en la más importante red de información de las hasta entonces conocidas. Desde aquí podía darme cuenta de que el mundo estaba girando hacía millones de años pero la información que recibíamos los que vivíamos en Cuba era limitadísima y fragmentadísima. Encontrarme con una visión tan amplia y plural de los acontecimientos, así de pronto, me producía la impresión de haber entrado a un cine después de que la película había empezado. Tenía muchas más preguntas y ninguna respuesta. Comencé a inquietarme. Los habitantes de mi país eran los sobrevivientes de un mundo que se suponía que había dejado de existir con la caída del muro de Berlín. Yo estaba viviendo, al fin, en el mundo y había numerosas y muy fundamentadas versiones del “problema cubano”. Me puse a indagar, pues, en cuál podría ser la sustancia de aquel problema y de ahí salió Bailar con la más fea.
¿La inspiración? Ya lo creo que existe.
R.M.: ¿Cómo describiría el proceso creativo en Ud.? ¿Se debe hablar de esa desprestigiada palabra que es la inspiración o de espiración? ¿Estar dotado es perderse como decía Jean Cocteau?

J.C.: Por lo regular el proceso creativo comienza para mí cuando se me ocurre una idea. Esto dicho así parece una verdad de Perogrullo, pero cuando digo una idea me refiero a un concepto, a un tema. De ahí comienzo a estructurar la historia que contaré y a partir de entonces me dejo llevar; pero nunca escribo una historia sin que esta me lleve a decir algo conceptual que he pensado de antemano.
En cuanto a la inspiración, ya lo creo que existe; porque inspiración significa un estado particular que adopta el espíritu de un individuo común y que le permite crear o reorganizar ideas a través de las cuales puede comunicarse con el espíritu de otra persona. Y quede claro que no me estoy refiriendo a algo sobrenatural o esotérico. Pero existe. Prueba de ello es que no siempre que uno se sienta a escribir lo consigue. A veces el mejor de los escritores no es capaz de escribir siquiera un párrafo que valga la pena.
La necesidad de escribir evoluciona en la medida
en que uno mismo va evolucionando.
R.M.: ¿Por qué se escribe? ¿Qué significa escribir?

J.C.: Cualquier respuesta sobre por qué se escribe puede ser una trampa, porque la necesidad de escribir evoluciona en la medida en que uno mismo va evolucionando. Al principio es un juego. Luego uno escribe porque quiere decir algunas cosas que nadie ha dicho; o porque uno piensa que puede decir mejor lo que ya se ha dicho; y supongo que uno termina deseando escribir algo que aun no ha dicho cuando le llega la hora final.
Lo que significa escribir, por supuesto, se relaciona con lo anterior. Escribir es comunicar, es dirigirse a los demás y contarles lo que uno piensa que sabe o lo que a uno le preocupa. Pero escribir no es todo. Yo siempre digo que quien escribe un poema y lo guarda no es un escritor. Para que se convierta en escritor tendría que sacarlo de la gaveta y mostrarlo. Es en esa voluntad de comunicar donde radica la esencia del oficio.
Soledad y multiplicidad
No me gusta enclaustrarme.
R.M.: ¿Solamente aislándose por completo se puede trabajar? ¿Cómo supera los malos momentos de bloqueo o página en blanco?

J.C.: En mi personalidad hay una dicotomía. Soy un hombre tranquilo, calmado, pero detesto el silencio absoluto y, sobre todo, la soledad. Más bien lo que es imprescindible para mí es que mientras escribo no tenga preocupaciones o tareas pendientes que me saquen de concentración, pero no me gusta enclaustrarme. Cuando lo he hecho me ha quedado la sensación de que mientras estuve aislado me perdí algo de lo que sucedía en el mundo.
Los momentos de bloqueo no los supero. Me horrorizo pensando que mi cerebro llegó al final de su actividad productiva. Por suerte, hasta ahora los bloqueos han pasado. En lo referente a la página en blanco para mí es muy diferente. Hace mucho tiempo encontré el antídoto para que nunca me ocurra. Anoto cualquier frase, mía o ajena, y luego trato de llevarla al tema sobre el cual escribiré. Introducir la frase aleatoria en el tema habitualmente me cuesta dos o tres párrafos, entonces borro la frase y ya habré comenzado. No sé cuántas de mis piezas de teatro han comenzado con frases como “el que a hierro mata a hierro muere” o “camarón que se duerme se lo lleva la corriente”.

Tengo la esperanza de participar de todos los seres humanos.
R.M.: Para Pessoa su ser “participaba de todos los hombres (…) una suma de no-yos sintetizada en un yo postizo. ¿Y para Ud.?

J.C.: Yo, como Pessoa, tengo la esperanza de participar de todos los seres humanos y en muchas ocasiones he manifestado mi preocupación por no conocer las razones de algunas personas, de manera que no siempre puedo comprenderlo todo, y a todos. Pero no creo que el ser humano sea tan maleable como para que uno pueda, incluso deseándolo, convertirse en una suma aritmética de los otros.
Creo que el escritor debe ser alguien que no quiera ni pueda ser como los demás. El que crea que ser escritor es un oficio como cualquier otro podría pensarlo, pero estoy persuadido de que en literatura lo que uno hace es tomar un hecho y tener la capacidad de convertirlo en algo auténtico, diferente. El resultado de cada obra literaria es como las huellas digitales; y las huellas digitales no pueden superponerse porque se produciría un borrón, una mancha ininteligible. Estaría totalmente de acuerdo si se hubiera referido a influencias, acumulación de experiencias, a que somos afectados por el contexto, por el medio social, por la política, pero hablar de un yo postizo es casi un insulto.
Oficio
Evitar: escribir por compromiso, por conveniencia
R.M.: ¿Qué es preciso evitar en literatura?

J.C.: Escribir por compromiso, escribir por conveniencia, ocultar las verdades, en fin, que hay muchas cosas que se deberían evitar, pero se puede resumir en una actitud. Cuando se escribe con honestidad, no hay que preocuparse porque se tenga que evitar algo. Toda idea expuesta con dignidad es respetable y cabe en la literatura, así que no me voy a meter con las ideologías. Escribir por dinero merecería párrafo aparte, pero sería un párrafo demasiado largo. Baste decir que no es un pecado ganar dinero con lo que se escribe. Lo es escribir sólo para ganar dinero.
Leer es la más importante de las acciones para alguien que escribe.
R.M.: Pensemos en estas acciones: escribir, destruir, corregir, editar… ¿Consejos para escritores de novela y teatro?

J.C.: Leer. Creo que leer es la más importante de las acciones para alguien que escribe. De manera que mi consejo es “Leer”, todos los días; “Destruir”, cada vez que sea necesario; “Corregir”, siempre y siendo implacable con los vicios literarios y los caprichos personales; y “Editar”, si con eso la obra gana en coherencia y no para enrarecer lo que se ha escrito y hacerlo supuestamente más interesante.
Identificaciones de la literatura
La filosofía va siempre en contra de la imaginación.
R.M.: ¿Qué coordenadas encuentra entre sueño, filosofía y escritura?

J.C.: Entre el sueño y la escritura hay un vínculo ineludible. Ambos están llenos de símbolos y ficciones que se relacionan con la vida y la hacen más poética, toda vez que amalgaman las experiencias, las fantasías y las necesidades, además de los miedos y las limitaciones. Luego, la literatura y los sueños serán fiestas, a veces orgías, de la imaginación. La filosofía y, sobre todo, los filósofos son los aguafiestas. La filosofía va siempre en contra de la imaginación; se empeña en anular la fantasía; invalida las ilusiones, asesina los mitos… Y no le ha dado a la humanidad ni una solución. No hay dilema filosófico que se haya resuelto sin crear otro.
El trabajo creativo violenta el funcionamiento del cerebro, lo sobreexcita.
R.M.: ¿Es la escritura una salvación ante la neurosis y la locura?

J.C.: Yo creo profundamente en la lucidez como el estado mental idóneo para decir las verdades que queremos o para tomar un grupo de verdades y crear con ellas una mentira que las resuma; que es lo que hacemos todos los que nos dedicamos a la literatura. La neurosis es un estado mental en el cual el individuo rompe con las normas, pero lo atormenta su propia incapacidad para reconstruirse una realidad. Además, esto es algo involuntario. El escritor mira, huele, toca, percibe y devuelve al lector sus sensaciones de todo lo conocido. Durante ese proceso es preciso romper todas las reglas que limiten su percepción de los fenómenos, pero ésta debe ser una ruptura consciente y deliberada.
Es cierto que ha habido muchos casos de magníficos autores atormentados, neuróticos, locos. El trabajo creativo violenta el funcionamiento del cerebro, lo sobreexcita, lo fuerza a trabajar más y a mayor profundidad que el de un trabajador manual. Por eso hay muchos casos de artistas que sufren distintos desórdenes mentales temporales, pero no significa que sean locos. Esta pregunta es una locura. Pero ya que he arriesgado una respuesta hasta aquí te diré que es cierto que se han escrito grandes obras a pesar de la neurosis y ninguna gracias a ella. De modo que no creo que la literatura salve.
Ambos, literatura y sexo, están concebidos para el
goce y eso los emparenta en algún punto.
R.M.: ¿Qué relaciones encuentra entre escritura, sexo y placer?

J.C.: Todos los días se demuestra que tanto escribir como leer producen placer; mientras que la relación entre placer y sexo es más que evidente y constituye el elemento fundamental para la supervivencia de la raza humana. Así sería fácil vincular escritura y sexo. Pero, ¿podemos afirmar que es el mismo tipo de placer? No lo es, pero el asunto se complica porque las reacciones físicas pueden tener alguna similitud. Sí, se parecen. ¿Tendrán alguna relación? Vamos, tampoco habrá que exagerar. Dar a cierta escritura o lectura categoría de orgásmica, debe entenderse como una interpretación poética y no por ser dos actos cuyas reacciones físicas se asemejan, van a ser parte de un mismo género de sensaciones. No obstante, ambos, literatura y sexo, están concebidos para el goce y eso los emparenta en algún punto. Pero queda más por decir sobre el tema. Cuando en una obra literaria se describe un acto amatorio, puede que la lectura provoque estremecimientos que van más allá de lo puramente estético. Cabría preguntar: ¿A algunos nos ha ocurrido aunque no nos atrevamos a confesarlo?

No hay invento mayor que la palabra dicha y escrita.
R.M.: La rapidez del cinematógrafo y de la internet… ¿cómo vincula este mundo de imágenes con la literatura? ¿Hay una crisis de la palabra?

J.C.: Se habla de inventos, de adelantos, de ingeniosos aparatos, pero ninguno se puede comparar en uso y en utilidad con la creación del lenguaje y el sistema de signos y sonidos que sirven para comunicar a los seres humanos. No hay invento mayor que la palabra dicha y escrita. Internet es un soporte electrónico, pero la comunicación se produce mediante la palabra. La fotografía, el cinematógrafo y posteriormente el video y las imágenes transmitidas por Internet, han revolucionado el soporte en que se expresaba el mundo de las imágenes, fijas o en movimiento, y esto incluye el teatro y la danza. Pero la palabra no ha sido ni será afectada, porque no hay imagen que no pueda ser descrita mediante palabras, no hay hecho o emoción que no pueda ser atrapado en una página y transmitido a través de ese antiquísimo lenguaje de signos.
Pero, hablando de Internet y de crisis. A pocas personas en el mundo se les ocurriría colocarse en contra de unos medios que han democratizado la información y han dinamitado el monopolio de cualquier género de verdades. Sin embargo, lo que habría que denunciar es que Internet, si bien no ha producido una crisis de la palabra, sí ha dado lugar a una crisis “en” la palabra. Es vergonzoso cómo este medio, con su vocación de borrar distancias y barreras en la comunicación, permite, como efecto colateral, la proliferación de un paupérrimo uso de la ortografía y la gramática. Y lo peor es que se ha extendido de tal manera el mal uso del lenguaje escrito que sólo mencionarlo suena a pedantería. Creo que, aunque parezcamos pedantes, debemos hablar de esto y, de ser posible, pedirle a los cibernautas que cuiden la manera en que escriben para que un día... Pero no… ese es un sueño demasiado hermoso para que algún día se vuelva real.
Fuera del juego
Creo que nos corresponde cagarnos en Fidel y todo lo que ha deshecho,
pero hacerlo a través de obras bien facturadas a nivel literario.
R.M.: Parto del criterio de que toda escritura es subversiva pero ¿podría ahondar en este concepto y en la relación de escritura y poder bajo regímenes totalitarios?

J.C.: Estoy totalmente de acuerdo con que la literatura es subversiva, aunque no diría que “toda”, porque como dice el refrán “el papel aguanta lo que le pongan” y sabemos que hay escritores, cantautores y artistas en general que escapan de esta clasificación; incluso, cuando en algún momento fueran de los más rebeldes. Pero sí, ya lo creo que la literatura es, y debe ser, subversiva. Aunque no es justo que siempre se hable de ese término en cuanto a subvertir los preceptos políticos, si está demostrado, como diría Augusto Monterroso, que los escritores nos dedicamos a poner en tela de juicio los valores morales del ser humano y no los de los gobiernos, pero los gobernantes son tan egocéntricos que creen que siempre nos estamos refiriendo a ellos, como si fueran los seres más importantes del mundo y los otros no tuvieran derecho ni a tener defectos.
Pero siendo yo cubano y escritor, me imagino por donde viene esa pregunta. Toda la literatura que se ha hecho en Cuba en los últimos tiempos, la honesta, tiene como principal ingrediente la posibilidad de subvertir los valores de un régimen cuyo ideario hace aguas por todas partes. Y de alguna manera uno se siente compulsado, como escritor, a señalar las oquedades de un sistema político fracasado hace mucho tiempo; que ha hecho las cosas demasiado mal para merecer estar en el poder. Sin embargo, esta necesidad de denuncia política, que la historia nos ha puesto delante y que no debemos soslayar, tiene que conjugarse con una muy cuidadosa vocación por trabajarla bien y no dejarnos llevar por el “reclamo de la historia” poniéndonos a escribir literatura urgente en detrimento de la calidad. Creo que nos corresponde cagarnos en Fidel y todo lo que ha deshecho, pero hacerlo a través de obras bien facturadas a nivel literario.

Sin lengua
El hecho de no tener muchas veces con quién conversar,
hizo que me aplicara mucho más a escribir,
lo cual a la larga ha sido positivo.
R.M.: Al llegar a Canadá donde las lenguas principales son inglés y francés: ¿cómo enfrentó el hecho de haberse quedado “sin lengua”?

J.C.: Para mí llegar a Canadá tuvo varios aspectos positivos. El supermercado estaba a la vuelta de la esquina y, aunque muchos se empeñen en negarlo, es importante comer bien y sin preocupaciones para crear. Pero, además, el cambio de país y de lengua trajo consigo que, como no encontraba la respuesta a todas las preguntas, pues me las respondía a mí mismo. Claro, que no siempre eran respuestas exactas. En muchas ocasiones tuve que usar la imaginación y me creé una ficción para explicarme algo que antes no conocía. Pero, ¿quién ha dicho que para vivir hay que tener todas las respuestas? ¿No es más poético alimentarse de fantasías? Por otra parte, el hecho de no tener muchas veces con quién conversar, hizo que me aplicara mucho más a escribir, lo cual a la larga ha sido positivo.
Pero el problema con mi llegada a Canadá va más allá; y es que primero tuve que aprender francés y vivir en ese idioma; pero hace apenas dos años me moví de una ciudad a otra y estoy volviendo a comenzar, esta vez en inglés. En fin, problemas del emigrante.

el exilio es para el destierro lo que es el suicidio para la muerte;
o sea, que en ambos casos tienen la condición de ser voluntarios
pero igual de inmolantes.
R.M.: ¿Cómo define el “exilio” un escritor, es decir, una persona acostumbrada a vivir diferentes exilios e inxilios, incluso, en su propia tierra?

J.C.: Para mí la palabra “exilio” es un sinónimo amable de “destierro”. Además, se supone que el exilio es para el destierro lo que es el suicidio para la muerte; o sea, que en ambos casos tienen la condición de ser voluntarios pero igual de inmolantes. Por supuesto, que para un escritor irse a otro país es separarse de sus lectores, eso lo tienen muy bien calculados los dictadores, y esa separación es, por naturaleza, terreno árido para la creación. El inxilio es diferente en tanto es la separación o el silencio literario sin que medie la distancia geográfica. En mi caso particular, por supuesto que pasé por un largo inxilio, no siempre y exclusivamente por razones políticas, aunque ellas siempre sirvieran de pretexto. Sin embargo, lo curioso es que mi exilio no comenzó el día que salí de Cuba, sino el día que dije que no me daba la gana de defender a un gobierno, pensando que estaba defendiendo a mi país.
No hay que aguzar demasiado la vista para ver que la misión de España
en la Unión Europea es recuperar a América Latina como mercado,
volver a ser la Madre Patria, y convertirnos en euro-dependientes.
R.M.: ¿Cuáles son los síntomas y gestiones de la literatura hispanoamericana (y cubana, claro) en el Siglo XXI?

J.C.: Obviamente, el boom de la novela latinoamericana ya pasó y creo que la narrativa de este continente está reorientándose y andando a tientas en diversos temas y formas, pero en este justo instante ya no se considera la novela latina a la altura de las últimas décadas del pasado siglo. Pero esto no sólo tiene su razón y resonancia en lo puramente cultural. También la integración de Europa en una comunidad económica, a la cual pertenece España, está influyendo. No hay que aguzar demasiado la vista para ver que la misión de España en la Unión Europea es recuperar a América Latina como mercado, volver a ser la Madre Patria, y convertirnos en euro-dependientes. Las grandes editoriales españolas han tomado por asalto el mercado de todos los países de habla hispana y a través de ellas es que salen a la luz las obras de los autores de cada país. De manera que es desde las editoriales españolas que se está dictando en estos momentos los cánones de qué se publica y, por tanto, qué se lee en nuestra lengua. A los escritores cubanos no nos queda otra alternativa que publicar en alguno de estos países y eso ha hecho que muy buenas obras cubanas se vean condenadas a la gaveta cuando los editores de las sucursales tratan de hacer un balance entre los nacionales y los cubanos que se publican.
Antes de terminar
Creo que el desafío de los escritores de esta literatura es encontrar
nuevos temas que se vinculen con la problemática particular del mundo gay
y escribir sobre esos temas, porque hacer literatura en la cual los personajes son homosexuales no constituye una literatura homo-erótica.
R.M.: Una definición para el concepto literatura homo-erótica…

J.C.: Creo que esta literatura nos coloca ante una condición humana que antes, por ser un tema tabú en la sociedad occidental, nos llevaba a comportarnos con recelo y hasta con rechazo ante seres humanos que pueden ser magníficas personas. Si hemos sido capaces de hacer que nuestra mente evolucione en otros aspectos, es imposible no entender que esa orientación sexual es tan natural como las otras ya conocidas y aceptadas. Claro, tampoco nos caigamos de culo en el extremo opuesto y pretendamos que alguien porque sea gay es automáticamente buena persona; que hay de todo en todas partes. Yo, por ejemplo, tengo varios homosexuales entre mis mejores amigos, y tengo otro que es intrigante. Pero ya comprendí que el intrigante lo es no porque sea gay, sino con independencia de ello. ¿Nadie conoce un heterosexual intrigante?
Hasta ahí hablé de la orientación sexual. Ahora hablemos de la literatura homo-erótica. El problema técnico de este tipo de literatura es que “ser gay” no es un tema como tal. La discriminación, por ejemplo, sí lo es. De manera que si uno lee una novela en la cual se discrimina a una persona por ser gay, estará leyendo una novela sobre la discriminación. Creo que el desafío de los escritores de esta literatura es encontrar nuevos temas que se vinculen con la problemática particular del mundo gay y escribir sobre esos temas, porque hacer literatura en la cual los personajes son homosexuales no constituye una literatura homo-erótica. Puede que con esta respuesta me busque un tremendo lío y me empiecen a acusar de homofóbico. Nada de eso. Sólo habría que comprender que se trata de un asunto técnico.

Una ley que obligara a los ciudadanos a leer so pena de muerte.
R.M.: ¿Una pregunta que siempre le haya martillado…? ¿Una posible respuesta para la misma?

J.C.: La pregunta que más me ha martillado durante los últimos años es: ¿Cuál es el problema fundamental del escritor en nuestros días?
La respuesta es evidente: Nuestro más grave problema es conseguir lectores. El escritor trabaja para ser leído, pero en nuestros días es muy difícil que alguien nos lea. Hace menos de un siglo, el plagio era una de las preocupaciones de los autores. Hoy no. Haga la prueba: Deje, como por descuido, ejemplares de su más preciado manuscrito en todos los Cafés de su ciudad y puede estar seguro de que al final del día todos irán a parar a la basura sin que un sólo ser se haya molestado en abrirlo siquiera. Tengo amigos a los que les he dado una obra mía y un año después me han confesado que aun no han tenido tiempo de leerla. He visto ofrecerle literatura, original y bien escrita, al editor principal de una revista; y el hombre la ha rechazado porque no tiene tiempo de leer todo lo que le envían. Si los escritores fuéramos un sindicato deberíamos defender la implantación de una ley que obligara a los ciudadanos a leer so pena de muerte. Así, tal vez, podríamos vivir de lo que escribimos.

Un creador lleno de propuestas

8.14.2010

AKUARA TEATRO: FLORES NO ME PONGAN

Tengo el placer de invitarlos a la puesta en escena del monólogo Flores no me pongan que escribí en el 2006. Con la actuación de Miriam Bermudez y la dirección de Yvonne Arenal, la obra se presentará en la sala de "Havanafama Teatro Estudio" SOLAMENTE POR 2 FINES DE SEMANA: 13, 14, 20 y 21 de NOVIEMBRE. (Viernes y Sábados) a las 8:30 PM. 752 SW 10 Ave. Las reservaciones comenzarán desde finales del mes de Octubre. Boletos $20.00. descuentos por grupos y mayores de 65 años. Para más información, visita Akuara Teatro

Puede adelantarse y hacer una lectura online del monólogo en Baquiana. Gracias!!

En Flores no me pongan (2006) recreo, a partir del Diario de Virginia Woolf, algunas reflexiones de la avanzada escritora inglesa. Los minutos correspondientes al suicidio de Woolf, a través de la actuación de Miriam Bermúdez y la dirección de Yvonne López Arenal, muestran la conmovedora manera en que Virginia Woolf estuvo vinculada con su tiempo histórico. Un vínculo clave para reactualizar una Virginia múltiple, capaz de representar tanto a sujetos marginados del pasado como del presente. Localizada dentro de dos épocas y lugares diferentes: la Europa de la II Guerra Mundial y la Guerra de Estados Unidos contra Iraq, Virginia Woolf destruye ideas religiosas y prejuicios sociales, mientras interpreta el papel de una mujer desesperada que dentro de la muerte afirma la vida contra toda esperanza.

Sobre su biografía:


La única grabación de su voz:

Escenas provenientes de Las horas:

 

8.10.2010

La mente humana siempre necesitará palabras

Entre 10 y 15 (Rita Martin entrevista a Amir Valle)

Grafoscopio inicia (o continúa) un viejo y soñado proyecto: una conversación con creadores cubanos y latinoamericanos sobre la escritura, el oficio de escritor, el exilio o inxilio, los regímenes totalitarios, y las preguntas que los escritores y artistas se hacen más allá de políticas que parecen eternas pero que sabemos temporales y finitas, a diferencia de la memoria humana que salva la literatura y el arte.

Hoy, con nosotros, Amir Valle.

Razones para la escritura

No puedo definirte qué significa escribir pero sí sé que cuando no lo hago ni yo mismo me soporto



R.M.: ¿Por qué se escribe? ¿Qué significa escribir?
A. V.: Recuerdo perfectamente que escribí lo que puedo considerar mi primera historia cuando tenía 7 años y terminé de leer Las aventuras de Tom Sawyer. Había algo en aquel libro que me gritaba “escribe, Amir, escribe”, quizás porque yo vivía entonces en un ambiente muy similar al de Tom Sawyer, en un pueblito de Holguín llamado Antonio Maceo, con un río, grandes bosques, un central y tenía historias muy parecidas. Seguí la orden de esa voz y escribí, no recuerdo qué, pero no puedo olvidar ese momento de iluminación. Seguí haciéndolo por placer, leyendo la amplísima biblioteca de mis padres, maestros, y marcando mi horrible letra en cuadernos que guardé muchos años hasta que conocí a Aida Bahr y a José Soler Puig que fueron quienes me mostraron que escribir era mucho más que un placer onanista. No puedo definirte qué significa escribir pero sí sé que cuando no lo hago ni yo mismo me soporto.

Todos mis libros nacen de la rebeldía.
R.M.: ¿Cuál fue el origen de libros como Tiempos en cueros y Yo soy el malo?
A.V.: Todos mis libros nacen de la rebeldía. Lo he venido a descubrir ahora, con 43 años, cuando entrevistas como ésta me han puesto a pensar en la génesis de lo que he escrito. En el caso de estos dos, que fueron mis primeros libros armados conscientemente con esa estructura y también mis primeros libros premiados y publicados, nacieron del mal sabor que me quedó cuando leí El niño aquel, de Senel Paz. Yo, hijo de los maestros del pueblo y nieto de unos abuelos ricos, era un “niño bien”, tuve todos los libros que quise, todos los juguetes que mis padres pudieron darme o hacerme (mi padre, que era carpintero ebanista antes del 1959, me hizo muchos juguetes), vivía en una de las mejores casas del pueblo y, además, era hijo único y muy mimado, no tuve esa ingenuidad (casi hasta llegar a la tontería) de los cuentos de Senel. Esos dos libros nacieron de eso, de la rebeldía ante lo que creía un invento porque ni yo ni mis amigos éramos así de ingenuos… había mucha picardía en nosotros, mucho doble sentido e, incluso, mucha maldad. Así escribí Tiempo en cueros y luego, otra vez por rebeldía, por soltar mi inconformidad con muchas cosas que viví como adolescente o en la Universidad, escribí Yo soy el malo, que inicié con varios cuentos de mi anterior libro. Esos libros, además, me traen grandes recuerdos: Tiempo en cueros ganó el Premio 13 de Marzo (muy importante en aquellos años), Yo soy el malo fue Primera Mención del también importante Premio David y me permitió comenzar la larga hermandad literaria y personal que me unió al escritor Guillermo Vidal, que ganó el Premio David ese año.

la vida de los cubanos, en la isla y en el exilio, ha estado gravitando desde hace más de 50 años en torno a la enferma alucinación de un hombre.
R.M.: ¿Por qué Las palabras y los muertos?
A.V.: Lo he contado en alguna otra entrevista. Soy un coleccionista rabioso: poseo quizás la colección más grande que existe de cuentos de Pepito (más de seis mil en estos momentos) y como amante de la Historia (así, con mayúsculas) me dediqué durante varios años a recoger pequeñas historias, anécdotas, etc, sobre lo que pensaba la gente humilde, la gente de a pie acerca de “La Historia Patria”. Durante varios años desde que comencé la universidad en 1984 y hasta finales de los años 90 recopilé todo ese material y justamente el escritor Guillermo Vidal, en una de sus usuales visitas a mi casa, se sentó en mi computadora, abrió la carpeta “La Otra Historia” y se puso a leer. Al rato, se viró hacia mí y me dijo: “¿te has dado cuenta de que tienes aquí una novela histórica sobre la otra cara de la historia?”. Lo más intrigante, casi triste, vino meses después, cuando decidí organizar cronológicamente las historias que había recopilado y me di cuenta de que todas tenían que ver directamente con Fidel Castro. Fue molesto, jodido, porque eso me acabó de reafirmar la veracidad de una idea que todavía hoy me incomoda: nuestra vida, la vida de los cubanos, en la isla y en el exilio, ha estado gravitando desde hace más de 50 años en torno a la enferma alucinación de un hombre, Fidel. Y esa molestia me hizo rebelarme y decidirme a escribir, a pesar de los riesgos, esa novela. Se llama así porque, de muchos modos, la manipulación a la que hemos sido sometidos los cubanos está armada sobre esos dos términos: palabras y muertos.

en la novela, ciertamente, es una larga espiración hasta que pongo el punto final.
R.M.: ¿Cómo describiría el proceso creativo en Ud.? ¿Se debe hablar de esa desprestigiada palabra que es la inspiración o de espiración? ¿Estar dotado es perderse como decía Jean Cocteau?
A.V.: Creo que el periodista que soy, pues estudié esa carrera y amo al periodismo como oficio, le impone al proceso creativo dos etapas: una vez que surge la idea, como en casi todos los casos se trata de algo bastante anclado en la realidad, paso un largo tiempo investigando, leyendo sobre el tema y recopilando información. Después, cuando ya creo tener suficiente material para dar vida literaria propia a la historia elegida, viene el proceso escritural que no suele demorar mucho. He tenido la suerte de poder vivir de mis libros y del prestigio que he ganado como escritor en estos últimos 5 años y eso me ha permitido dedicar casi toda la mañana a la escritura, de modo que avanzo mucho. La inspiración, en mi caso, se aposenta más en el cuento… en la novela, ciertamente, es una larga espiración hasta que pongo el punto final.

Soledad y multiplicidad

me dedico a leer, a investigar con más tiempo sobre temas que luego se convertirán en libros
R.M.: ¿Cómo supera los malos momentos de bloqueo o página en blanco?
A.V.: Cuando, a los 21 años, bien lo recuerdo, tuve mi primer bloqueo, creí que me moría. Pero el escritor Eduardo Heras León me dio un consejo que me guía hasta hoy: “debes entender, querido Amir”, me dijo, “que esos procesos ocurren cuando las lagunas de conocimiento del escritor deben llenarse. Es como si tu cerebro te pidiera a gritos que lo dejes llenarse de nuevas experiencias, nuevas emociones, nuevas lecturas, para poder seguir escribiendo”. Desde entonces, cuando llegan esos momentos me dedico a leer, a investigar con más tiempo sobre temas que luego se convertirán en libros, me hundo en nuevos proyectos literarios o periodísticos…cosas así.

los cubanos cargamos con una obligación impuesta por las circunstancias históricas: se nos mira, se nos clasifica, se nos analiza, se nos entiende (o no se nos entiende)
R.M.: Para Pessoa su ser “participaba de todos los hombres (…) una suma de no-yos sintetizada en un yo postizo. ¿Y para Ud.?
A.V.: De algún modo estoy de acuerdo, aunque también creo que el escritor se pasa la vida huyendo de esa posible circunstancia de ser una suma de otros hombres, una especie de pastiche de otras individualidades. La obsesión de Pessoa de cambiar de piel en su obra y hasta en su vida es una prueba de esa necesidad de huir.
En mi caso particular, lo he dicho otras veces, gravita esa verdad: cada hombre es la suma vital de la experiencia acumulada por él y por quienes le antecedieron sanguínea y biológicamente hablando, y es, además, un espejo donde se reflejan muchas luces y sombras de ese entorno histórico, geográfico y político en el cual ha nacido y respira. Pero, también, los cubanos cargamos con una obligación impuesta por las circunstancias históricas: se nos mira, se nos clasifica, se nos analiza, se nos entiende (o no se nos entiende) desde la perspectiva histórica de lo que ha significado nuestra pequeña islita para la Gran Historia del mundo moderno. Eso refuerza aún más ese espíritu de multiplicidad, esas otredades añadidas a nuestra esencia, que carga con naturalidad, sin notarlo, cada ser humano. Y eso, por supuesto, al menos a mí, me ha impuesto una rabia mayor a la hora de luchar por ser cada día más Amir Valle, el tipo imperfecto y lleno de defectos que soy, que además de cubano es un hombre como cualquier otro.

Oficio

regresa a tu texto con la misma saña con la que uno, como ser humano, quiere corregir, perfeccionar, lo que creemos que otros han hecho mal
R.M.: Pensemos en estas acciones: escribir, destruir, corregir, editar… ¿Consejos para escritores de (novela/poesía/o ambas)?
A.V.: Les doy el mismo consejo que me dio José Soler Puig a mis 17 años y que luego, con otras palabras, me repitió Eduardo Heras León. Vendría a ser algo así: “cuando te sientes a escribir tienes que creer que no existe en la tierra escritor más genial y más grande que tú; tienes que creer que lo estás escribiendo es lo más grande que ha escrito un ser humano… pero cuando hayas terminado de escribir tienes que repetirte, hasta creértelo, que no existe en la tierra nadie más comemierda que tú y que lo que has escrito es lo más imperfecto que jamás se ha escrito. Cuando hayas superado la emoción del parto escritural, regresa a tu texto con la misma saña con la que uno, como ser humano, quiere corregir, perfeccionar, lo que creemos que otros han hecho mal”.

evita escribir para hacer el mal

R.M.: ¿Qué es preciso evitar en literatura?
A.V.: Escribir para hacer el mal. La maldad ha sido siempre sólo un gran tema, no ha sido jamás un arma en el arte.

mis obras literarias están apuntaladas por esas dos circunstancias: la mirada periodística más la investigación

R.M.: ¿Cómo ha transitado entre historia, periodismo, literatura y ese no-género que es el testimonio?
A.V.: El problema está en que amo la historia, el periodismo, la literatura (e incluyo aquí el testimonio que es, para mí, literatura). Y mi problema está en que nunca me ha dado problema saber cuándo debo utilizar uno y otro, aunque te repito que en los tres casos el proceso creativo es el mismo que ya expliqué antes. Soy periodista, me considero un profundo conocedor de la historia del mundo (bastante horas nalga me ha costado, por cierto) y mis obras literarias están apuntaladas por esas dos circunstancias: la mirada periodística más la investigación y el conocimiento del presente y el pasado del tema que narro en materia histórica.

Identificaciones de la literatura

una salvación a la desmemoria de la raza humana
R.M.: ¿Es la escritura una salvación ante la neurosis y la locura?
A.V.: En muchos casos lo es. Pero creo que todavía más es una salvación a la desmemoria de la raza humana y a la aplastante invisibilidad a la que están condenados la inmensa mayoría de los seres humanos cuando abren los ojos a la vida.

como cristiano creo que todo lo que sueñes con fe se hará realidad

R.M.: ¿Qué coordenadas encuentra entre sueño, filosofía y escritura?
A.V.: Es un tema que me apasionó siempre y que ahora, viviendo en Alemania, he podido retomar con la suerte de poder palpar en su lengua y en su esencia vital el espíritu de los primeros hombres que intentaron explicarse esas tres categorías a través de la filosofía. Es, también, un tema que merece un libro, quizás más, pero te resumiré lo más brevemente posible mi experiencia vital con esas tres palabras: soñar ha sido plantearme metas para mi vida futura (y como cristiano creo que todo lo que sueñes con fe se hará realidad); esos sueños, para concretarse en hechos, se han conectado directamente a la filosofía de vida que me ha dado esa experiencia siempre única que es vivir y todos esos sueños (incluso aquellos que todavía no he logrado) y toda esa filosofía está en cada una de mis obras. Aunque parezca pretencioso, quien quiera conocer al verdadero Amir deberá buscar esos sueños, esa filosofía en la obra literaria que he ido dejando cada vez que, como te dije, alguna rebelión interior me ha lanzado a escribir.

jamás me oirás comparar orgasmo y placer, que por cierto, son dos estadíos (sensorial y biológicamente hablando) absolutamente distantes y distintos.
R.M.: ¿Qué relaciones encuentra entre escritura, sexo y placer?
A.V.: Sinceramente, ninguna. Son tres expresiones bien distintas de la racionalidad humana, aunque quizás alguien pueda confundir las sensaciones que cada una provoca. Relacionar estos tres términos es, sobre todo, simplificar demasiado sus múltiples significaciones. Se pueden relacionar, claro, pero sólo en lo epidérmico, en lo esencial, en uno de sus planos más superficiales: el de las sensaciones. Pero jamás me oirás decir, como he oído por ahí, que cuando uno termina de escribir algo bueno se siente un orgasmo (yo prefiero llamar a ese momento “iluminación”, cristianamente hablando). Y jamás me oirás comparar orgasmo y placer, que por cierto, son dos estadíos (sensorial y biológicamente hablando) absolutamente distantes y distintos.

La mente humana siempre necesitará palabras
R.M.: La rapidez del cinematógrafo y de la internet… ¿cómo vincula este mundo de imágenes con la literatura? ¿Hay una crisis de la palabra?
A.V.: La internet es también, y sobre todo, palabra. Ante estas preguntas yo intento siempre recordar que grandes conocedores del tema (Hauser, Bloom, Orson Welles, Woody Allen, y hasta Bill Gates, por mencionar a los que ahora me vienen a la mente) han dicho que jamás podrá prescindirse de la palabra porque cada imagen tiene que ir a un significado lingüístico para poder concretarse en la mente humana. Es un proceso automático de la mente que, a fines de los 80, en la Europa donde se imponía la pintura abstracta se explicó del modo más simple y cierto: ante un cuadro abstracto, por más complejo que sea, la mente buscará palabras para explicárselo y entenderlo. ¿La conclusión? La mente humana siempre necesitará palabras para comunicarse, aún cuando no las utilice. Y la internet es eso: palabras, imágenes (es decir, más palabras), lenguaje cibernético (que siempre necesitará utilizar la palabra para concretarse), etc… El cine y todas sus modalidades, la internet y todas esas otras posibilidades comunicativas que hemos visto surgir en estas tres últimas décadas son simplemente enriquecimientos del ámbito de la palabra. Toda esa revolución técnica afecta al continente de la palabra, es decir, a la forma en que volcamos esas palabras, pero no a lo que puedo llamar “el poder eterno de la palabra”.

Fuera del juego
ninguna literatura derriba gobiernos, pero como bien dices, subvierte la mente.
R.M.: Parto del criterio de que toda escritura es subversiva pero ¿podría ahondar en este concepto y en la relación de escritura y poder bajo regímenes totalitarios?
A.V.: Es algo probado, históricamente: ninguna literatura derriba gobiernos, pero como bien dices, subvierte la mente. Ese es el real poder de la literatura. Y los que detentan el poder, sea el sistema que sea, se cuidan mucho de ese poder porque saben que es como una corriente de rebeldía subterránea que, como toda rebeldía individual, algún día puede estallar si se deja correr. Yo lo he vivido con mi literatura: mientras escribí en Cuba cuentos y obras que no criticaban o criticaban lo que estaba permitido criticar, se me consideró (voy a citar palabras de altos funcionarios cuyos nombres no merecen ser mencionados) “un gran valor de las letras cubanas” o “un escritor maduro, talentoso, prolífico”, pero cuando decidí contar la historia que yo veía en la cotidianidad marginal del barrio Centro Habana, donde viví hasta que salí de Cuba, y publiqué en otros países (porque en Cuba no quisieron publicarla a pesar de mis intentos) las novelas que forman la serie El descenso a los infiernos sobre casos reales de droga, prostitución infantil, intolerancia hacia la homosexualidad, tráfico de personas y de influencias… entonces me convertí en (y cito otra vez las palabras de los mismos funcionarios) “un escritor realmente menor que ha vendido su pluma al oro imperialista” o “un escritor mediocre a quien premian por escribir contra su patria”.

Sin lengua
como pez en el agua.
R.M.: Al llegar a Alemania donde el español no es la lengua principal: ¿cómo enfrentó el hecho de haberse quedado “sin lengua”?
A.V.: Al contrario, descubrí una nueva lengua y hoy mi lengua madre es más rica, más amplia, más específica para muchas cosas. Ya conocía el inglés y eso fue un descubrimiento, pero con el alemán me ha sucedido algo apasionante. Debo decir, si quiero ser honesto, que descubrí por qué razón la filosofía fue tan grande en Alemania: el alemán es una de las lenguas más ricas del mundo y eso me ha hecho regresar al español buscando esas otras muchas significaciones que, también, el español tiene y que no notamos muchas veces. Si a eso le sumas que en Alemania he publicado siete de mis novelas, podrás entender que aquí me siento como pez en el agua.

Enriquecimiento. Eso ha sido para mí el exilio.
R.M.: ¿Cómo define el “exilio” un escritor, es decir, una persona acostumbrada a vivir diferentes exilios e inxilios, incluso, en su propia tierra?
A.V.: Enriquecimiento. Eso ha sido para mí el exilio. He tenido la posibilidad de viajar sin trabas adonde quiera que me han invitado, conocer muchos países que ni imaginé visitar, enfrentarme a otras culturas, codearme con intelectuales y personas de a pie de muchos sitios del mundo. Y, ¿por qué no?, vivir en carne propia las dolorosas circunstancias de muchos cubanos que hoy están en el exilio. En mi caso, te recuerdo que yo no me exilié… yo fui desterrado; aprovecharon uno de mis viajes a Europa (justamente para presentar una de las novelas censuradas en Cuba) y decidieron que era mejor que mi mal ejemplo de independencia intelectual estuviera lejos de los cientos de jóvenes escritores cubanos que acudían a mí para pedir mi guía y consejo literario, incluso, en momentos en que, como bien dices, vivía inxiliado en Cuba. No me dejaron regresar. Estuve más de un año exigiendo regresar y hasta hoy no ha habido respuesta. Y así, con toda esa dura experiencia de desterrado (bien distinta en muchas cosas a la experiencia del que decide irse de la isla), también me he visto crecer como ser humano, como escritor y como intelectual.

Hay que derribar ese muro que han alzado entre nosotros.
R.M.: ¿Qué cree de la literatura escrita “en el adentro” y “el afuera” de la isla?
A.V.: Es un invento de quienes quieren dividirnos: la literatura cubana es una sola. Martí no es menos cubano porque la mayor parte de su obra se escribió en el exilio. Lo mismo sucede con Cabrera Infante, o con Carpentier, o con un largo listado. He dicho muchas veces que, por ejemplo, nadie divide la literatura en lenguas nativas escrita en la India o en Inglaterra: es una sola literatura. Se pueden poner muchos ejemplos por el estilo. Esas divisiones sólo se aplican en aquellos países que, ¿casualidad?, tienen un credo socialista. Hace un par de meses escuché a un gran escritor venezolano hablar de que el gobierno chavista ha dividido las letras venezolanas también en un “adentro” y un “afuera”. Y lo mismo escuché en un Festival Internacional de Literatura de Berlín cuando varios escritores chinos, residentes en Estados Unidos, Inglaterra y Alemania, hablaban de esos “adentros” y “afueras”. Hay que derribar ese muro que han alzado entre nosotros.
Lamentablemente, allá en la isla y acá en el exilio, hay muchos escritores con resentimientos, odios, heridas, y tienen razón pues todo eso ha tenido bases reales, situaciones muy duras, pero mientras no echemos a un lado esas heridas y esos odios (que yo, por cierto, también cargo) estaremos cediendo espacio a quienes nos han dividido y se gozan de nuestra división.

ya no es necesario (como sí fue décadas anteriores) seguir gravitando como satélites de la metrópoli (España, Portugal) para alcanzar la notoriedad intelectual.
R.M.: ¿Cuáles son los síntomas y gestiones de la literatura hispanoamericana (y cubana, claro) en el Siglo XXI? ¿Cuáles para la literatura latina in USA?
A.V.: No me atrevo a decírtelo ahora porque es algo muy amplio y porque desconozco, por ejemplo, la mayoría de la “literatura latina” en Estados Unidos. Pudiera hablarte de uno sólo de esos síntomas, algo que he notado en mis numerosos contactos con escritores latinoamericanos y españoles de la actualidad: hay en la mayoría de estas obras una profunda reflexión crítica sobre la sociedad latinoamericana y la supuesta modernidad que habitamos. Y, también, existe un consenso de que ya no es necesario (como sí fue décadas anteriores) seguir gravitando como satélites de la metrópoli (España, Portugal) para alcanzar la notoriedad intelectual.

Antes de terminar
literatura que apela a la sexualidad y a sus mecanismos como instrumentos de la racionalidad humana.
R.M.: Una definición para el concepto literatura erótica…
A.V.: Es aquella literatura que apela a la sexualidad y a sus mecanismos como instrumentos de la racionalidad humana (aquí queda descartado lo pornográfico porque el porno es más animal que racional) para trasmitir una reflexión sobre cuanto nos hemos alejado (o cuánto nos falta alejarnos) de ese animal que biológicamente somos y que, como animal al fin y al cabo, copula sólo por instinto.

¿Estaremos solos en el Universo?

R.M.: ¿Una pregunta que siempre le haya martillado…? ¿Una posible respuesta para la misma?
A.V.: ¿Estaremos solos en el Universo? ¿La posible respuesta?: No lo creo, Dios es demasiado perfecto para haber hecho solamente a unos seres tan imperfectos y biológicamente aburridos como nosotros.

Amir Valle (Cuba, 1967). Escritor, Ensayista, Crítico Literario y Periodista. Ha obtenido importantes premios literarios en la Isla y en países como Colombia, República Dominicana, Alemania y España en los géneros de ensayo, cuento y novela. Ha publicado más de una veintena de títulos de cuento, novela, ensayo y testimonio. Saltó al reconocimiento internacional por el éxito en España de su serie de novela negra El descenso a los infiernos, sobre la vida actual en Centro Habana, integrada por Las puertas de la noche (España, 2001; Puerto Rico, 2002 y Alemania, 2005), Si Cristo te desnuda (Cuba, 2001; España, 2002 y Alemania, 2006), Entre el miedo y las sombras (España, 2003 y Alemania, 2007), Santuario de sombras (España, 2006 y Alemania, 2008) y Largas noches con Flavia (España, 2008). Su novela Las palabras y los muertos obtuvo el Premio Internacional de Novela Mario Vargas Llosa 2006. Su libro Jineteras obtuvo el Premio Internacional Rodolfo Walsh 2007, a la mejor obra de no ficción publicada en lengua española durante el 2006. Santuario de sombras se alzó con el premio NOVELPOL de los lectores españoles a la mejor novela negra publicada en el 2006 en España y en el 2008 obtuvo el Premio Internacional de Novela Negra Ciudad de Carmona, de España, con su obra Largas noches con Flavia. Su obra narrativa ha sido elogiada, entre otros, por escritores como Augusto Roa Bastos, Manuel Vázquez Montalbán y Mario Vargas Llosa. Acaba de publicar una historia novelada sobre la capital cubana: La Habana. Puerta de las Américas (alMED Ediciones, España, 2009).

Encuestas/Entrevistas © Rita Martin


Presentación de Amir Valle de Antonio Alvarez Gil:

Razones de un escritor:

8.04.2010

Nuevo número de Linden Lane Magazine

Para adquirir el nuevo número de LLM, acceda al blog de su editora, la escritora y periodista Belkis Cuza Malé, o escríbale a: BelkisBell@aol.com
Belkis, gracias por este trabajo de 3 décadas!!!


Aquí está el nuevo número de LLM. Un esfuerzo que, como siempre, no ha podido realizarse sin la ayuda de Dios. Como verán, es un homenaje a la extraordinaria obra pictórica de Gina Pellón, artista cubana que reside en París desde 1959 y que ha triunfado por encima de todas las espectativas.

Agradezco al curador y crítico de arte, Gustavo Valdés, su colaboración especial en el homenaje, al igual que la de Zoé Valdés por su hermoso texto sobre Gina.
Comparten este volumen los poetas Rubí Arana (nicaragüense radicada en Miami), Carlos Pintado, Joaquín Gálvez y Joaquín Badajoz. Y los escritores, cubanos todos, Orlando Jiménez Leal (director de cine, y co autor de la famosa PM), sobre Carlos Franqui; Armando Valdés Zamora, residente en París (recordando a Juan Arcocha); el cuentista Augusto Lázaro (desde Madrid); Mireya Robles (con un nuevo capítulo de su Diario de Sudáfrica); Fausto Canel (director de cine, entre sus films está la legendaria Desarraigo)sobre el cine cubano de los 60; Juan Carlos Recio (evocando sus vivencias en la Camajuaní del Muro de los Lamentos); Diana Alvarez Amell (ensayista y profesora en Seton Hall, NJ) con un texto especial tras su encuentro y entrevista con el español Vicente Botín, autor de Raúl Castro: La pulga que cabalgó al tigre, y Armando de Armas, con la presentación que hiciera en marzo del poemario Cuaderno de campo,de Armando Alvarez Bravo. Además de las ilustraciones de Gina Pellón que engalan este número, nos acompañan algunas de las pinturas de Eneida Banegas, joven y talentosa artista hondureña, residente en Miami.
El nuevo LLM puede ser adquirido directamente en la imprenta, haciendo click más abajo en el enlace de MagCloud, para lo que tendrán que usar tarjeta de crédito o PayPal, o para obviar esos trámites, pueden solicitarlo directamente aquí, escribiéndome a BelkisBell@Aol.com, y con gusto les haré llegar un ejemplar, previo envío de cheque o money order, por la cantidad de $12.00, lo que incluye ya los gastos de envío y correo.
Un abrazo a todos, queridos colaboradores y amigos, queridos lectores de LLM.
Dios nos siga bendiciendo,
Belkis